Las comunidades hablan de hasta 40 niños muertos en agosto por un brote infeccioso y falta de atención médica oportuna.
La semana pasada, una niña de cinco años, de la comunidad indígena Woundeko del Chocó, viajó con su familia desde su resguardo hasta la cabecera municipal de Istmina para ser atendida por problemas de vómito y diarrea que tenía hace varios días. Luego de un viaje de siete horas en lancha fue atendida en urgencias, pero los médicos no alcanzaron a remitirla a una atención de segundo nivel cuando la revisaron y la niña falleció.
Este es uno de los casos de muertes trágicas de niños indígenas que sucedieron en agosto en Chocó, todos con síntomas parecidos y un diagnóstico médico de gastroenteritis infecciosa por consumo de alimentos en descomposición o agua contaminada. Los afectados son de las comunidades de Unión-San Cristóbal, Taparalito y Marcial, y aunque algunos medios reportaron 12 muertes de niños el pasado mes, en las comunidades se habla de 30 a 40.
Lino Membora, vocero de las comunidades indígenas de Chocó, nos explicó que uno de los factores para que esto suceda es la lejanía de las comunidades a las cabeceras municipales y por consiguiente a los centros de salud. Todos los viajes se hacen por río, en lanchas, y los traslados se pueden demorar más de 7 horas. Moverse, además, no es barato, pues un viaje puede valer hasta 800.000 pesos y las comunidades no están en condiciones de pagarlos.
El vocero también criticó el sistema de salud del departamento del Chocó, el cual, dice, no garantiza prevención a las enfermedades ni una atención oportuna y eficaz: “Tenemos la dificultad de que el sistema de salud en el Chocó es precario en su atención. No hay acciones preventivas para que estas comunidades tengan control y no hay brigadas de salud. Consideramos que el sistema y las EPS no están respondiendo a sus afiliados como deberían”, contó Lino.
Según Lino, “en Istmina, uno de los municipios donde más niños enfermos se han reportado, ya se deberían haber hecho cuatro brigadas de salud en lo que llevamos del año, pero hasta el momento de la muerte de los niños no se había realizado ni una”.
Luisa Chavarro, habitante de Istmina, opinó que “la responsabilidad de un niño es de sus papás, pero cuando a ellos no se les da las herramientas de conocimiento y práctica para lograr el bienestar de sus hijos es difícil. No culpo a las comunidades. Ven que un niño está enfermo, pero no hacen nada porque tampoco pueden pagar un flete que les puede salir muy caro para que lleguen a un hospital y les den un acetaminofén”.
Otro problema, de acuerdo con Lino Membora, es que hay escasez de medicamentos en la región, y que hasta el suero es difícil conseguirlo, siendo este un insumo clave para el tratamiento de la gastroenteritis. En las comunidades, según nos cuenta, hay personas con conocimiento en primeros auxilios, enfermería y atención médica, pero “sin una gota de medicamento” es difícil atender a los enfermos.
Las comunidades también le habían solicitado hace dos años a la Secretaría departamental de Salud y al Ministerio de Salud la capacitación en el Sena de 96 enfermeros para los resguardos, y se llegó a mencionar la creación de 99 puntos estratégicos de atención en salud para las 460 comunidades indígenas del Chocó, pero el proyecto quedó en veremos y nunca se ejecutó.
Cuando consultamos con la Secretaría de Salud de Istmina, nos dijeron que cuando se enteraron de la situación de los niños llamaron a una reunión extraordinaria en la que se concretó que la Cruz Roja haría entrega de medicamentos y se conformó una brigada de salud que incluye miembros del Ministerio de Salud que están viajando a las comunidades, entregando reportes y remitiendo a los enfermos de mayor gravedad al hospital de Eduardo Santos de Istmina.
Uno de los problemas que esto puede significar es una sobrepoblación en este hospital, pues además de que es un centro de primer nivel y tiene recursos médicos y humanos limitados, presta servicios no solo a Istmina sino también a las poblaciones de Medio San Juan, Río Iró, Unión Panamericana, Medio Baudó, Bajo Baudó, Cantón de San Pablo, Novita, Condoto y Sipú. Lino Membora teme que el sistema de salud termine colapsando y que no se pueda atender con eficiencia a los enfermos.
Otra arista que aparece en este problema, según Membora, es que los médicos se han negado a viajar a las comunidad comunidades a hacer las brigadas de salud por miedo a las condiciones de orden público por los grupos criminales que operan en la zona. “Los funcionarios dicen que no entran porque les da miedo. En ciertas comunidades, si llega alguien extraño siempre se presta para problemas”, nos dijo Luisa Chavarro.
Sin embargo, según Membora, la situación de orden público está “tranquila” en esta zona del Chocó, y solo en el sector de Riosucio se han producido confrontaciones en los últimos días. Esta información nos la confirmaron desde la diócesis de Istmina, donde nos dijeron que últimamente no se han presentado dificultades de seguridad, y que ellos mismos han ido a las comunidades indígenas a ayudar con los problemas de salud sin ningún problema.
La gerente de salud pública municipal de Istmina, Kenny Hinestroza, también nos habló sobre otra dificultad: “Nos hemos encontrados con una barrera cultural de la población indígena, porque ellos acuden primero a la medicina tradicional. Cuando buscan atención en nuestro sistema de salud es porque ya están bastante complicados. Eso nos impide a nosotros brindar una atención oportuna”.
Otra cuestión es que hay muchos niños indígenas que, según Membora, no están ni siquiera registrados en el censo, y por eso no se sabe a ciencia cierta cuántos fallecidos hay hasta el momento. Hinestroza nos explicó que, al no estar registrados, los niños tampoco están afiliados al sistema de salud. En esos casos, agrega, buscan afiliarlos rápido a una EPS y le piden a la Cruz Roja que proporcione las fórmulas de los medicamentos.
Hay una gran dificultad para hallar y unificar la información sobre todos estos casos, pero incluso los datos oficiales confirman una situación grave en el departamento: en el último reporte del Instituto Nacional de Salud (INS), Chocó tiene la mayor tasa de mortalidad por enfermedad diarréica aguda en niños de hasta 5 años. En este departamento hay 27 muertes por esta enfermedad por cada 100.000 niños menores de 5 años. El promedio nacional es de 1,6.
Fuentes de los resguardos indígenas nos contaron que, por estos días, 67 pacientes con los síntomas del brote, están viajando en lanchas a la cabecera municipal para salvar sus vidas.