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¿Las víctimas sí quieren hacer la pedagogía del proceso de paz?
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¿Las víctimas sí quieren hacer la pedagogía del proceso de paz?

Juan David Ortíz Franco - enero 7, 2016

Mientras el Gobierno plantea que podrían ayudar en la divulgación de los acuerdos, algunas víctimas que viajaron a La Habana critican la participación que se les ha dado.

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Sergio Jaramillo aseguró que la implementación efectiva de los acuerdos depende de la participación de las víctimas. Foto Oficina del Alto Comisionado para la Paz.

 

47 de las 60 víctimas que viajaron el año anterior a La Habana (Cuba) para reunirse con la mesa de diálogos participaron el miércoles en un encuentro, convocado por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, con el objetivo de darles a conocer de primera mano los detalles del acuerdo de víctimas logrado en diciembre con las Farc.

Aunque aseguró que serán ellos quienes tomen sus propias decisiones sobre su participación en el futuro de las negociaciones, el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, afirmó en ese espacio que las víctimas  “tienen un papel muy importante que jugar”.

Según dijo, el Gobierno estará dispuesto a ofrecer su apoyo respetando la independencia de las víctimas, pero agregó que su participación será clave en aspectos como la divulgación de los acuerdos, la construcción de la institucionalidad de justicia que fue pactada en la mesa y la vigilancia sobre los procesos que vendrán en el futuro.

Además, se refirió a la importancia de que sean esas personas, que tuvieron la posibilidad de estar en contacto con las delegaciones negociadoras del Gobierno y las Farc, quienes encabecen los proyectos pedagógicos que se plantea el Gobierno con el ánimo de dar a conocer los detalles sobre lo acordado en la mesa de conversaciones.

“Qué mejor resultado de todo esto que la delegación de las 60 víctimas que fueron a La Habana sean los pedagogos y vigilantes del acuerdo de víctimas pero también en general de todo lo que se ha acordado en La Habana porque, como ya lo he dicho, todo tiene una lógica de satisfacción de derechos y de no repetición”, dijo Jaramillo.

¿Hasta dónde llega la participación?

Francia Márquez fue una de las 60 víctimas que viajaron a La Habana. Además de señalar el impacto del conflicto armado sobre las comunidades negras del Cauca, ha insistido en otros factores que promueven las condiciones de exclusión en esos territorios. Foto Santiago Mesa.

Francia Márquez integró una las delegaciones que viajaron a Cuba en representación de las víctimas de las comunidades negras del Cauca, además fue reconocida como defensora del año en los Premios a la Defensa de los Derechos Humanos del año anterior. Aunque valora escenarios como el del miércoles como una oportunidad para plantear sus inquietudes, en particular con respecto a la implementación de los acuerdos y a la situación que enfrenta su región con problemáticas como la minería, dice que la presencia que han tenido las víctimas en el proceso no puede considerarse efectivamente como participación.

“El Comisionado dijo que es el primer proceso de paz en el mundo en el que se garantiza la participación de las víctimas, que se está haciendo un esfuerzo muy grande del Gobierno y las Farc para garantizar los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición. Pero se habla mucho de participación y yo siento que la voz real de las comunidades no está siendo escuchada. La toma de decisiones es otra cosa. Yo creo que es importante avanzar hacia unos mínimos que nos permitan seguir luchando por la reivindicación de nuestros derechos.”, dice Márquez.

Pero además de esa inquietud, en su intervención durante el encuentro se refirió a la que ha sido su lucha durante años por mejorar las condiciones de vida en su territorio, también a la importancia del acuerdo de víctimas, aunque piensa que es necesario inyectarle una dosis de realidad.

Ojalá los acuerdos no terminen menoscabando los derechos que las comunidades étnicas han venido conquistando desde hace muchos años

“El acuerdo es importante porque está en el papel y se están estableciendo unos mecanismos de reparación y no repetición, pero allá también planteamos nuestras preocupaciones a la luz de la realidad.  Les dije que hay preocupaciones en los territorios sobre la implementación de los acuerdos. Ojalá los acuerdos no terminen menoscabando los derechos que las comunidades étnicas han venido conquistando desde hace muchos años”, explica la lideresa.

Con respecto a la idea de que las víctimas que conformaron las delegaciones se transformen en pedagogos de los acuerdos, Márquez dijo estar dispuesta a participar, aunque reconoció que la representación que esas 60 personas podrían ejercer es muy limitada en relación con todo el universo de víctimas del conflicto colombiano.

“Participaría porque la mía es una apuesta de paz y una apuesta de vida. No tendría ningún problema en hacer el trabajo pedagógico, pero tampoco en ser realista para explicar que el problema no es solo del conflicto con las Farc, sino que también es un problema del Estado y por eso debe haber políticas que le permitan a la gente vivir en condiciones dignas sin expulsarlas de sus territorios con la excusa del desarrollo”.

Ese escenario de las víctimas echando sobre sus hombros el trabajo pedagógico es precisamente el que cuestiona Marisol Garzón, hermana de Jaime Garzón, otra de las 60 personas que viajaron a La Habana en 2015. Ella lo hizo en dos oportunidades, pues no solo integró la segunda delegación, sino que también fue invitada a la proclamación del acuerdo de víctimas en diciembre pasado.

Fuimos unos invitados de piedra, ni siquiera nos presentaron los acuerdos, no los conocemos y quieren que hagamos pedagogía. Nuestro sueño era otro, queríamos comenzar a hablar entre todos

Lo sucedido en ese segundo viaje, en el que asegura, las víctimas fueron utilizadas “solo para la foto”, la llevó a no aceptar la invitación al encuentro del miércoles. “Me sentía como una niña en una primera comunión, estaba feliz de hacerla, pero cuando volteaba a mirar todos estaban borrachos por cuenta de uno. Fuimos unos invitados de piedra, ni siquiera nos presentaron los acuerdos, no los conocemos y quieren que hagamos pedagogía. Nuestro sueño era otro, queríamos comenzar a hablar entre todos, porque puede que la mamá de los del Nogal no opine lo mismo que yo sobre la paz, pero no fue así. Creo en el proceso como Jaime creyó en este país, creo que hay que seguir trabajando, pero no de esa manera”, dice Marisol.

En el encuentro, el Alto Comisionado respondió a algunas de los cuestionamientos  de quienes asistieron. De sus palabras también se desprende que uno de los primeros retos del Gobierno será, justamente, conseguir el acompañamiento de ese grupo de personas en quienes parece depositar buena parte de la confianza en el éxito del proceso más allá de la firma de los acuerdos. “Mi preocupación —dijo  Sergio Jaramillo— al igual que la de ustedes, no es lo que se acordó -creo que es un buen acuerdo-, sino el reto de la implementación. Y eso sólo lo haremos bien si se hace con ustedes, con su participación activa y con su vigilancia. Esto no lo va a implementar el Gobierno solo, ni menos las Farc. Esto tiene que venir de ustedes, tiene que hacerse de abajo hacia arriba”.