Más que un asunto de buenas voluntades | ¡PACIFISTA!
Más que un asunto de buenas voluntades
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Más que un asunto de buenas voluntades

Staff ¡Pacifista! - junio 13, 2015

Preocupan las reacciones de las Farc, pero también las decisiones del Gobierno para continuar con la ofensiva militar, en últimas, que la guerra siga y la paz no avance.

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Por: Carlos Mejía Walker

Preocupan los 200.000 galones de crudo derramados en el Putumayo, preocupa la falta de luz en Tumaco, Caquetá y Buenaventura, preocupa que Algeciras esté sin agua y que en menos de un mes las huellas de la guerra les haya deshecho sus pasos a dos niños. Preocupa que la responsabilidad de estos hechos sea de las Farc y que se presenten en un contexto de negociación de paz. Preocupa tanta insistencia por la verdad mientras se guarda silencio ante una opinión pública consternada y ante comunidades cuya opinión no se tiene en cuenta pero que son noticia cuando alguna tragedia hace de las suyas.

Afirma el presidente Santos que “esa no es la vía, no es el camino para lograr esa reconciliación y para hacer esa paz”. Humberto de la Calle reprocha que “no hay justificación para atentados de las Farc. Estamos en La Habana para que esto no suceda”. El ministro de Defensa pone en duda la voluntad de la guerrilla y concluye que todo esto “solo perjudica a Colombia”. Algunos editoriales cuestionan la incoherencia de las Farc y al terror como su principal combustible.

Y no es para menos. Todo lo sucedido preocupa aunque no sea nada distinto a lo que siempre se ha visto en esta guerra. Sin embargo, fue principio del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera eso de que nada iba a estar acordado hasta que todo lo estuviera, es decir que fue esa y no otra la forma en que se decidió negociar. El problema, entonces, no debe centrarse en si las Farc tienen hoy más o menos voluntad de paz que ayer, o si son más o menos coherentes que antier, sino en que las opciones bilaterales de cesar la guerra parecieran pender más de buenos gestos y voluntades que de acuerdos vinculantes.

Aquí no se trata de que como efecto de la negociación, Farc y Gobierno tendrían que ser más sensatos y coherentes que hace tres años, sino de que aún hoy no están aseguradas las condiciones para cesar, de manera vinculante, la confrontación armada legítima e ilegal, así sea ella temporal y escalonada. A estas alturas, el cese al fuego no puede obedecer a que se retomen gestos de buena voluntad o a que se realicen demostraciones de buena conducta.

Lo anterior lo tienen claro algunas comunidades y organizaciones cuando condenan públicamente hechos como los registrados en el corredor Puerto Vega-Teteyé, pero son contundentes al exigirles a los actores armados, así en plural, hechos de paz y un cese al fuego bilateral.

Al igual que las reacciones de las Farc, preocupan las decisiones del Gobierno para continuar con la ofensiva militar, en últimas, que la guerra siga y la paz no avance. Aunque ha habido gestos significativos, las discusiones de la Mesa no deben reducirse a exigir más coherencia o más voluntad, sino a que se suscriban acuerdos que hagan de las bombas y los hostigamientos un asunto del pasado, así todavía falte mucho para que todo esté acordado.

¡Aunque falte ponerse de acuerdo, que no se dude en estarlo para silenciar los fusiles mientras llega la esperada paz! Tal vez en algunas regiones esto sea más urgente que definir si son once los comisionados de la verdad o si deben o no pagar cárcel los excombatientes de las Farc.