El “Armando Ríos”, que opera en el Guaviare, aseguró en un comunicado que no se desmovilizará.
Seguramente, el momento que más se recuerde del frente Armando Ríos de las Farc, por fuera del departamento del Guaviare, sea al mismo tiempo uno de los mayores reveses militares en la historia de esa guerrilla.
En julio de 2008, dos guerrilleros de esa estructura, Gerardo Aguilar y Alexander Farfán, fueron reducidos en un helicóptero de una falsa misión humanitaria. Los dos hombres subieron al aparato custodiando a un grupo de secuestrados del que hacía parte la excandidata presidencial Íngrid Betancur, varios integrantes de la Fuerza Pública y tres contratistas estadounidenses.
Aunque se ha especulado mucho sobre los verdaderos detalles de ese rescate, conocido como Operación Jaque, el momento es considerado por las Fuerzas Militares como uno de sus mayores éxitos en la guerra contra las Farc.
Sin embargo, para los pobladores del Guaviare, la historia del frente Armando Ríos va mucho más allá del episodio cinematográfico que les devolvió la libertad a 15 secuestrados. Esa unidad guerrillera es reconocida por controlar amplios territorios y por haber implementado un sistema de extorsiones contra ganaderos, comerciantes y contratistas en esa región del país.
Ahora se dice, gracias a un comunicado revelado por Caracol Radio, que ese frente se habría declarado en disidencia frente al proceso de paz de La Habana y que no estaría dispuesto a dejar las armas mientras el país siga gobernado “bajo el actual modelo económico”.
El presidente Juan Manuel Santos les respondió a los guerrilleros en un acto de pedagogía sobre los acuerdos de paz que lideró en el Guaviare y les dijo que es su “última oportunidad”. Además, que de no sumarse al proceso de reincorporación a la vida civil que seguirán los demás frentes de las Farc, “terminarán en una cárcel o en una tumba”.
“Un frente de mucha incidencia en la vida de la gente”
Gustavo Chica es periodista de Caracol Radio en el Guaviare. Recuerda que hace varios años el frente Armando Ríos estaba conformado por cerca de 1.000 guerrilleros. Sin embargo, la ofensiva militar lanzada por el gobierno de Álvaro Uribe terminó por acorralarlos cerca del municipio de Miraflores y luego hizo que se desplazaran hacia Calamar.
Allí se asentaron durante algún tiempo, pero “luego volvieron a rearmase y a dispersarse por Calamar, Miraflores y parte de Mitú, en Vaupés”. En la actualidad, asegura el reportero, esa unidad guerrillera está dedicada a mover dinero de cultivos ilícitos y de extorsiones a pobladores de la región: “Cobran impuestos por la mercancía que se mueve en las barcazas que parten de Calamar hacia el Vaupés y el Vichada. Cuando regresan, muchas de esas barcazas traen base de coca y por eso ellos también obtienen ingresos”, afirma Chica.
Es precisamente por cuenta de esas extorsiones que en Guaviare se especulaba sobre la posibilidad de que ese frente se declarara en disidencia. “El año pasado y a comienzos de este comenzaron a citar a comerciantes, campesinos y ganaderos para que pagaran la cuotas del ganado y de las fincas. Mucha gente les preguntaba si estaban con el proceso y que si iba a cesar el tema de la extorsión y ahí fue que empezó a conocerse que no se desmovilizarían. Decían que era una mentira, un engaño y que solo se beneficiarían unos pocos”, cuenta un poblador de la zona.
Los comentarios sobre el desacuerdo de ese frente con el proceso de paz circulaban entre algunos habitantes del Guaviare e incluso entre autoridades que, al parecer, guardaron silencio sobre el tema. Fue el acuerdo parcial sobre el punto del fin del conflicto que lograron el Gobierno y las Farc en La Habana lo que, supuestamente, generó aún mayores prevenciones entre las filas guerrilleras.
“Empezó a sonar fuertemente en el sector de La Paz, jurisdicción de El Retorno, que muchos de ellos no estaban de acuerdo, que había mucho ruido entre los guerrilleros porque unos están de acuerdo y otros no”, dice el periodista Chica.
Luego del ruido vino el comunicado: “Hemos decidido no desmovilizarnos, continuaremos la lucha por la toma del poder por el pueblo y para el pueblo; independientemente de la decisión que tomen el resto de integrantes de la organización guerrillera. Respetamos la decisión de quienes desistan de la lucha armada, dejen las armas y se reincorporen a la vida civil, no los consideramos nuestros enemigos”.
Chica agrega que si bien por fuera del Guaviare no circula mucha información sobre ese grupo de guerrilleros, se trata de “un frente de mucha incidencia en la vida diaria de la gente”. Por ello, asegura, el ambiente que se vive hoy en la región no es de sorpresa, pero sí de tranquilidad porque el presidente ya tiene claro que en esa sección del país existe una amenaza muy concreta de que la guerra puede continuar.