El Costurero de la Memoria está cubriendo edificios importantes en Colombia para contar a través de hilos y telas las historias que dejó el conflicto.
Sucedió esta mañana, en la sede de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en Bogotá. En la fachada del edificio (Carrera 7 con calle 63), y encima del mensaje “cuenten con nosotros para la paz, nunca para la guerra”, se ven cuatro telares de unos 7 metros de alto y 2 de ancho. Los telares tienen colores, palabras y dibujos. Fueron bordados por víctimas del conflicto armado colombiano o por familiares de ellas.
Dentro del edificio de la JEP también hay varios telares, más pequeños, también con historias bordadas. El Costurero de la Memoria, colectivo compuesto por víctimas, lleva sus trabajo a grandes edificios como una manifestación contra el olvido. Las telas cuentan historias reales de guerra desde la mirada y las manos de las víctimas: historias de secuestro, desplazamiento, desapariciones, violencia sexual, vida familiar y, claro, mensajes de paz y perdón.
Las telas representan escenas y episodios vividos por personas del Putumayo, Bolívar, Cundinamarca, Santander y Antioquia, quienes años después los plasmaron en un bordado. Todo a punta de aguja, hilo, dedal y unas manos. Al lado de las cuatro telas de la fachada había otra con el mensaje “Las víctimas queremos justicia”.
El Costurero de la Memoria ya había cubierto con sus telas al monolito del Centro Nacional de Memoria Histórica en el pasado septiembre, y lo hizo ahora en la JEP como una forma, también, de alzar la voz en el lugar destinado a esclarecer la verdad de tantas víctimas.
Adentro
Hay unas 100 personas en el lobby del primer piso del edificio de la JEP. Funcionarios, periodistas, víctimas, víctimas costureras y sus familias. Una de las telas que llama la atención está en la mitad de la sala. En ella se ve, en un fondo con unas montañas, un camino, una casa y un cielo –todo cosido–. Al lado de una de las montañas hay cinco muñecos de trapo vestidos con pequeños uniformes militares y armas hechas de marañas de hilo negro. Uno de los muñecos, acostado en el suelo, está vestido igual a los soldados. Hay otro muñeco soldado al lado de él, calzándole al muñeco ‘muerto’ unas botas.
A la izquierda de este telar está la foto y el nombre de Mario Alexander Arenas, asesinado por el Ejército el 2 de enero de 2018 y presentado como baja en combate. Una de las víctimas de ‘falsos positivos’.
La palabra, ante micrófonos y cámaras, la tiene Lilia Yaya, vocera del Costurero de la Memoria. “Somos miles de familias representadas en estas telas. Le entregamos nuestra esperanza a la JEP, y creemos que sí es posible que haya justicia”. Lilia habla con la mano derecha puesta en el corazón: “Estas telas son kilómetros de vida, de vivencias y de memoria traducidos en cada hilo. Las telas no solo nos ayudan a ser resilientes, sirven como una denuncia: queremos que se conozca la historia, queremos que se reconstruya la memoria social y política de este país”.
Alexandra Sandoval, magistrada de la Comisión de Género de la JEP, le respondió a Lilia que “la JEP no es un tribunal de impunidad”. Luego de explicar en qué consistía el evento y quiénes hicieron las telas, empezó una obra de teatro, actuada también por víctimas. La obra se llama Renace como el fénix, y también contó historias de víctimas y de sus largos procesos por encontrar la verdad, sortear la impunidad y obtener justicia. Todo el acto tuvo lugar como conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos.
Afuera
La fachada de la JEP tiene un telar con una carga emocional profunda: en un fondo blanco está tejido árbol con el tronco café oscuro y la palabra “paz” tejida en hilo amarillo. Cada hoja del árbol tiene el nombre de un defensor o defensora de Derechos Humanos asesinado. Hay 186 nombres en 186 hojas cosidas. Arriba del árbol hay otro mensaje: “Sueños que son semilla”.
Esta iniciativa de “memoria envuelta”, como la llaman, comenzó en 2016 cuando el Costurero de la Memoria envolvió el Palacio de Justicia. Milena Cárdenas, participante del costurero e hija de una desaparecida del Palacio de Justicia, explica que todos estos ejercicios se tratan de una reconstrucción de historia a partir de un hilo, y que esto trae consigo sanación. “Sabemos –dice– que no va a ser de un día para otro pero estamos en la disposición. Es nuestro compromiso con el país”.
Milena también explica que las telas son una forma de protesta. Hacer este acto en un edificio como el de la JEP, dice, significa que “aquí nosotros estamos diciendo que no nos vamos a cansar buscando justicia y verdad. Hubo hechos victimizantes, pero de ahí cogimos fuerza y nos volvimos líderes y lideresas. Vamos a seguir luchando por nuestras víctimas, los que cayeron no cayeron en vano.
Las telas estarán en el edificio de la JEP hasta el próximo 17 de diciembre.