La "mecha lenta" que arde en los territorios del Eln en Arauca | ¡PACIFISTA!
La “mecha lenta” que arde en los territorios del Eln en Arauca
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La “mecha lenta” que arde en los territorios del Eln en Arauca

María Flórez - enero 3, 2016

En una zona de presencia histórica de esa organización, los pobladores se preparan para dar los debates que traería la fase pública de negociación con esa guerrilla.

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Parque principal de Tame. Foto: Santiago Mesa

 

Para evitar que el Eln les quemara el bus, los integrantes de la iglesia cristiana menonita escogieron una ruta inusual para viajar de Bogotá a Arauca. En vez de tomar la vía Villavicencio-Yopal-Tame decidieron atravesar medio Boyacá y remontar las trochas húmedas del Parque Natural Pisba.

Después de recorrerlo, a veces empujando el bus, arribaron a Sácama (Casanare), y desde allí se dirigieron a Tame. Pero el camino indicaba que, contrario a evadir la amenaza guerrillera que impedía el tránsito de vehículos en las vías principales de Boyacá, Casanare y Arauca, los viajeros se internaban aún más en los territorios del Eln.

Saliendo del pequeño pueblo de Sácama, en las paredes de un caserón blanco los guerrilleros habían escrito: “Eln presente”. Más adelante, en una casa azul de madera, el frente 28 de las Farc también había dejado constancia: “Juramos vencer o morir”. Muy cerca, sobre enormes piedras de río, se leía: “Eln 51 años” y “F.A.A.P.” —las siglas del Frente Adonay Ardila Pinilla—. Los grafitis son recientes, pues el Eln cumplió 51 años de existencia en julio de 2015.

Después de 15 horas de viaje, pasando páramos y llanuras, los menonitas llegaron a Tame, uno de los siete municipios de Arauca. Estaban allí para realizar un recorrido exprés por cinco pueblos, donde llevarían a cabo actos litúrgicos y culturales para pedirles al Gobierno y al Eln que pasaran a la fase pública de diálogos.

Pero los atajos que tomaron les impidieron cumplir el itinerario, por lo que el recorrido por los pueblos fracasó. Al final, la restricción a la movilidad —que se conoció por un supuesto comunicado de la guerrilla— resultó falsa, y todos los esfuerzos por esquivarla fueron inútiles.

Pocos días después, el Frente de Guerra Oriental del Eln desmintió la amenaza y le echó la culpa del texto apócrifo a la “inteligencia militar”.  Mientras tanto, el Ejército ya había instalado un retén a las afueras de Tame, que incluía dos vehículos blindados de combate.

‘Aquí, el Eln está más entero que nunca’

Camino a Tame. Foto: Santiago Mesa

Los menonitas también viajaron a Arauca para realizar el IV Foro Internacional Horizontes para la Paz y la Reconciliación. El evento buscaba debatir sobre la necesidad de que el Gobierno avanzara rápidamente en las negociaciones de paz con el Eln y discutir el eventual papel que jugarían las organizaciones sociales en esos diálogos.

Al foro asistieron algunos de los líderes más representativos de Arauca, donde hace 36 años está presente el Frente Domingo Laín, del Frente de Guerra Oriental. A la fecha, el Domingo Laín es el frente más poderoso del Eln y, según un informe de Crisis Group (2014), “ha disfrutado de una larga y considerable independencia” respecto al Comando Central (Coce) de esa guerrilla.

Esa circunstancia, dice el informe, obedece a que el Domingo Laín “no fue una creación institucional (de la guerrilla), sino que surgió lentamente entre comunidades campesinas de Arauca”. Una afirmación que encuentra respaldo en las palabras de Alonso Campiño, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en Arauca y delegado de Paz del Congreso de los Pueblos en ese departamento.

Él recuerda que en 1972 hubo un punto de quiebre en la lucha de los campesinos araucanos. En octubre de ese año, cientos de ellos, con el apoyo de algunos sacerdotes, entraron en paro para reclamarle al Gobierno el cumplimiento de la Declaración de los Presidentes de América, que se había firmado en Punta del Este (Uruguay) en 1967. En ella, los presidentes latinoamericanos se habían comprometido, entre otras cosas, a mejorar las condiciones de vida de los agricultores, modernizar y reformar el campo, diversificar la producción y trabajar por la seguridad alimentaria.

Algunos líderes campesinos estuvieron presentes en el IV Foro Internacional Horizontes para la Paz y la Reconciliación. Foto: Santiago Mesa

Según Campiño, “el Gobierno aplicó destierro y cárcel a los líderes que promovieron el paro, y hubo guerra sucia por parte del MAS (Muerte a Secuestradores). Los líderes no tenían garantías para defender a los campesinos y por eso nació el Eln en Arauca. Esos manes surgen ahí, en ese paro amplio; fueron sus dirigentes los que cogieron una escopeta y se fueron para el monte. Ahí nació ese embrión de grupo guerrillero: el frente Domingo Laín”.

Desde entonces, el Eln se afincó en el área. En 1980, cuando empezaron a descubrirse los yacimientos petroleros de Caño Limón, la guerrilla se fortaleció y las Farc aparecieron en la zona. Al mismo tiempo, los campesinos decidieron exigir no sólo mejoras en infraestructura y líneas de comercialización, sino también autonomía suficiente para ejecutar modelos de desarrollo acordes con las necesidades de los colonos, “la población llanera raizal”, y las comunidades negras e indígenas, que se oponían a la manera como se extraía el petróleo. Campiño asegura que “eso nos costó mucha sangre, la pérdida de la libertad, y hasta el exilio”.

Y aunque la guerra se recrudeció y los civiles fueron los más afectados, la coexistencia entre las comunidades y la guerrilla tejió innegables relaciones de solidaridad. Puede que suene políticamente incorrecto, pero en zonas de histórica presencia guerrillera como Arauca la gente siente que ocultarlo es faltar a la verdad.

Camino a Tame. Foto: Santiago Mesa

Dice un agricultor araucano que “el Eln se formó mirando las necesidades del campo, a los pobres y a los campesinos. Nos da temor que cuando los grupos armados de izquierda se desmovilicen, el campo quede desprotegido, y entren fuerzas de ultraderecha a imponernos un nuevo régimen de armas y de violencia”. Para muchos pobladores, pese a la crudeza de la guerra que les ha tocado vivir, la guerrilla es fuente de protección.

Por eso, Campiño opina que “en Arauca y en otros departamentos el Eln ha generado afectos en la gente y se ha vuelto Estado. Eso no es pecado decirlo, porque ocurre. Aquí hay zonas donde uno va y los campesinos ven a la guerrilla como el instrumento defensor de todos sus intereses. Y aquí en Arauca esos manes están más fortalecidos que en ninguna parte, más enteros que nunca”.

La paz, más allá de negociar con las Farc

En 2015, el Gobierno y las Farc firmaron el acuerdo parcial sobre víctimas y justicia, uno de los más complejos de la negociación. Además, le pusieron fecha a la firma del acuerdo final. Por eso, el presidente Juan Manuel Santos ha declarado que este año empezará, por fin, la construcción de la paz en Colombia.

Sin embargo, en zonas del Catatumbo, el sur de Bolívar, Chocó, Cauca, Nariño y Arauca, este podría no ser el año de la paz si las conversaciones con el Eln no llegan a buen puerto.

En el caso de Arauca, las Farc no se perciben como la guerrilla más influyente. Para algunos líderes del departamento, las Farc son un actor secundario, que no surgió en la región, sino que llegó atraído por el boom del petróleo. Además, opinan que, contrario al Eln, las Farc siempre privilegiaron las acciones militares por sobre el trabajo político, lo que las distanció de la población.

Parque principal de Tame. Foto: Santiago Mesa

 

Avanzar en la negociación con el Eln también se percibe en Arauca como un asunto necesario porque la agenda pactada con el Gobierno incluirá un punto sobre “participación de la sociedad”. Un escenario como ese les permitiría a las organizaciones sociales canalizar con mayor eficacia las discusiones sobre los planes de vida, el uso de los recursos naturales, los alcances de los tratados de libre comercio y la política minero-energética.

Según Germán Roncancio, académico e integrante del Congreso de los Pueblos, las dificultades que han existido para pasar a la fase pública de negociación entre el Eln y el Gobierno tienen su nudo en dos elementos. “Primero, en cómo se van a asumir el tratamiento y la solución de los problemas sociales asociados al modelo de desarrollo económico. Y segundo, en cómo se va a asumir la participación, porque se trata de que en los territorios se decida la reestructuración política y económica”.

En Arauca, las organizaciones han elaborado desde hace décadas su propia agenda, que incluye “propuestas en reformas al sistema de salud, respeto por la medicina indígena y campesina, prevalencia de la etnoeducación, mejoramiento de la productividad y fortalecimiento de las empresas comunitarias”. En el tema petrolero, se suele abanderar la aprobación de la Ley Órganica de Hidrocarburos, una propuesta construida por la Unión Sindical Obrera (USO), el sindicato de Ecopetrol.

Al finalizar el foro, los menonitas realizaron una marcha para pedir la instalación formal de la mesa de negociación entre el Gobierno y el Eln. El evento contó con la participación activa de la Policía. Foto: Santiago Mesa

Finalmente, los líderes señalan que la instalación formal de la mesa entre el Gobierno y el Eln, que podría traer consigo la declaratoria de un cese unilateral o bilateral del fuego, aliviaría el temor de la población respecto a un incremento de acciones militares durante 2016.

Según Ólder Cáceres, vocero de la Alianza por la Paz y el Desarrollo, “si la mesa no se instala prontamente entenderíamos que el Estado va a acabar de militarizar el departamento, y ya hemos tenido suficientes efectos de esa situación. Además, el Eln intensificaría sus acciones bélicas, con los consecuentes impactos psicológicos y económicos que eso traería para la región”.


Las víctimas también asistieron a la marcha, que terminó en el parque principal de Tame. Foto: Santiago Mesa

José Jiménez es el representante de la Asociación de Víctimas Campesinas de La Arabia, una vereda de Tame que las Farc ordenaron desocupar en 2008, en medio de una disputa territorial con el Eln. Para Jiménez, “negociar públicamente con el Eln es fundamental. Nosotros les hemos expuesto que la guerra no nos va a llevar a nada bueno, porque los muertos —sean de las guerrillas, del Ejército o de la población— siempre los vamos a poner los pobres, los hijos de los campesinos y la gente sin trabajo”.

En su opinión, “las víctimas deben estar presentes en la negociación y ser reparadas económica, simbólica y psicológicamente”. Esa reparación, tal como informaron el Gobierno y el Eln en 2014, será otro de los puntos de la agenda.

Así las cosas, para los habitantes de algunos territorios está claro que la paz no se reduce a la negociación con las Farc, ni se trata de que los delegados del Gobierno y las guerrillas diseñen el fin de la guerra. Aseguran que son ellos y sus organizaciones los que deberán protagonizar los debates en 2016 si de conseguir la paz se trata.

Dice uno de los líderes más radicales que “gente como yo se está preparando para lo que viene este año. Porque sea el Eln, las Farc o el Gobierno los que abran las puertas, nosotros vamos a jugar un papel protagónico en las discusiones políticas. Nosotros somos la mecha lenta y podemos ser el detonante para transformar esta nación desde el accionar pacífico. Por eso, Arauca es un polvorín”.