Barristas son mano de obra forzada en la guerra entre grupos paramilitares en Antioquia | ¡PACIFISTA!
Barristas son mano de obra forzada en la guerra entre grupos paramilitares en Antioquia Ilustración: Juan Ruiz/ IG: @jucaruiz
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Barristas son mano de obra forzada en la guerra entre grupos paramilitares en Antioquia

Nicolás Sánchez - abril 26, 2021

Los Caparrapos están reclutando integrantes de barras en la carretera entre Medellín y la Costa Atlántica. Los del Sur, de Nacional, reporta que entre 5 y 10 de sus miembros estarían en poder de ese grupo. Contamos la historia de dos de ellos que desaparecieron en Cáceres (Antioquia) y sobre los que sus familias no tienen noticia.

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Segunda entrega del especial ‘Puerto Bélgica: El triángulo de las Bermudas de Antioquia’.

Sonia* habla de la última llamada que le hizo su hijo, Felipe*, con la voz entrecortada. «El 3 de agosto en la noche él me llamó y me dijo que iba a viajar, que hasta me traía un regalo. Yo le pregunté cuánto se demoraba y él me dijo “mami, si nos va bien llegamos mañana en la mañana o en la noche”». Él estaba paseando en Montería (Córdoba) y por alguna razón, que ella no conoce, ese día no salió con rumbo a Medellín, donde vivía. Su hijo viajó el 6 de agosto.

Al mediodía del 6 de agosto, Mateo Quintero llamó a su papá. Le dijo que estaba en Caucasia (Antioquia), lo que asustó a Iván. Sabía que en el Bajo Cauca los grupos armados ilegales controlan la vida en algunos municipios. Por eso, le propuso hacerle un giro para que se devolviera hacia Medellín en bus, pero su hijo le dijo que no.

El argumento de Mateo, quien estaba validando noveno, para no aceptar el dinero de su papá era que estaba con un amigo y que no lo podía dejar solo. Tiempo después las familias de ambos entenderían que ese amigo al que se refería era Felipe.

Mateo se fue a escondidas de su casa el 24 de julio, pues unos amigos de Los del Sur (la barra popular de Nacional) lo invitaron a viajar a Montería (Córdoba). Le dijeron que fuera con ellos a celebrar su cumpleaños número 20, que había sido el 22 del mismo mes. Él aceptó. “Estuvo como durante cinco meses encerrado en la casa por esto de la pandemia, estaba cansado”, explicó Iván sobre su hijo.

Algo similar cuenta Sonia: su hijo le dejó razón de que iba a visitar a un amigo de la barra en otra comuna de Medellín. “Él me dijo ya cuando estaba en el viaje y yo empecé a mirar todo, la ropa está intacta, los zapatos intactos, ahí estaba la maleta con la que viajaba, no llevó absolutamente nada. No sé por qué se fue así”, complementó. Felipe dejó de validar sus estudios de bachillerato por cuenta de la pandemia.

Cogieron varias tractomulas y llegaron hasta Montería. Pasearon y se hospedaron en los barrios Alfonso López y Villa Eugenia, en casas de integrantes de la barra de Nacional, hasta el 6 de agosto. Fue allá donde Mateo conoció a Felipe, que hace parte de Los del Sur. Iván aclara que Mateo no hacía parte de la barra, pero que sí conocía a varios de sus integrantes porque viajaba a ver al equipo en varios estadios del país y cada 15 días iba al Atanasio Girardot.

Desde Montería regresaron varios jóvenes, pero, por razones que todavía las familias de Felipe y de Mateo no entienden, ellos dos quedaron juntos y se subieron a una mula en Caucasia, con el propósito de llegar a Medellín. Sin embargo, el mismo 6 de agosto las familias dejaron de tener noticia sobre los jóvenes. “Yo estaba en Tolima y me regresé a la casa a esperar a mi hijo, cogí un bus y lo esperé y lo esperé, pero no llegó”, relató Iván.

El triángulo de las Bermudas de Antioquia

Días después de la desaparición, una persona le escribió a los familiares y les dijo que tenía indicios de que a Mateo y a Felipe se los llevaron hombres armados en el corregimiento de Puerto Bélgica, perteneciente al municipio de Cáceres (Antioquia). Las sospechas de las familias se reafirmaron luego del reclutamiento de ocho jóvenes en ese punto de la carretera por parte de Los Caparrapos. Algunos jóvenes que han salido del grupo armado han dicho que los vieron en poder de los paramilitares.

PACIFISTA! contó la historia de esos ocho jóvenes que terminaron reclutados por Los Caparrapos en medio de un viaje para conocer el mar. Ese caso alcanzó relevancia nacional e internacional. Incluso, la representante del Alto Comisionado de la ONU para los derechos Derechos Humanos, Juliette de Rivero, y la embajadora de Suecia, Helena Storm, hicieron presencia en Puerto Bélgica. Pero, el de Mateo y Felipe no ha tenido el mismo impacto mediático.

A eso se suma que este es el primer reclutamiento registrado, en ese punto de la troncal que une a la costa Atlántica con Medellín, de jóvenes que viajaban como polizones en tractomulas. Tras ese hecho, se volvió una estrategia frecuente de Los Caparrapos, grupo ilegal que controla ese sector, para obligar a personas a ingresar a sus filas.

“Ahí los cogen, se los llevan para el río Cauca, les botan los documentos al agua y los cruzan para una finca hasta que deciden qué van a hacer con las personas. En ese lugar los vigila un adulto mayor durante unos 15 días y después los distribuyen a zonas urbanas o rurales”, le dijo un funcionario a PACIFISTA! que pidió no ser citado ni mencionar con nombre propio la entidad para la que trabaja porque eso lo pondría en riesgo.

En ese lugar hay unos reductores de velocidad, por lo que el grupo armado ilegal dispone a uno de sus integrantes para mirar si en la parte trasera de las tractomulas van polizontes viajando y las detienen. También, aprovechan que los conductores recargan gasolina en una estación de servicio que hay en ese lugar. Es decir, en plena troncal entre Medellín y la Costa Atlántica, hay un lugar controlado por los paramilitares en el que tienen la capacidad de raptar a decenas de personas.

La Personería de Cáceres ha registrado aproximadamente 30 reclutamientos en ese lugar con ese mismo modus operandi. Dos entidades del Estado le han advertido al Ejército y la Policía la situación en Puerto Bélgica, pero después de esas alertas se han seguido presentando casos. Durante más de una semana intentamos obtener respuestas de ambas instituciones de la Fuerza Pública, pero no se quisieron pronunciar. La oficina de prensa de la Séptima División, que debe velar por la seguridad en la región, no contestó un cuestionario que les enviamos.

“Mi niño dijo que cuando llegaron allá, eso está lleno de hinchas, que son los que más viajan”, aseguró Diana*, mamá de uno de los jóvenes que estuvo reclutado hasta finales de marzo. A esas voces se sumó la del funcionario de la entidad que pidió reservar su identidad.

Según varias fuentes consultadas para este artículo, Los Caparrapos tienen algunas justificaciones para reclutar integrantes de barras bravas. Fredy*, uno de los jóvenes que estuvo en poder de ese grupo entre el 26 de febrero de 2021 y marzo, le dijo a este medio: “Ellos dicen que los barristas son muy locos y que casi no les da miedo las cosas así”.

Por “cosas así”, se refiere a una guerra que en el Bajo Cauca están librando Los Caparrapos y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). Esa confrontación ha sido caracterizada por la sevicia de ambos grupos paramilitares. Se han conocido casos de empalamiento de cabezas en lugares públicos, degollamientos, entre otras prácticas atroces.

Según una Alerta Temprana que emitió la Defensoría del Pueblo, en agosto de 2020, tras la dejación de las armas de las Farc se esperaba que en la zona el Estado hiciera presencia integral. “Contrario a esto, muchas zonas anteriormente controladas por las FARC-EP no cuentan en la actualidad con presencia estatal, pero sí con la presencia y control de diversos grupos armados ilegales”, enfatizó la entidad. La región es una importante fuente de finanzas debido a la explotación ilegal de oro y los cultivos de coca.

Al afán por engrosar sus filas que tienen Los Caparrapos, se suman los estigmas que ese grupo armado (y parte de la sociedad) tienen contra los barristas. “Ellos nos decían que estábamos en buenas manos, que nos portáramos bien para que a la próxima pensáramos bien las cosas y siempre vayamos por el buen camino”, contó otro de los jóvenes que fue reclutado en Puerto Bélgica.

Hablamos con un líder de Los del Sur, quien pidió no revelar su nombre, y dijo que la barra calcula que entre cinco y 10 de sus integrantes están en poder de Los Caparrapos, tras ser reclutados en Puerto Bélgica. “No sé si esos grupos al margen de la ley han estudiado un poco la vida y las características de esos pelados, si saben que son pelados sin estudio, sin empleo, tal vez, con poca cohesión familiar y por esa razón terminan entendiendo que es fácil reclutarlos porque no va a haber tantos dolientes”, complementó. En eso coincide el funcionario anónimo: “Nadie está denunciando sobre estos chicos que van en carretera”

Pero no solamente serían los hinchas de Nacional quienes están cayendo en manos de los paramilitares. “Yo supe que había también del Junior”, agregó Fredy. Contactamos a un líder del Frente Rojiblanco Sur, quien nos dijo que ellos no han registrado ningún caso de integrantes de la barra.

Pero, el funcionario que se negó a ser citado, aseguró que uno de los problemas que hay con el fenómeno es el alto subregistro. Lo que puede ser una de las razones de que la barra del Junior no tenga reportes.

Entre los casos que se han registrado no solo hay integrantes de barras. El pasado 30 de enero de 2021 se registró el reclutamiento de una familia entera en Puerto Bélgica, donde fueron abordados por integrantes de Los Caparrapos. Entre los reclutados había un bebé de ocho meses, otros dos menores de edad y cuatro adultos.

PACIFISTA! también conoció tres casos de personas que este año fueron engañadas con ofertas laborales, dos hombres que vivían en Bogotá y una mujer que residía en Medellín. Les ofrecieron dos millones de pesos mensuales para trabajar en fincas. Ellos llegaron a Tarazá, donde los recogieron en una moto y los llevaron hacia Puerto Bélgica.

La mujer fue rescatada por la Fuerza Pública antes de que atravesara el río Cauca, donde llevan a las personas recién reclutadas. Los dos jóvenes, ambos mayores de edad, fueron aprehendidos el domingo 18 de abril.

Familias sin respuestas

Las familias de Mateo y Felipe se quejan de que la Fiscalía no les ha dado información sobre cómo avanza la búsqueda de los jóvenes. “No conocemos a ninguno de los dos fiscales que tienen el caso de mi hijo (de la Sijin y de la Fiscalía), ni nos han contactado nunca”, aseveró Iván. “No sé quién es el fiscal que lo tiene, no sé absolutamente nada, nada, por parte de las autoridades”, complementó Sonia.

El pasado 15 de abril enviamos un cuestionario a la Fiscalía para conocer su versión sobre las quejas de las familias, pero al cierre de esta nota no obtuvimos las respuestas.

“Llevamos nueve meses en esta incertidumbre, en este dolor tan grande y no tenemos a nuestros hijos ni vivos ni muertos”, se lamentó Iván. Además, los factores de riesgo siguen latentes para que hechos como la desaparición de su hijo se repitan. Tanto así, que durante los meses posteriores han sido reclutados grupos más grandes de personas. Por eso, el papá de Mateo bautizó a Puerto Bélgica como ‘El Triangulo de las Bermudas de Antioquia’.

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