La historia de Cristina, publicada el 9 de febrero en PACIFISTA, despertó la solidaridad de nuestros lectores y llenó de alegría el hogar de nuestra atleta preferida. La citamos para entregarle las cajas con las donaciones y esta fue su reacción.
La segunda semana de febrero, publicamos la nota “Yo soy Cristina”, en la que narramos la increíble historia de una mujer del barrio Egipto de Bogotá, dos veces desplazada, con cuatro hijos y aficionada al atletismo. Cristina fue una de nuestras primera PACIFISTAS y despertó en los lectores una solidaridad que ni nosotros esperábamos.
El martes de la semana pasada la citamos para el reencuentro. A las 2 de la tarde y en medio de una lluviecita caprichosa llegamos al Chorro de Quevedo cargados de bolsas de alimentos no perecederos y cajas de cartón con un montón de ropa hermosa.
Cristina estaba feliz. Su mirada y su sonrisa nos demostraron una vez más, que las historias tienen el poder de cambiar vidas.
Damos las gracias a los lectores que, conmovidos con su historia, nos hicieron llegar sus donaciones. Estudiantes, profesores, colegas de otros medios y personas comunes y corrientes nos expresaron su deseo de ayudar y contribuyeron a trasformar la cotidianidad de Cristina y su familia.
Además, queremos contarles que ANDAS, un colectivo de abogados que trabaja con personas en situación de desplazamiento, conoció su situación y está trabajando para resolver todas los trámites jurídicos y legales que han impedido que el Estado la repare.
Todo lo que ha sucedido con Cristina, nos impulsa a seguir contando historias PACIFISTAS de personajes que, casi desde el anonimato, están resistiendo y cambiando la historia del país.
Gracias.
Posdata: PACIFISTA inscribió a Cristina a la media maratón de Bogotá. Ella está entrenando todos los días. Sígale la pista…