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La imaginación de Arturo Charria
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La imaginación de Arturo Charria

Staff ¡Pacifista! - marzo 1, 2015

Arturo Charria, profesor de un colegio al norte de Bogotá, está cambiando la forma de dictar cátedra. Un balón de fútbol, un enjuague bucal o un peluche pueden ser su mejor pretexto para enseñar la guerra en Colombia.

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Por: Natalia Otero Herrera
Fotos: Andy VC

Arturo tenía un corbatín rojo de puntos blancos y unos lentes gruesos soportados por un elegante marco de madera. Evocaba otros tiempos. Parecía sacado de una película: “La sociedad de los poetas muertos”, “Los Coristas” o “La sonrisa de la Mona Lisa”. De esos que te reconfiguran la mente de adolescente, te abren el pensamiento y te hacen entender que tienes que dejar la culada porque el tiempo se te está agotando para cambiar tu realidad. Arturo Charria es de esos que te muestran que es posible darse contra el mundo de una manera extraordinaria.

Arturo es un profesor de la imaginación. Lo conocí el miércoles de la semana pasada en su sede de experimentación: el Colegio Los Nogales de Bogotá. Era el lanzamiento de la exposición “Relatos de Memoria”, que hace parte del proyecto Museos Escolares, ganador de la Convocatoria Nacional de Propuestas Artísticas y Culturales de Memoria 2014, del Centro Nacional de Memoria Histórica.

Cuando lo escuché hablar sobre su proyecto me recordó a Oscar Wilde y su “De profundis”: “El amor se alimenta de la imaginación, que nos hace más sabios que lo que sabemos, mejores de lo que sentimos, más nobles que lo que somos”.

 

En la Escuela el Nogal

 

Era mayo de un año cualquiera y Arturo leía El museo de la inocencia de Orhan Pamuk, una novela romántica en la que el protagonista se obsesiona con una mujer, hasta el punto que recolecta todos los objetos que ella ha tocado o que están relacionados con ella, y crea un museo.

Arturo imaginó, entonces, un museo de objetos que contaran la historia de la víctimas, que las definieran como personas, que revelaran su contexto y permitieran hacer memoria del conflicto. Le habló del proyecto a sus estudiantes de Los Nogales (en el norte de Bogotá) y lo expandió al colegio La Giralda (en Las Cruces, en el sur de Bogotá). El resultado: los estudiantes entendieron que todo se ha bañado de violencia en Colombia. Parece obvio pero no lo es.

Señalando la vitrina que se encuentra en el salón oscuro de la exposición, Arturo se acercó a un balón de fútbol que estaba dentro de ella: “Me pregunté cuáles son esos objetos que están en las casas de los muchachos, que están cargados de historias. Les propuse el ejercicio de que indagaran en sus entornos y descubrieran que el conflicto está más cercano a ellos de lo que creen”.

 

En la Escuela el Nogal

Arturo estudió Ciencia Política y Literatura en la Universidad Javeriana. Ha sido profesor durante más de ocho años y en el camino se ha “embolsillado” a varios alumnos que terminaron siendo sus cómplices en este tipo de proyectos.

Seis personas crearon, coordinaron  y le dieron vida a “Relatos de Memoria”. Entre ellos, Bibiana Camargo, exalumna de Arturo, ahora artista y amiga. Lo describe con cariño y admiración cuando le pregunté por él: “Es un muy buen líder, paciente y sobre todo ordenado. Arturo dice algo y lo logra. En muchos lugares los profesores van, dictan clase y se van. Pero él busca que uno cambie el pensamiento… uno aprende todo el tiempo”.

La guerra no se trata de buenos y malos, de Batmans y Guasones, de estratos seis y dos, de campo y ciudad, sino de una realidad compleja en la que la sociedad civil se lleva la peor parte. Arturo mismo es testigo: uno de sus mejores amigos, con quien más compartía literatura, fue desaparecido y desmembrado por los paramilitares. “Hacer este tipo de proyectos y generar conciencia en otros, ha sido una manera de canalizar ese dolor y ese silencio que me causó la muerte de mi amigo”, dijo Arturo.

La guerra está cargada de cotidianidad, podría ser el mensaje de su exposición. La guerra no es un hombre camuflado o un fusil, sino un diploma, un par de zapatos, un walkman, un teléfono. Como lo señala Pamuk: “Y lo único que puede hacernos soportable ese dolor es poseer algún objeto perteneciente a ese momento dorado”.

 

En la Escuela el Nogal

 

Observé los objetos en la vitrina: un balón, un teléfono, un recorte de periódico, una mochila, en fin. Todos con una historia detrás, todos cargados de emotividad. Luego, Arturo encendió una pantalla táctil con las fotografías de cada uno de los objetos. Al presionar apareció la historia que un alumno escribió para explicarlo. El objeto, entonces, se convirtió en la memorabilia de la víctima. Y luego, al volver a dar clic sobre él, apareció un mapa de Colombia con más historias.

Después, Arturo me llevó hasta otra esquina de la exposición en donde estaban unas postales, un escritorio, un tarro con colores y me preguntó: “Y usted, ¿tiene alguna historia por contar, algún recuerdo?”

“Al final, lo que busco es que esto impacte a las personas. Que se vayan de acá con las premisas de que todos somos víctimas del conflicto y que todos podemos hacer memoria histórica, en la cabeza. Hemos vivido tantas décadas de violencia, que cada cual ha construido su realidad desde lo que le ha sucedido. Pero esto nos ha polarizado”, explicó Arturo. “Esa reflexión de que los jóvenes son el futuro del país no la creo, porque está llena de lugares comunes. Lo que sí creo es que tenemos que lograr que sean jóvenes críticos para que no crezcan cargados de resentimientos, odios y polarizaciones sin fundamento”.

 

En la Escuela el Nogal

 

Para Arturo, si un alumno logra tener una discusión política a la hora del almuerzo con su familia o poner contra las cuerdas las opiniones de otros, entonces aprueba su materia.

“Lo que más me gusta de saber que él es el pilar del proyecto, es que siempre ha tenido el pensamiento de que la nota no es importante, le dice a los estudiantes que no dejen el futuro en las manos de la próximas generaciones, sino coger ya la rienda”, dijo Agamez Valencia, diseñador del proyecto.

 

Este proyecto, que nació de una lectura romántica, ya está creciendo. El próximo 5 de marzo, Arturo tendrá un encuentro con los 18 colegios de la Uncoli para mostrarles a los profesores su experiencia y la posibilidad de trabajar de manera diferente en las aulas de clase. Además, “Relatos de Memoria”, estará en la Feria del Libro de este año, en el stand del Centro Nacional de Memoria Histórica.

En la Escuela el Nogal
En la Escuela el Nogal
En la Escuela el Nogal

 

 

 

 

 

 

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