Hablamos con el reportero que acompaña hoy a los más de 300 desplazados de Alto Baudó | ¡PACIFISTA!
Hablamos con el reportero que acompaña hoy a los más de 300 desplazados de Alto Baudó
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Hablamos con el reportero que acompaña hoy a los más de 300 desplazados de Alto Baudó

Staff ¡Pacifista! - marzo 13, 2017

El fotógrafo Mauricio Morales lleva cuatro días en Pie de Pató, el caserío donde se refugia la comunidad.

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Foto: Mauricio Morales

Ha pasado una semana desde que un enfrentamiento entre el ELN y unos 200 paramilitares desató un dramático desplazamiento masivo en Alto Baudó, Chocó. Como ¡Pacifista! informó, el pasado 4 de marzo, cerca de dos centenares de hombres con brazaletes de las Autodefensas Gaitanistas irrumpieron en el corregimiento Peña Azul para sacar del territorio a guerrilleros del Frente Cimarrón del ELN y hacerlo suyo a sangre y fuego.

Cientos de habitantes de la zona debieron salir despavoridos de sus ranchos y emprender una travesía hasta otros lugares. Según el diario El Tiempo, el desplazamiento involucró a 527 personas, entre ellas 256 menores de 12 años. El diario sostiene que, según un informe de inteligencia al que tuvo acceso, detrás de los hechos estuvo un paramilitar apodado ‘Furia’, que estaría al frente de un comando del Clan Úsuga que busca “aprovechar la desmovilización de las Farc y la debilidad del (…) ELN” para conquistar el territorio.

Según el Ministerio del Interior, los desplazados se encuentran hoy en las veredas de Apartadó, Boca León, Amparradó y Cocalito, así como en albergues en Alto Baudó. Buena parte de estos últimos están en Pie de Pató, cabecera municipal de Alto Baudó, donde los desplazados están bajo la protección del Ejército.

Allá llegó el pasado viernes Mauricio Morales (Instagram: @mauriciomorales0), un fotógrafo que durante los últimos años ha trabajado en zonas de conflicto, no solo en Colombia, sino también en lugares tan hostiles como Siria. A pesar de las dificultades de comunicación, ¡Pacifista! logró hablar con él y obtuvo un primer vistazo al trabajo fotográfico que ha realizado en la zona.

Este miércoles 15 de marzo, Morales publicará en nuestro portal el resultado completo de su viaje.

Foto: Mauricio Morales

¡PACIFISTA!: ¿Dónde se encuentra exactamente?

Mauricio Morales: En la cabecera municipal de Pie de Pato, en el Alto Baudó chocoano.

¡PACIFISTA!: ¿Cuándo y cómo llegó allá?

M.M.: Llegué el viernes desde Quibdó. Primero por carretera o, mejor dicho, por una trocha porque el abandono es tal aquí en Chocó que la única vía que más o menos funciona es la de Quibdó-Medellín. Luego viajé de Puerto Meluk a Pie de Pató en lancha. Estamos a seis horas de camino en río, a horas de trocha de la ciudad más cercana. Aquí no hay acceso a salud, saneamiento, educación, trabajo, a una vida digna en un país que supuestamente está avanzando. Y luego les toca ir a dormir a un piso de otro pueblo igual de abandonado para escapar de la guerra, es que yo ni estando acá me lo imagino, veo esas caras cansadas de la misma mierda.

¡PACIFISTA!: ¿Cuánta gente encontró?

M.M.: Pie de Pató es un pueblo o, mejor dicho, un caserío grande. Según el Personero y la gente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC), aquí hay por lo menos 300 personas desplazadas. Algunas están en casas de familiares. Otras, en el polideportivo del pueblo.

¡PACIFISTA!: ¿Entre qué edades son las víctimas de desplazamiento?

M.M.: Acá hay desde niños de brazos hasta ancianos de comunidades afro e indígenas.

Foto: Mauricio Morales

¡PACIFISTA!: ¿Hay presencia del ejército?

M.M.: Si, desde hace poco. El pueblo normalmente cuenta con 22 policías. Ayer (viernes) llegaron el inspector general de las Fuerzas Militares y el general de la Fuerza de Tarea Titán a hablar con la gente. Según los pobladores, vinieron a hacer las mismas promesas de siempre.

¡PACIFISTA!: Cuál fue su impresión tras la llegada al caserío.

M.M.: Pie de Pató es un municipio como muchos en Chocó, un pueblo de casas de madera que, a diferencia de otros, tiene electricidad, pero que, como casi todos, no tiene acueducto. Aquí se respira la pobreza y el abandono típicos de los pueblos del departamento. Su población es mayoritariamente afro.

¡PACIFISTA!: Hasta hoy no es claro qué sucedió hace una semana en Alto Baudó. ¿Qué versión manejan los desplazados?

M.M.: Las versiones aún son confusas, y la gente tiene miedo de hablar. Se habla de combates entre el ELN y paramilitares como consecuencia de la incursión de estos últimos en las comunidades cercanas a Pie de Pató.

¡PACIFISTA!: Siendo casi el único el reportero en acudir a la región ¿Cómo lo recibió la comunidad? 

M.M.: Por aquí ya pasaron los colegas del ‘El Colombiano’. Hablé con el fotógrafo Manuel Saldarriaga, y él me tiró un cable de lo que pasaba por acá. La gente lo recibe a uno bien, pero con el escepticismo propio de una comunidad a la que nunca le han cumplido nada: ni el gobierno, ni los medios. Aquí solo se siente olvido y desidia. Como dijo un habitante de Pie de Pató: “Esto es la consecuencia de tantos años de olvido”. Me impresionó cómo los pobladores le decían en la cara al inspector general de las Fuerzas Militares que ellos sí sembraban coca. ¿Y por qué? Porque no hay más opciones de trabajo.

¡PACIFISTA!: ¿Qué perspectivas hay para los desplazados ahora?

M.M.: Por unos días contaron con el apoyo de Médicos Sin Fronteras y del CICR. También estuvo aquí la Unidad de Víctimas. Ahora solo quedamos el Ejército y yo. La gente sigue a la espera de ayudas o que alguien les diga que es seguro volver a sus casas, a sus comunidades.

Foto: Mauricio Morales.

¡PACIFISTA!: ¿Qué grupos armados dominan la zona?

M.M.: Acá están el ELN y las denominadas Autodefensas Gaitanistas. Antes de la crisis, en menor medida, también había Ejército y Policía.

¡PACIFISTA!: ¿No siente temor de estar ahí?

M.M.: Es normal sentirlo en una zona de conflicto.

¡PACIFISTA!: ¿Cuándo vuelve a Bogotá?

M.M.: Vamos a ver, el viaje es caro y largo.

¡PACIFISTA!: Qué reflexión le deja el paso por estas comunidades del Chocó.

M.M.:  Aquí la gente está aislada, apartada del progreso, de los derechos fundamentales. Este es otro país. Sin ser trágicos, acá la gente se va al monte a cultivar, a cazar, a cortar madera, y otros a pelear con el grupo armado de la zona. Esas son las opciones que tienen. Acá la gente la guerrea sin lloriquear porque acá les toca tener verraquera. Ahora, eso no significa que les guste vivir así. ¿A quién putas le gustaría? Yo un día vi al presidente Santos en Nuquí hablando de las bellas playas. Pero mientras tanto por acá la gente huye, de nuevo, de la guerra. Este desplazamiento de la semana pasada medio se dio a conocer porque fueron unas 500 personas. Pero si hubieran sido 50 o 10…  ¿Estaría yo acá? ¿Sabríamos de esto? La paz en Colombia no podrá alcanzarse jamás en las condiciones actuales de desigualdad. El proceso de paz con las Farc es un gran paso, pero el caldo de cultivo para más guerra sigue creciendo aquí, frente a nuestras narices.

Foto: Mauricio Morales