Jaime, otro líder ambiental asesinado que pierde el parque Farallones | ¡PACIFISTA!
Jaime, otro líder ambiental asesinado que pierde el parque Farallones Imagen: Cristian Arias
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Jaime, otro líder ambiental asesinado que pierde el parque Farallones

Colaborador ¡Pacifista! - agosto 25, 2020

El pasado 18 de agosto asesinaron a Jaime Monge, un reconocido líder que promovía la asociación entre campesinos y conservaba el medioambiente en el Parque Nacional Natural Farallones de Cali. En mayo, hace apenas tres meses, mataron a Jorge Enrique Oramas, otro defensor de esa reserva.

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Por: María Clara Calle*

Este artículo fue publicado originalmente en Mongabay Latam, portal independiente dedicado al periodismo ambiental.

 

A Jaime Monge lo mataron de un tiro en la cabeza cuando estaba en su casa en el corregimiento de Villacarmelo, en área rural de Cali, calculando con unos amigos cuánto le iban a pagar a los campesinos de la zona por la cosecha de aguacates papelillo, mantequilla y común; y también por venderlos en la ciudad. Quitar a los intermediarios y darle un precio justo a los cosechadores: eso era lo que planeaba Monge en su casa llamada ‘Pachamama’ cuando, a las 10 de la noche del 18 de agosto, entró un hombre armado con una pistola 9 mm fingiendo un robo.

“Uno de los líderes sociales ha sido callado, uno de los líderes que peleaba por la tenencia de las tierras de los campesinos, por los cultivos, por la no apropiación del agua natural. Era la voz de toda esta gente y ha sido acallada de un solo tiro en la cabeza. Esto se lo asignaron las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)”, dice un hombre que trabajó con él y que pide que su nombre no se conozca públicamente.

Jaime Monge no es el único líder ambiental al que han matado en este corregimiento que queda en las faldas del Parque Nacional Natural Farallones, a menos de una hora en carro de Cali. El 16 de mayo ocurrió lo mismo con Jorge Enrique Oramas, del mismo corregimiento que Monge, y a quien también mataron de un tiro cuando estaba en su casa que llevaba por nombre ‘Biocanto’, donde apostaba por los cultivos orgánicos.

 

A los líderes ambientales también los están matando, y también sistemáticamente

 

Sobre el asesinato de Jaime, el secretario de Seguridad de Cali, Carlos Rojas, indicó a los medios de comunicación que uno de los responsables había sido herido y que ya habían alertado a Policía para que acordonara la zona y buscara al responsable. Todavía no se conoce oficialmente cómo avanza la búsqueda. En cuanto al caso de Oramas, el CTI de la Fiscalía ya está investigando y la Alcaldía de Cali ofreció una recompensa de 20 millones de pesos por cualquier información sobre quienes cometieron el asesinato. Si bien las investigaciones de sus muertes están en etapas diferentes, hay un factor común: a ambos les interesaba defender el territorio.

Farallones: el corredor verde de Cali

‘Biocanto’ y ‘Pachamama’, las casas de los líderes asesinados, colindan con el Parque Nacional Natural Farallones. De hecho, dos conocidos de Jaime Monge aseguraron que él tenía una disputa con la autoridad del parque por vivir dentro del área protegida. Era una de las personas que se contaban dentro de las 400 ocupaciones de predios del lugar, como las llama Parques Nacionales Naturales de Colombia. Las ocupaciones representan un conflicto socioambiental en muchas áreas protegidas del país.

Las 198.078 hectáreas del parque Farallones son, en su mayoría, bosque húmedo tropical, bosque subandino húmedo, bosque altoandino húmedo y páramo. En esta área protegida, la más grande del Valle del Cauca, hay más de 540 especies de aves y cerca de 200 especies de orquídeas como Pleurothallis, Epidendrum, Stelis, Maxillaria y Cyrtochilum, según un estudio del Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (DAGMA) y la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), autoridades ambientales en la región. Además, habita fauna de especial conservación en el país como el oso andino o de anteojos (Tremarctos ornatus), el único oso nativo de Sudamérica.

Quizás la mayor importancia de Farallones es su recurso hídrico. Allí nacen 30 ríos que abastecen el suroccidente colombiano, de acuerdo a la información de Parques Nacionales Naturales. Por el corregimiento de Villacarmelo, donde vivía Monge, pasan los ríos Lili, Meléndez y Cañaveralejo —tres de los siete ríos que atraviesan Cali—.

Los ríos, a su vez, son los corredores verdes de la ciudad. “Farallones está significativamente cerca de la cabecera urbana y, por lo tanto, es una área de conservación principal que tiene buenos niveles de conexión ecológica y corredores naturales, principalmente por el área de los ríos”, precisa Terry Hurtado, activista especializado en huella hídrica y actual concejal de Cali.

Pese a su importancia, el Lili, el Meléndez y el Cañaveralejo están en riesgo. Nacen y cruzan por un sector cada vez más poblado, afectado por la deforestación y la minería ilegal.

 

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Jaime Monge era un líder ambiental del corregimiento de Villacarmelo, en Cali, al que mataron el 18 de agosto de 2020. | Cortesía: archivo personal.

 

Las tres amenazas ambientales

La queja de los campesinos de la zona es la misma: cada vez hay más casas recreacionales en la vía que comunica a Cali con Villacarmelo. “Le ponen problema al campesino para remodelar las casas y cortar pasto para las vacas porque estamos en zona de parque, pero no al que viene por motivos turísticos y no cuida los recursos”, puntualiza una campesina del sector que trabajó con Monge.

La presión demográfica es una amenaza para el parque Farallones y su zona de influencia. La CVC documentó que la tasa de crecimiento poblacional en la cuenca de Lili, Meléndez y Cañaveralejo pasó de 1.792.192 personas en 2005 a 2.005.807 en 2016; y prevé que en 2036 esta tasa será de 2.255.151. Esto “genera presión sobre los recursos de la cuenca” y la institución estima que se generará una disminución del caudal medio pues habrá más demanda de agua que oferta. La corporación agrega que además del aumento poblacional, las actividades industriales y la minería son amenazas latentes.

A pesar de ser una zona protegida, en Farallones históricamente han existido socavones de oro, carbón y cuarzo, especialmente en la parte alta del parque conocida como ‘Minas del Socorro’ o ‘Alto del Buey’. La minería ilegal es otro gran problema en la zona y la amenaza es tan grande que el DAGMA, la Gobernación del Valle, Parques Nacionales Naturales y la Fuerza Pública unieron esfuerzos desde hace varios años y los incrementaron en este 2020 para capturar a quienes explotan ilegalmente las minas, evitar que se sigan construyendo socavones y conservar el patrimonio ambiental.

Pero la minería persiste al punto que, en junio pasado, el Concejo de Cali le hizo un debate de control político al director del DAGMA, Carlos Calderón, precisamente por la situación de los ríos Lili, Meléndez, Cañaveralejo y otros cuatro que abastecen a la ciudad. También por el control insuficiente de la minería ilegal en el parque.

 

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Parque Nacional Natural Farallones de Cali. Ubicado en la cordillera occidental. | Foto: Giovanny Pulido.

 

Aunque es una verdad a voces que los grupos armados ilegales son los principales explotadores de los socavones en el parque Farallones, en Villacarmelo nadie quiere hablar al respecto. “No hay quien vaya a la parte alta. Es un tema delicado y no se puede hablar de eso porque uno corre mucho peligro”, dice la amiga de Jaime Monge. En caso de que alguien hable, lo hará sin dar su nombre.

Un campesino del sector le aseguró a Mongabay Latam que al defensor ambiental Oramas, asesinado en mayo de este año, lo mataron justo antes de que denunciara una mina ilegal y que el asesinato de Monge llegó en medio de su tercer intento por poner a andar la Asociación Campesina Gotas de Lluvia (Asocampesina). El propósito de la organización era ayudar a cosechadores de 32 zonas rurales para tener un precio justo por productos como papa amarilla, café orgánico, cebolla larga, panela o queso de cabra. Además, Monge quería fortalecer la asesoría que brindaba a los habitantes del sector para que supieran qué hacer si los desplazaban de sus tierras, les quemaban sus sembrados o les mataban a sus animales, como ha estado ocurriendo.

 

“El que conocía todo eso era Jaime. Él era quien defendía a esas personas y a quien acudían cuando las sacaban de sus casas”, puntualiza su amiga.

 

Una de las mayores preocupaciones de este líder ambiental era que la minería contaminara los ríos. Las consecuencias de esto se sienten hasta en Cali, pues la ciudad no cuenta con una planta para procesar los metales pesados y la que tienen solo hace un tratamiento primario de materia orgánica, según el concejal Hurtado.

 

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Las autoridades locales y ambientales se aliaron con la Fuerza Pública para perseguir la explotación de minería ilegal en la zona de reserva. | Foto: Parques Nacionales Naturales de Colombia.

 

Otra de las grandes peleas que dio Monge fue en contra de la deforestación. Si bien el Valle del Cauca es el quinto departamento con menos deforestación del país —204 hectáreas en 2019, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) —, hace cuatro años el diario El País de Cali registró que por lo menos 700 hectáreas de bosque nativo de la reserva fueron taladas para la extracción de minería. Monge, por su parte, fue testigo de una tala de árboles reciente, unos meses antes de ser asesinado.

“Había un sembrado de robles (Quercus humboldtii) de 350 y 400 años en la parte alta del sector Dosquebradas. Un señor llegó a tumbarlos para hacer cabañas. Había dos tipos [hombres] de las autoridades ambientales y Jaime les dijo que cómo permitían eso, pero ellos dijeron que estaban maniatados”, aseguró el hombre que trabajaba con el líder ambiental.

Además de oponerse a la deforestación, Monge hacía jornadas de siembra de nogales bogotanos y sabaneros (Juglans neotropica), guaduales (Guadua angustifolia), nacederos (Trichanthera gigantea) y otros árboles nativos de la zona. Le pedía semillas a la CVC y hacía alianzas con colegios de la zona y de Cali para ir con los jóvenes a zonas de reserva donde hubiera poca forestación y enseñarles a plantar. Las cuentas del hombre que trabajaba con Monge es que el líder ambiental llegó a sembrar 2500 árboles.

 

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Este es uno de los talleres de siembra que impulsó Jaime Monge con jóvenes de la comunidad. Este, en 2018, fue de orquídeas. | Cortesía archivo personal.

 

Su amiga también dice que Monge reforestaba y que siempre lo hacía con árboles nativos, pues “si se hacía con otras especies, la embarraba” y no ayudaba al ecosistema del lugar. En efecto, la CVC registra que, por ejemplo, el nacedero es un árbol adecuado para cuidar o atraer el agua, conservar las cuencas de la zona y restaurar áreas degradadas. Sin embargo, todas estas actividades ponían en riesgo al líder ambiental y así lo presintió él antes de su muerte.

Mongabay Latam se comunicó con el DAGMA, pero al momento de publicación no se obtuvo una respuesta. Por su parte, Parques Nacionales Naturales le aseguró a este medio que no daban declaraciones sobre líderes ambientales, pues eso le competía a las autoridades pertinentes.

 

El camino de los grupos armados ilegales

Los Farallones no solo son un corredor ecológico. La zona también es clave para la movilidad de grupos armados, porque conecta a municipios del Cauca  —donde se siembra hoja de coca — con Buenaventura, el principal puerto del país. “Es clave para los grupos para mover armas, drogas y movilizarse por el territorio en medio de un ejercicio de guerra”, dice Marta Burbano, integrante del Proceso Territorial de Garantías del Valle del Cauca, que congrega a múltiples organizaciones sociales de derechos humanos en la zona.

Según Burbano, más que asentarse en los Farallones con campamentos, los cerca de siete actores armados que históricamente han estado en el sector usan al parque como un corredor. Los campesinos aseguran que la excepción ha sido un asentamiento de cerca de 20 familias que, según dicen, fue promovido por grupos residuales de los paramilitares. Esto coincide con la aparición de un panfleto el 10 de agosto en los municipios de Dagua y Yotoco, del otro lado de la montaña, firmado por las Autodefensas Unidas de Colombia y en el que se amenazaba a las personas que no siguieran sus reglas en la comunidad.

 

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En el Parque Nacional Natural Farallones nacen 30 ríos que abastecen al suroccidente colombiano. | Foto: Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC).

 

Burbano considera que todo esto representa un alto riesgo para los líderes ambientales de la zona pues son las personas más visibles en el parque Farallones. Sus oposiciones a la explotación minera o al daño ambiental terminan por cobrarles la vida.

Otra campesina que trabajó con Monge sostiene que meses antes de que lo mataran, el líder ambiental le dijo que tenía miedo por los desconocidos que cruzaban vestidos de negro, sin identificación y fuertemente armados. El campesino que trabajó con él agrega que alguien le advirtió a Monge que un grupo estaba ofreciendo plata para matarlo. Finalmente, las amenazas se concretaron.

“El disparo en la cabeza es simbólico, por las ideas que él representaba y lo que pensaba”, señala una de las dos conocidas de Monge que Mongabay Latam entrevistó. Ella también recuerda a Jorge Enrique Oramas, otro enamorado de Farallones, quien sostenía que de su tierra lo sacaban con los pies por delante. “Y así lo sacaron”.

 

*María Clara es periodista colombiana y colabora para Mongabay. La pueden encontrar acá.