Voces del Carnaval del Diablo: de Riosucio para un país non sancto | ¡PACIFISTA!
Voces del Carnaval del Diablo: de Riosucio para un país non sancto Todas las fotos por Juan Diego Rivas.
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Voces del Carnaval del Diablo: de Riosucio para un país non sancto

Santiago A. de Narváez - enero 9, 2019

Cada dos años tiene lugar el Carnaval de Riosucio, en Caldas. ¡Pacifista! estuvo presente en la versión del 2019 escuchando las distintas voces alrededor de la figura del Diablo.

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No nos mata nadie, no nos pueden matar, no pueden, por mucho que intenten acabar con nosotros. A nosotros nos protege el diablo. A nosotros no nos mata ni el putas

J. Cárdenas –Los Estratos–

Un sol primitivo quemaba la nuca de un borracho mientras este reposaba sobre el andén de una de las plazas principales de Riosucio. Había comenzado el Carnaval –cuyo símbolo es el Diablo– que iba desde el viernes 4 hasta el miércoles 9 de enero. En esta misma semana, el país se despertó con las noticias de que en lo que va de 2019 ya han asesinado a seis líderes sociales en el país. Se despertaba con la noticia de que en el Valle del Cauca han matado a dos mujeres y a una mujer trans. Y con las declaraciones del presidente Iván Duque quien dijo –¿en un lapsus de Historia Patria?– que Estados Unidos había apoyado el proceso de Independencia en Colombia.

Mientras tanto, en el municipio de Riosucio (Caldas), el Diablo salía a recorrer las calles. Había fiesta, música y alcohol. En una de las tarimas (de una de las plazas principales) el maestro de ceremonias les pedía a los asistentes que no fueran violentos con los músicos que tocaban en tarima.

En otro lado del pueblo, un joven –veintitantos– le explicaba, de manera muy general, a otro joven la historia de Riosucio. En otra calle, y en otro momento de la semana, las tradicionales Cuadrillas del Carnaval (una suerte de comparsas) recorrían el pueblo cantando sus canciones alegóricas al Diablo.

Un anciano recordaba como hacía 25 años, por estas mismas fechas, el Carnaval terminó en tragedia. En otra calle, en otra tarde de sol asesino, un vendedor de sombreros se quejaba por la poca venta de artesanías durante el Carnaval y daba sus opiniones sobre estas fiestas. Y faltando un día para que acabara el Carnaval, una mujer le relataba a su amiga los pormenores de las fiestas riosuseñas, mientras viajaba en la buseta que la iba a llevar de Riosucio a Manizales.

¡Pacifista! estuvo presente en el Carnaval durante estas fiestas que reúnen de manera festiva a locales y visitantes. En un país donde pareciera que el menos malo es el Diablo.

Este 2019 el Carnaval de Riosucio iba del 4 al 9 de enero. Todas las fotos por Juan Diego Rivas.

 

La buseta: Aló, kiubo, parce, ¿cómo va? ¿todo bien? Sí, cansada. Yo me acabo de montar en la buseta para Manizales, llego en dos horas más o menos. Sí, ya me devuelvo hoy. Pero si viera lo chimba que fue ese carnaval. Sí, parce, muy chimba de verdad esa vaina. Yo llegué el jueves que creo que fue cuando empezó. Empezó el jueves pero al Diablo lo sacaron hasta el sábado. Ahí en una carroza, un Diablo súper grande y la gente pues contenta, viendo mientras acomodaban al man en una de las plazas. Era como un Diablo alegre, ¿si me entiende?

Maestro de ceremonias: Porque el Diablo es cultura, para nosotros el Diablo no es violencia. El Diablo representa la cultura riosuseña y la tradición. Durante estos siete días de carnaval, todos somos riosuseños. No hay extranjeros, no hay gente de afuera, ¡todos somos riosuseños en carnaval! Y recordemos que esto no son unas ferias de pueblo, no señores, acá no tenemos ferias, ¡en Riosucio tenemos el carnaval!

El experto: Riosucio tiene dos plazas centrales; dos plazas y dos iglesias. Dicen que fue cuando el pueblo no era uno sino dos. Dos pueblos enfrentados a muerte, un pueblo afro y un pueblo indígena. Y que gracias a dos párrocos, a los dos párrocos de cada pueblo, empezaron los carnavales donde los antiguos enemigos tenían que convivir por siete días de fiesta, en paz, a cambio de que el Diablo no se los llevara. Si había pelea o garrotera entre los antiguos enemigos, el Diablo se los llevaba. Eso dicen. Que así fue como empezó el carnaval.

Riosucio, Caldas.

 

Fila en el baño: Es que para mí, el Diablo es mi mayor bendición. O sea cuando queman al Diablo lo que yo lloro no es normal. No es normal lo que yo lloro.

Cuadrilla El Aleph: Un secreto a voces se revela/guardado por dos años en rutinaria espera/Un rito del alma/del ancestro y de la unión/del abrazo/de máscara y canción/Carnaval/cual iridiscente esfera/propicia el encuentro/en la mágica frontera/cantando bailando/sintiendo su brillo/cantando bailando/junto al diablo que es mestizo.

La buseta: No, muy bonito, parce, de verdad. Y tienen como unas comparsas, no se llaman comparsas sino cuadrillas. Hay varias y son como ya tradicionales, como que cada familia o algunas familias tienen su propia cuadrilla y hacen una presentación que se demoran preparando cada dos años. O sea ahora que se termine el carnaval ya empiezan preparar lo del próximo carnaval. Parce, y cada cuadrilla es como temática, entonces llevan su disfraz, y componen sus propias canciones que hablan sobre el carnaval y lo que significa para ellos. Y van de casa cuadrillera en casa cuadrillera presentándose y al final, en la noche, hacen su presentación en la tarima de una de las plazas. Y no sé si al final hacen un concurso y premian a la mejor, pero muy bonito de verdad, parce. De verdad que muy bonito.

Cuadrilla El Aleph: Vira el reloj de arena y deja al carnaval/Introducirse en ti/cual buen licor/Cuando todo esto termine/en gran silencio estarás/regresarás a tu rutina, jugador/Deja ya esa efigie/ahora que nada te encubre/abandona ese antifaz/Se extinguió al morir el carnaval/tu ficción de gran matachín/el festín ya concluyó.

Cuadrillas del Carnaval.

 

El experto: Lo que uno sí se pregunta, entonces, es qué valor se le da a la figura del Diablo en este caso, ¿no? Porque si etimológicamente la palabra diablo, o diabolos, quiere decir separar o dividir, ¿cómo es que la unión de estos dos pueblos, antes enemigos, está representada por la figura del Diablo, la que divide y separa? ¿Si me entiende? ¿Cómo sería esa relación, entonces, ahí? O, para ponerlo en otras palabras, ¿qué papel juega el Diablo y el carnaval en un pueblo que antes estuvo dividido y agarrado? ¿Qué papel juega el Diablo en la resolución de conflictos? ¿Si le suena o ya estamos hilando muy fino?

El vendedor de piruletas: 300 pesos le vale la colombina pero también le tengo la piruleta, vea, con centro líquido. Usted no es de acá, ¿cierto, parce? ¿Yo? No, yo soy de Medellín, pero llevo viviendo acá dos semanas. Pero bacano, este pueblo es muy bacano, parce. Y este carnaval: nooooooo, si le dijera. Mucha gente de afuera. De Medellín, sí, pero sobre todo mucho rolo. Todo el punkero que usted ve acá es rolo. Puro rolo punkero jajajaja. Sí, claro. También mucha gente de acá y de Medellín. Algo de Armenia y Manizales. De Pereira. Pero mucho rolo a lo bien. Y pues yo he trabajado estos días, pero ayer, por ejemplo: estaba vendiendo mis colombinas, me estaba tomando los tragos, pero pues me eché mis pases. No y es que, parce, uno se echa los pases y ya. Es que el periquito es una vaina… Sí, hermano, entonces ahí uno ya nada, pues qué iba a seguir trabajando, ¿si me entiende? El negocio se va pa…sí hermano… Usted sabe. Usted me entiende. Cuando uno se echa los pases ya se olvida de todo: la fiesta. ¿Si me va a comprar entonces la yogueta? Vea: a 300 la colombina y dos en 600.

La salida del Diablo en la Plaza de la Candelaria. Una de las dos plazas principales de Riosucio.

 

Cuadrilla El Aleph: Hay que activar la razón del carnaval/mirar de otra manera/en la mascarada donde está la vida entera/Y si los relojes giran a la inversa/¡es porque el Aleph se ha apoderado de tu fiesta!/Si el sentido baila, con paz, sin tristeza/¡es porque el Aleph se ha apoderado de tu fiesta!/Si el Demonio miras y en él te reflejas/¡es porque el Aleph se ha apoderado de tu fiesta!

La buseta: Y pues, parce, con estas viejas estuvimos en todos los conciertos, yo creo. Vimos a Maelo Ruiz, vimos a Jessi Uribe, a estos de Puerto Candelaria. Y pues todas las noches bebiendo, qué forma de beber a lo bien, parce. Es que esas viejas chupan mucho aguardiente. En la mañana de ayer, creo, nos bajamos como seis cajas. De Cristal, sí. Como seis cajas entre las cuatro parce. Aló. Aló. Ah, ¿está muy cansada? No, parce, si está aburrida pues cuelgo y después hablamos. Oiga, ahora que lo pienso, yo soy siempre la que la llama. Usted nunca me llama a mí, parce. ¿Ah? ¿cómo dice? Bueno, pues no cuelgo entonces. ¿Qué le estaba hablando? Ah, sí. Es que, parce, yo creo que no había bebido tanto como en estos seis días, parce.

La Diabla: Nosotros somos de La Barra de los 30. Hace ya varios años, ¿cuántos? ¿40?, que existe La Barra. Y somos un parche que se reúne en el taller. Nosotros somos artistas. Y a La Barra puede entrar cualquiera que esté dispuesto a colaborar con la fabricación de la Diabla. Hoy, por ejemplo, nos estaban ayudando unos gringos a pintarla. ¿Es que si ve que es alta? ¿La Diabla? Es más alta, creería, que el Diablo que tienen allá, al otro lado de la Plaza. Nosotros siempre sacamos a la Diabla acá, en esta Plaza. En la Plaza de la Candelaria. La Diabla es de esta Plaza. Pero a nosotros, digamos, que los organizadores del Carnaval no nos quieren de a mucho, no nos incluyen en la programación. O sea esto es como extra oficial. La Diabla la sacamos por nuestra cuenta y la construimos nosotros por nuestra propia cuenta. Ella simboliza, cómo decirlo, lo que no está tenido en cuenta, ¿si me entiende? Lo femenino, con esas tetas y ese culo y esas curvas, pero lo que no está tenido en cuenta en las fiestas. De nosotros dicen que somos unos borrachitos, pues bueno.

La Diabla en proceso de ensamblaje.

 

Cuadrilla Delirio: Negro eres heredero/de una cultura de ricas tradiciones/y magia pura/Santería eres decana/Yoruba de corazón/Candomblé Vudú y Umbanda/venidas de ultramar/Sincretismo de mi pasado/no necesito templo/y quedo curado/Esclavos africanos/tristes y abusados/Un nuevo y triste dolor, ¡ay!/viven desplazados/¿Hasta cuándo toleramos/tanto ijueputa ladrón?/Yemayá dice ya basta/Soy tu madre universal/Ogun que vas delirando/con tu altanera presencia/San Miguel saca al demonio/del gobierno socarrón.

El vendedor de sombreros: ¿Que yo qué opino del Carnaval? Pues, hombre, cada quien con sus creencias, ¿no? Pero uno nunca sabe. Las creencias que tiene la gente y todo eso. Uno no sabe. Pero pues si usted se pone a ver, ¿a quién le están haciendo el carnaval? ¿A quién le están rindiendo culto? ¿Me entiende? ¿Dónde ha visto usted que en otros carnavales la figura principal sea esa? Ni en Pasto, ni en Rio, ni en ningún lado. Pero uno nunca sabe cómo es que son las creencias de la gente. Y uno nunca sabe cómo se puede desatar la ira de Dios. Uno nunca sabe un terremoto, alguna cosa y vea toda esta mano de gente. ¿Qué pasaría si hay un terremoto acá, por ejemplo? Es como lo de Armero, que fue hace tantos años. Lo mismo. Eso fue lo que desató la ira de Dios y vea usted lo que terminó pasando en ese pueblo. Uno quisiera que no, que no pasara nada acá, y encima con toda esta gente. Pero es que uno nunca sabe, hermano. Uno no sabe.

Las cuadrillas tardan dos años en preparar los disfraces y las canciones que presentan en la siguiente versión del Carnaval.

 

Antiguo trabajador de Medicina Legal: No, pero el carnaval del 94 sí fue complicado: ese año mataron a 27 personas. 27 personas amanecieron muertas ese día. El 94 estaba muy caliente, muchos paracos. Pero imagínese usted, que encuentren al otro día a 27 personas muertas. Claro que eran sobre todo ‘desechables’, gente que no tiene familia y esas cosas. Fue una limpieza social. Pero igual, son 27 personas, ¿no le digo? Ahorita pues la cosa está mucho más suave, no se compara. Pero igual los paracos siguen por ahí. Por ahí están.

La buseta: No, la quema del diablo lo que simboliza, parce, es como que ya al final del carnaval se van todas las cosas malas que hizo la gente durante el carnaval. O sea es que en el carnaval hay mucho desfogue, parce, ¿si me entiende? y con la quema es como si se quemaran todos males. La quema la hacen ya mañana, miércoles, que es el último día, creo. Uy, qué calor está haciendo por acá. Ya pasamos el rio. ¿Por Manizales está haciendo mucho calor, parce?

El experto: ¿Y cómo es posible que estas fiestas no puedan existir, así, en otros lados por igual: con los mismos borrachos y con la misma gente y sin la misma violencia de siempre? ¿Sin que nos tengamos que matar cada rato por andar borrachos de aguardiente? Usted dice que es por la identidad que ya tiene el pueblo, porque ya está en su cultura. Como una cosa histórica. ¿Pero eso quiere decir que no hay forma de que esa cultura se pueda propiciar en otros lugares? Bogotá, por ejemplo, no tiene este tipo de celebraciones. ¿Qué sería lo más parecido a una celebración, a un festival, a unas fiestas como estas en Bogotá? No las hay. No existen.

Artistas callejeros en el Carnaval.

 

Cuadrilla El Aleph: Deje la nostalgia y póngase a bailar/porque la anarquía le conjura esa triteza/Y si el Diablo dice: párese el que reza/¡a gozar la vida con el mundo de cabeza!/Si el dinero dice: busca ligerezas/¡a gozar la vida con el mundo de cabeza!/Si el gobierno dice: sufre con nobleza/¡a gozar la vida con el mundo de cabeza!/Y si la muerte dice: olvida la belleza/¡a gozar la vida con el mundo de cabeza!

Maestro de ceremonias: No, paisanos riosuseños, la música de cualquier género es cultura, y la música la hacemos respetar. No le dañemos la fiesta a la gente, a los visitantes. No señores: a los violentos que quieren dañar el concierto y que están tirando cosas a la tarima les gritamos: ¡fuera! ¡fuera! ¡fuera, violentos! ¡no los queremos acá! ¡fuera!

Cuadrilla El Aleph: Vivimos de añoranzas amargas y dulces/pero es el Carnaval la negativa del tiempo/El amor que es un astro dirá/como espejo engañoso/solo mentira lo que nunca fue verdad.

La buseta: No, parce, o sea, si Dios quiere y la Virgen lo permite, tenemos que ir en dos años. O sea, parce, que carnaval tan chimba a lo bien. Sí, en dos años. Porque esto lo hacen cada dos años. Yo no sé cómo sería si fuera todos los años. Qué peligro, parce, a lo bien. O sea yo me hubiera quedado hasta el final: por mí, yo me quedaba. Pero es que ya el bolsillo no aguanta. El cuerpo tampoco aguanta, pero sobre todo el bolsillo.

 

El Diablo.