El tránsito de este municipio antioqueño hacia el posconflicto se ha visto truncado por un conflicto persistente entre grupos residuales, como el Clan del Golfo.
En el municipio de Yarumal, ubicado a 120 kilómetros al norte de Medellín, todavía no se siente la paz. La masacre de siete personas cometida por hombres armados el pasado domingo dejó en evidencia que la guerra, al menos en ese territorio, sigue latente. El hecho se registró a 15 minutos del casco urbano – en la vereda La Estrella – pasadas las 9 de la noche.
La escena descrita por los habitantes nos remite a un pasado no muy lejano, en donde paramilitares y guerrilla sostenían disputas constantes: hombres vestidos camuflados con uniformes militares, botas y capuchas llegaron desde las montañas con fusiles AK-47 al hombro y subametralladoras. Entraron al lugar y, como narraron los testigos, dispararon contra siete personas, dentro de las que estaban dos menores de edad y una en situación de discapacidad.
Las primeras hipótesis sobre la masacre tienen que ver con disputas entre grupos armados por el control del tráfico de drogas. De hecho, la secretaria de Gobierno de Antioquia, Victoria Eugenia Ramírez, dijo que el lugar en donde los hombres armados cometieron los asesinatos es reconocido como un “punto caliente” de distribución de drogas. Además, tres de las víctimas tenían antecedentes penales por microtráfico.
Teniendo en cuenta que Yarumal es un punto estratégico en el corredor de narcóticos del norte de Antioquia, el general Jorge Hernando Nieto, director de la Policía Nacional, dijo que podría tratarse de una disputa entre grupos residuales, como disidencias de las Farc , Clan del Golfo e incluso del ELN. La única certeza, como señaló, es que dentro de las víctimas están personas investigadas por narcotráfico. Después de un consejo de seguridad, las autoridades locales revelaron otra serie de problemas que están afectando al municipio: extorsiones, asesinatos selectivos, amenazas.
Augusto Osorno, vocero de paz en Antioquia y exrepresentante a la Cámara, nos contó que, tal como está la situación, “es muy probable que se trate de un ajuste de cuentas entre bandas criminales. Yarumal es un corredor de narcotráfico clave para llevar la droga hacia el Bajo Cauca, hacia Cáceres, Caucasia, Nechí, zonas donde históricamente ha habido mucha presencia del paramilitarismo. No podemos olvidar que ese territorio lo dominaron mucho tiempo la banda de los 12 Apóstoles y el Frente 36 de las Farc”.
La desmovilización de las Farc constituiría un factor calve para comprender la alteración de orden público. Según Osorno, desde que la guerrilla abandonó la zona han ingresado otros actores, como el Clan del Golfo, el ELN y algunas disidencias del Frente 36 de las Farc. Con esta situación incluso se han puesto sobre la mesa hipótesis como alianzas entre las disidencias y el ELN, algo que todavía no se ha confirmado, pues desde 2005 no hay rastros del ELN en la zona.
Aunque el caso deja más dudas que certezas, la situación de orden público en Yarumal no es la mejor y así lo confirman diferentes sucesos de 2017. Para no ir muy lejos: el pasado 22 de diciembre, hombres armados asesinaron a un campesino y dejaron a otros dos heridos en el corregimiento Cedeño. La escena fue similar a la que se presentó el domingo pasado: sujetos camuflados llegaron a un negocio local, lo revisaron y comenzaron a disparar.
En Yarumal, un municipio con 46.000 habitantes, de los cuales 9.874 están registrados como víctimas del conflicto armado, ha estado bajo el control de Los Urabeños, el Clan Úsuga, hoy denominado Clan del Golfo, un banda criminal que, según una investigación de la Universidad Pontifica Bolivariana (UPB), ha cooptado combos delincuenciales para construir redes sólidas de narcotráfico. A continuación les mostramos cuatro antecedentes de violencia en la historia reciente de Yarumal, que pueden dar luces sobre el trágico desenlace del domingo 21 de enero.
6 de octubre de 2009: masacre de mujeres
En la zona rural de Yarumal, cinco mujeres de una misma familia fueron asesinadas: Dora Eliza Porras Gonzáles, de 33 años, sus hijas de cuatro, cinco y siete años y su sobrina de 17 años. La masacre fue cometida en la quebrada El Bosque, con armas bancas. La investigación judicial se quedó estancada. Desde un comienzo fue difícil, teniendo en cuenta que el lugar de la masacre está ubicado a tres horas del casco urbano de Yarumal. En ese entonces, el comandante de la Policía Antioquia, coronel Jorge Rodríguez, dijo que era probable que se tratara de un crimen pasional. No obstante, el caso quedó en incertidumbre. El miedo, por el contrario, sí dejó huella en las familias de la zona rural del municipio.
2007: las Farc sembró el terror
El 1 de enero de 2007, el Frente 36 de las Farc incursionó en el casco urbano del municipio. Asesinaron a cuatro personas y amarraron a 15 pobladores. Las víctimas mortales fueron Argemino y Yolanda Muñoz, presidente y vicepresidenta de la Junta de Acción Comunal de El Cedro; Liliam Correa, comerciante de una tienda de víveres y Arsesio Zapata, agricultor. En ese entonces, al Alto Comisionado de Paz no tardó en señalar que “con el asesinato de estas 4 personas, el grupo armado ilegal cometió un crimen de guerra”, pues se trataba de civiles.
En ese entonces, el secretario de Gobierno de Antioquia, Jair Ramírez, aseguró que una de las probabilidades de la masacre tendría que ver con la hospitalidad que los civiles le brindaban al Ejército. En lo corrido de 2007, según cifras gubernamentales, cerca de 220 personas se vieron obligadas a abandonar forzosamente Yarumal.
2000: la masacre de los paramilitares
Alrededor de 150 integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) ingresaron a Yarumal en la mañana del 17 de enero de 2000. Asesinaron a 16 personas en cuatro caseríos, pasando por La Quiebra, El Llano, La Rivera y Ochalí. En parque principal de este último corregimiento fusilaron a nueve personas. Después de la masacre, cerca de 120 personas fueron desplazadas de manera forzosa.
Cinco días más tarde, los paramilitares incursionaron en el municipio de Santa Rosa de Osos, impusieron toque de queda y, como sucedió en Yarumal, dieron la orden de no vender ni comprar víveres. Entregaron, además, un mensaje muy claro: serán asesinados todos los que fueran considerados colaboradores de la guerrilla.
El caso, en un principio, se quedó congelado en los registros de los medios de comunicación. En 2005, las investigaciones pasaron al Despacho 15 de Justicia y Paz, el cual señaló como presunto responsable al Bloque Noroccidente de las Autodefensas.
1992: el surgimiento de los 12 Apóstoles
El grupo paramilitar Los 12 apóstoles nació en Yarumal, en 1992. La estructura fue conformada por ganaderos y empresarios víctimas de secuestros y extorsiones en Antioquia. Según declaraciones del exmayor de la Policía, Juan Carlos Meneses, los hacendados contaron con el apoyo de la Policía y otras autoridades del departamento. Según el mayor (r), el grupo era liderado por Santiago Uribe Vélez, hermano del senador y expresidente Álvaro Uribe, quien hoy afronta un proceso con la justicia.
El objetivo principal de ese grupo, como han asegurado Meneses y el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, era la ‘limpieza social’.