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Tres exmilitantes del ELN analizan el inicio de los diálogos
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Tres exmilitantes del ELN analizan el inicio de los diálogos

Staff ¡Pacifista! - marzo 30, 2016

Académicos y políticos que conocen al ELN desde adentro explican qué podemos esperar de estas nuevas negociaciones con esa guerrilla.

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De izquierda a derecha: Luis Celis, Alonso Ojeda y Antonio Sanguino.

 

Después de casi tres años de acercamientos y diálogos exploratorios, el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunciaron el inicio de la fase pública de las conversaciones de paz. Frank Pearl, a nombre del Gobierno, y “Antonio García”, a nombre del ELN, leyeron los detalles sobre la instalación de la mesa que, aunque es paralela a la que está instalada con las Farc ya hace tres años, persigue el mismo fin: acabar con medios siglo de conflicto armado.

(Vea también: Así funcionará la mesa de conversaciones entre el Gobierno y el ELN)

Ahora, que se puede pensar en el fin de la guerra entre el Estado y las guerrillas, se abren las preguntas sobre qué similitudes habrá entre el proceso del ELN y el de las Farc; y en qué puntos habrá distancias. Hablamos con tres exmilitantes de la guerrilla que se abre a esta nueva etapa sobre las implicaciones de este intento por la paz en Colombia.

Antonio Sanguino

 

Para Sanguino, que militó en una corriente urbana del ELN desde finales de los ochenta hasta principios de los noventa, no puede haber certeza de que estos diálogos serán mejores que los que ya se han intentado entre esta guerrilla y otros gobiernos. “Desde que se inician están rodeados de incertidumbres y amenazas, y lo que hay que pedirle a las partes es mesura. También mucho acompañamiento de la sociedad colombiana y la comunidad internacional”, dice.

(Vea también: Estos fueron los intentos fallidos de negociación con el ELN)

En otros intentos de negociación, según Sanguino, hubo dificultades “tanto por el propio ELN, que no había madurado suficientemente una decisión de transformarse en fuerza política civil, como también por equivocaciones y subvaloraciones por parte de los gobiernos frente al ELN”.

Para él, esa subvaloración se ha demostrado en la medida en que algunos de los intentos de negociar con el ELN han llegado como un apéndice o un complemento de la negociación con las Farc. “Como si se tratara de subirse al bus”, dice, y agrega que ese es un error que el mismo gobierno de Santos venía cometiendo.

Sin embargo, no descarta que el proceso que avanza desde hace más de tres años con las Farc sea un movilizador fuerte. “Lo que se ha logrado induce al ELN a poner el pie en el acelerador”, agrega. Sanguino cree que sería un error por parte de ese grupo no considerar con la importancia que merecen los avances logrados por el Gobierno y las Farc en Cuba: “ya hay  avanzado un acuerdo sobre víctimas y no creo que debamos hacer uno con las Farc y otro con el ELN. Tampoco puede ser que tengamos una jurisdicción de paz para las Farc y otra para el ELN. El tema de participación política también puede ser aplicable. Y seguramente el mecanismo de refrendación, porque no podemos tener dos diferentes”.

Sobre la base de que hay puntos en común, también aclara que hay particularidades que deberían ser propias de este nuevo proceso, puesto que “son dos organizaciones distintas con tradiciones políticas e ideologías diferenciadas”. Afirma que “se requiere un tratamiento distinto respecto a asuntos de la agenda social, que ha sido un reclamo permanente del ELN. Además hay una sensibilidad especial con los temas de la agenda ambiental y esta podría ser una buena oportunidad para que el país discuta asuntos como el impacto de la locomotora mineroenergética y los conflictos asociados a ella”.

(Vea también: Los puntos de la agenda para terminar la guerra con el ELN)

Para que todo eso pase, espera que “en los próximos días el ELN entre en un cese al fuego unilateral y suspenda el secuestro y esté abierto a discutir todo el tema de minería ilegal en sus zonas de influencia”. A su vez, “el Gobierno debe estar abierto a una reforma profunda al sistema político electoral colombiano, de tal suerte que se garantice un estatuto de la oposición y una competencia menos desigual, menos asimétrica y realmente democrática”.

Alonso Ojeda

 

 

“Las naciones de América Latina son más conscientes de que hay que romper ese maridaje que tanto daño le ha hecho a la democracia entre armas y política”, dice Ojeda, quien cree que la lucha armada, como expresión política, se agotó.

Sobre los fracasos de negociaciones pasadas, cree que al ELN le faltó audacia. “En esas oportunidades que se brindaron a las Farc y al Eln, hay que reconocer que las Farc fueron más audaces, entendieron más el momento crucial y la necesidad que había en la comunidad internacional para abrir los espacios hacia caminos de paz”. Pero la política es muy dinámica, dice, y cree que, ahora sí, el ELN está listo y “por eso dio ese paso tan grande que vemos hoy con alegría”.

Ojeda siente que del proceso con las Farc han salido cosas muy positivas. “El esfuerzo que se hizo con la justicia transicional fue muy importante, los avances para lograr nuevas distribuciones de la tierra también, así como lo que se ha discutido en materia de cultivos ilícitos”, afirma. Y cree que el ELN debe mirar de cerca esos puntos del proceso de La Habana, porque son acuerdos actuales “que todavía tienen toda la vigencia para unas nuevas negociaciones”.

Aunque reconoce que las dos guerrillas tienen historias e ideologías distintas, cree que ya no es momento para aferrarse a esas diferencias. “Ya ambas tienen que dejar eso y empezar a resolver los problemas concretos de la sociedad colombiana que tienen que ver con estructuras económicas y asumir los desafíos que plantea la democracia a nivel mundial”.

Luis Eduardo Celis

 

Celis militó en las estructuras políticas del ELN en los ochenta y ha visto de cerca los intentos que ha habido desde entonces para negociar el fin de la guerra entre el Gobierno y esa guerrilla. Cree que ahora hay más madurez por parte del Gobierno y el ELN a la hora de conversar. Además ve que hay condiciones favorables para un clima de paz. Una de ellas, sostiene, es el contexto internacional.

En ese sentido, ve con buenos ojos que “por fin el Gobierno ha entendido las características del ELN” y afirma que la agenda que se ha construido entre las partes tiene que ver con eso: “con el interés del ELN en la participación social, en buscar transformaciones”. No obstante,  dice que hay que esperar a ver cómo se desarrolla la agenda de diálogos, pues “el compromiso de las partes se va a demostrar cuando se firme un cese multilateral al fuego entre las Farc, el ELN y el Gobierno, o si logramos que el ELN desista de la práctica del secuestro”.

Celis hace énfasis en el punto del cese multilateral. Cree que es una forma de integrar los dos procesos y de dar muestras de voluntad por parte de los tres. Aparte de ese punto, siente que el ELN tiene otras cosas que aprender sobre la mesa que ya está avanzada con las Farc: “cada uno de los puntos, el rural, el de drogas, el de participación política, el de víctimas, son acumulados que el ELN y el Gobierno tienen que mirar con detenimiento. Aunque en cada punto hay potencial de innovación”.

Además, espera que con rapidez se empiecen a revisar temas que tardaron más tiempo en ser acordados en La Habana. “Hay que ver temas humanitarios que vayan mostrando un camino similar al que se ha hecho con las Farc: de desminado, de presos, de retorno de poblaciones desplazadas, de búsqueda de desaparecidos”.