Bogotá sigue dando pasos hacia una participación más pertinente y seria, ahora con este espacio de diálogo y cooperación entre organizaciones, instituciones y consumidores de sustancias psicoactivas.
Bogotá acoge, así ha sido desde los años 40 del siglo pasado –cuando la ciudad empezó a expandirse y recibir el éxodo masivo de ciudadanos provenientes de zonas rurales de Colombia–, pero eso también debe reflejarse en cómo acoge la ciudad las inquietudes y la participación de los bogotanos. Por eso era tan necesario un espacio seguro donde se discuta y active la conciencia colectiva alrededor del cannabis, una planta que está presente en la vida y la historia y las calles de miles de bogotanos, y que hace rato buscaba un espacio de representatividad serio, pertinente y responsable. Por eso nació la Mesa Distrital Cannábica, una suerte de ‘embajada’ donde se dialoga de manera permanente y estable con personas consumidoras de sustancias psicoactivas (SPA), todo, en el marco de la política pública de participación en salud.
“Las primeras reuniones fueron en agosto de 2020, sin embargo, hay personas y organizaciones que llevan trabajando más de 15 años con temas relacionados al cannabis”, dijo Julián Quintero, sociólogo, director ejecutivo de ATS Colombia, asesor y consultor de la subsecretaría de salud de Bogotá, una de las mentes detrás de la Mesa Distrital Cannábica.
Este es un espacio, dice Quintero, de participación ciudadana que empezó a operar señaló, “sin un peso” oficialmente el 20 de febrero de 2021 en las instalaciones de la Biblioteca Pública Virgilio Barco: “allí se hizo el acto fundacional, se firmó el acta principal, se delegaron algunos voceros. (…) La Secretaria empezó a generar las condiciones logísticas: lugares de encuentro, relatorías y agendas de las reuniones”.
Al respecto, Julián Alfonso Orjuela, subsecretario de Gestión Territorial Participación y Servicio de la Ciudadanía de la Secretaría de Salud de Bogotá, reiteró que esta ha sido una causa autónoma y organizativa de la sociedad civil, en la cual, reitera: “Nosotros, con otras organizaciones, realizamos asistencia técnica para promover la participación y potenciar esos procesos. (…) Esta Mesa Distrital Cannábica hace parte de los actores con los que se relaciona Territorios de Innovación y Participación en Salud (TIPS)”, una estrategia de La Secretaría Distrital de Salud que propone realizar una gestión territorial que construya alternativas de transformación en salud a través de procesos de participación ciudadana.
Este espacio desde hace años lo venían reclamando 154 organizaciones cannábicas que hoy están inscritas en la base de datos de La Mesa. Al respecto, Quintero dijo que: “Desde el momento en que se inició este proceso, tuve diálogo con organizaciones tradicionales como Sí a la Dosis Personal, Cannabis Derechos Civiles y Ciclocannabis, organizaciones que venían demandando una especie de comunicación o diálogo directo”.
“Queremos que este sea un ejemplo para el país, para el continente, que esta sea la demostración que la reforma a las políticas de drogas no se puede quedar solamente en discursos ´veintejulieros´, declaraciones de televisión, radio, sino que se tienen que materializar en acciones directas en las reformas de políticas de drogas. Cambio en la burocracia, cambio en las actitudes de las personas que consumen SPA y cambio en las instituciones.” Julián Quintero, sociólogo.
Orjuela se refiere a comunidades que han sido históricamente segregadas y estigmatizadas, y que se empezaron a transformar con este espacio: “Cambiamos la estigmatización por la compresión. No vemos a los ciudadanos, ni como delincuentes, ni como enfermos, sino como ciudadanos, sujetos de derechos. En esa perspectiva es nuestro diálogo. (…) Lo que buscamos es comprender este fenómeno social, que es el consumo de sustancias psicoactivas, pero también tener un diálogo permanente con esos actores, con intenciones, no solamente para mejorar las acciones que se realizan desde salud pública, sino también, construir una cultura democrática en temas de salud”.
Lo importante, dice Quintero, es que se ha abierto un diálogo con la institucionalidad, diferente al tratamiento que tradicionalmente se les daba a los consumidores de SPA: delincuentes e infractores de normas del código de Policía. La intención de este colectivo es romper con esos paradigmas, pues en Colombia nos acostumbramos a leer a los consumidores desde la mirada del desprecio y la esquivez: vicioso, enfermo o delincuente: “Por primera vez se abre un espacio de diálogo con la comunidad cannábica desde la perspectiva de la participación y la construcción colectiva”, aseguró Quintero.
Es por eso que uno de los temas que se discute al interior del colectivo es la urgente construcción de una veeduría, pues es a través de esta que se pueden reclamar de manera directa el cumplimento de las políticas públicas y el respeto por las personas consumidoras de SPA.
Otro de los puntos que actualmente se encuentra en discusión es la caracterización de la comunidad cannábica en Bogotá y los 18 municipios de la Bogotá-Región, para esto, el colectivo creó una dinámica de recolección de datos: Rota la Encuesta, un proceso participativo entre la Mesa Distrital Cannábica y la Subsecretaria de Participación de la Secretaría de Salud de Bogotá.
Con esto se espera conocer las necesidades de la comunidad cannábica: “de manera libre, voluntaria, sin dejar ningún tipo de registro personal que pueda dar cuenta de quién es el usuario de cannabis y cómo se relacionan con la sustancia desde el punto de vista recreativo, espiritual, industrial, con emprendimientos, pero también, cómo es la relación con el activismo. (…) No podemos avanzar en la desestigmatización de las personas que usan cannabis sin tener claro cuáles son las prioridades de esas personas”, dijo Quintero, pues “través de esta mesa de conversación y espacio de diálogo esperamos que el Distrito priorice las acciones”, puntualizó.
Por otro lado, Quintero aseguró que Bogotá tiene uno de los modelos en participación en salud más avanzados del país: “así como existe, un sitio donde discutimos el tema de SPA, también existe un bloque especial de tratamiento a las personas LGBTQ+, también están allí mismo las personas con discapacidad, las negritudes, comunidades indígenas, comunidades tradicionalmente segregadas o excluidas”.
Orjuela concluyó que esta iniciativa irá hacia donde la ciudadanía quiera: “construir un tipo de relacionamiento distinto con el Estado, irá a aportar en procesos de construcción de democracia y comprensión de este fenómeno social y que permitirá una mayor política pública construida desde los ciudadanos y con los ciudadanos”.
Según Quintero, este es un proceso que apenas está empezando: “esto está muy biche. Estamos superando la euforia del inicio. Estamos llegando a una fase de meseta de consolidación, a esto le falta mucho. Lo que tiene que suceder en el corto y mediano plazo es llegar a una estabilidad, en términos de su organización, consolidar un objetivo, una misión, una visión, establecer algunos criterios de inclusión, ver el tema de gobernanza” y recalcó que ya se están empezado a ver unos liderazgos, “queremos que haya participación, representación, que la gente se pueda escoger, postular, para eso se le ha solicitado acompañamiento al Instituto Distrital de La Participación y Acción Comunal (Idpac)”.
Por ahora este colectivo no tiene financiamiento, sin embargo, asegura Quintero “estamos adentro, abriendo un hueco, un hueco que esperamos siga abierto durante mucho tiempo” y extendió una invitación a quien desee participar del diálogo y el debate: “hay muchas cosas que unen a las organizaciones entorno a la reivindicación del cannabis sobre las que vamos a actuar juntos, el que quiera que lo aproveche”.
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