Durante 2018, la población estudiantil de Medellín no ha sido inmune a fenómenos como las "fronteras invisibles" y la deserción escolar. Conozca el proyecto "Yoy soy memoria", de la profe Gloria Pereáñez.
En el 2017 se perdieron 1.800 becas de educación superior destinadas para jóvenes de Medellín. La profe Gloria Pereáñez no lo podía creer. A su mente llegaban los sacrificios que hizo desde pequeña, desde aquellas épocas de infancia en el barrio Castilla, de la estigmatizada comuna 6 de la capital antioqueña, para poder estudiar. Este año, la profesora aprovechó el comienzo de clases para compartir con sus estudiantes la desazón que la tenía atragantada.
-Muchachos ¿no les duele que eso ocurra?
– ¿Nos exigen los mismos requisitos? Es que somos de la (comuna) 13 –le respondió uno de sus alumnos de la Institución Educativa Samuel Barrientos Restrepo.
– ¿Y cuál es la diferencia?
-Yo tengo los zapatos rotos –respondió otro de sus estudiantes.
– ¿Y cuál es la diferencia? En muchas comunas hay personas vulnerables. Ustedes tienen las oportunidades que yo de niña no tuve –concluyó ella.
A Gloria Pereáñez la conocí en “Memorias que transforman: encuentro Nacional de redes y experiencias educativas para la construcción de paz”, un espacio que propició el área de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica para reunir a profesores, estudiantes e investigadores de colegios y universidades de todo el país, que lideran proyectos de memoria histórica y paz. La idea era intercambiar ideas y consolidar planes de trabajo en red. Llegaron 350 personas de 21 departamentos.
Allí se divulgaron iniciativas muy valiosas que han posibilitado, por ejemplo, que jóvenes de la Institución Educativa Campoalegre de Bogotá hayan mantenido un intercambio permanente con jóvenes del corregimiento El Salado, en Montes de María, un territorio que fue escenario de una de las peores masacres perpetradas por los paramilitares en el año 2000: en ese entonces 66 personas fueron asesinadas. Gracias a esta conversación, los estudiantes de la capital no solo han comprendido las marcas que deja la guerra, sino el valor de construir una paz de las que todos hagamos parte. En ese mismo espacio la profesora Gloria expuso su proyecto “Yo soy Memoria”.
“Trabajamos desde la resiliencia, desde la autoestima. Si yo no me quiero, yo no me proyecto. Si yo no me reconozco, yo no me proyecto. Si yo no perdono, yo no soy capaz de avanzar”, asegura la profe Gloria. El discurso de su proyecto de aula se basa fundamentalmente en la resiliencia, el incremento de autoestima y la generación de proyectos de vida. Ese trabajo lo hace desde la materia de economía política, que dicta en los grados octavo y once de la Institución Samuel Barrientos de la comuna 12 de Medellín. Sin embargo, más del 80% de sus alumnos son de “la 13”, una zona conformada por 33 barrios en los que el desplazamiento forzado, las redes de microtráfico, la informalidad y los casos de madres solteras, son parte de la cotidianidad.
“Yo les digo a mis estudiantes: ‘miren las fotos de lo que era la comuna 13 hace 20 años, eran montañas limpias y ahora son pobladas’. Les hago caer en cuenta de la revictimización que existe en esta zona de la ciudad. Muchas personas vienen huyendo de la violencia y caen en otros efectos de violencia más crueles”, cuenta Gloria, quien tiene 28 años de experiencia como profesora.
A la profe se le ha hecho un nudo en la garganta o ha llorado escuchando a sus estudiantes. “Como soy tan sensible, me relaciono con sus historias de dolor. Yo les decía: ‘¿cuántos guerrilleros se vincularon porque era su única opción de proyecto de vida? ¿Cuántos sirvieron solo para ser carne de cañón?’. Algunos chicos me han dicho: ‘mi papá murió así’”, dice.
Otra de las estrategias que ha desarrollado la profesora Gloria es la de utilizar objetos y mensajes con un alto valor simbólico. Por ejemplo, al día siguiente de que una líder de la comuna fuera asesinada, la profesora se motivó a hacer una nueva la reflexión sobre la necesidad de respetar la vida y los derechos humanos. En ese momento una alumna suya hizo un comentario que no esperaba, quizás justificando la violencia en la comuna. Gloria, “la profe”, solo atinó a sacar un trapo con la leyenda: “no copio, nada justifica el homicidio”.
La profesora Gloria les recalca a sus alumnos que se quieran y se miren de otra manera, de una que les permita visualizarse a futuro. “Yo les digo: ‘vea muchachos, yo sé que nos podemos morir ahora mismo o mañana, pero tengan esperanza en un proyecto de vida que ustedes mismos formulen. Ustedes pueden ser luz del espacio en donde están, de su familia, del entorno suyo’”.
Y fue precisamente sobre su entorno inmediato, el de su comuna, que Gloria y sus estudiantes de grado once realizaron una acción que habla del espíritu crítico, empático y dinámico que se está gestando al interior de su aula. Los estudiantes de la profe Gloria realizaron la toma pacífica de un lote donde se planea la construcción de la Ciudadela Universitaria de Occidente, un proyecto anunciado por la Alcaldía en el 2015 que ha tenido toda clase de retrasos.
La marcha fue el 24 de julio pasado. Aunque no acudieron ni la prensa ni los coordinadores ni personeros de otras instituciones invitadas, los “oe oe, oe oe, la ciudadela no se ve” de los estudiantes de la Institución Samuel Barrientos sí se escucharon fuerte. Además, se cumplió lo que se habían propuesto: no iban a tener ninguna conducta que reforzara el estereotipo de violencia y muerte de la comuna 13.
A la frase “yo no quiero ser llamado hijo de la Operación Orión”, que pronunció la profe Gloria durante el discurso que habían preparado para las autoridades del municipio, los estudiantes respondieron “somos hijos de la esperanza”. Durante el acto, el hermetismo y temor con el que habían llegado los funcionarios de la Alcaldía de Medellín rápidamente se transformó en grata impresión. “Las personas de las secretarías me felicitaron por la altura con que se movilizaron los chicos. Acá no hubo ni una piedra y ellos estaban convencidos de lo que reclamaban”, sostiene Gloria Pereáñez.
En el marco del desarrollo del proceso de “Yo soy Memoria”, la profe Gloria invita a sus alumnos a que cada uno de ellos y ellas (tanto en grados octavo y once), puedan brindar, al final del año, una propuesta para contribuir a la solución de una problemática social especifica. El objetivo de ponerlos en esa búsqueda es hacerlos reconocer sus derechos, pero también la vulnerabilidad del otro y de ellos mismos. “Un discurso que yo tengo con ellos es: mírese, todos venimos de la comuna 13, ¿Por qué hay que eliminar al de la misma cuadra, a su vecino, que tuvo la misma hambre y la necesidad suya?”, dice.
Para estructurar su proyecto, la profesora Gloria empleó la Caja de Herramientas del Centro Nacional de Memoria Histórica, un conjunto de metodologías y de secuencias pedagógicas que tiene como objetivo debatir la memoria histórica del conflicto armado colombiano en el ámbito escolar. “Al revisar publicaciones de la Caja de Herramientas decido llamarlo ‘Yo también soy memoria’ porque si el estudiante mío tiene que hacer un recorrido por las diferentes problemáticas que ha tenido el país, entonces yo lo invito a que mire su propia problemática, a que la entienda”, relata.
La profesora Gloria Pereáñez ha sido testigo de cómo algunos de sus exalumnos decidieron seguir trabajando, haciendo memoria y construyendo paz, por fuera del aula. Incluso, algunos se han animado a estudiar derecho gracias a su impulso. “El trabajo de memoria histórica me ha permitido verlos como gente que ha sufrido, que tiene sus tristezas, logros y sacrificios”, concluye la docente.