Estos grupos implican un gran desafío para el posconflicto. Así lo documentaron León Valencia y Ariel Ávila en su último libro.
Por: Daniel Montoya
La Comuna 8 de Villavicencio (Meta), también conocida como Porfía, tiene un movimiento urbano de jóvenes entre 18 y 23 años que, a punta de rimas y dibujos, lucha contra el reclutamiento forzado y la violencia dentro de su barrio.
Porfía es un barrio de más de 1.500 familias que no tiene un solo parque. Al sur de la comuna se encuentra el humedal de La Madrid, donde, impulsado por el plan de Viviendas de Interés Prioritario del Ministerio de Vivienda, se construyó una ciudadela a la que han llegado desmovilizados y desplazados, además de personas que vivían en invasiones.
En el movimiento cada quien carga con su peso de violencia: urbana, del conflicto armado, intrafamiliar. El grupo base es de cinco jóvenes, pero se han unido más de 30. De vez en cuando salen a ‘soltar líricas’ por las calles para atraer gente de la zona. Lo que quieren lograr es articular esta nueva ciudadela con la ciudad y que las personas desplazadas se sientan incluidas.
Actualmente reciben el apoyo del programa Mambrú no va a la guerra de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) en Villavicencio. Para Giovani Choque, psicólogo del programa, “a través del graffiti y el tattoo se está formando un lenguaje que le aporta a la paz”. Sin embargo, sus problemas más grandes son el consumo de drogas, el auge de la prostitución y el crecimiento de grupos ilegales.
Choque asegura que “los pelados viven la mayor parte del tiempo solos porque los papás tienen que estar trabajando todo el día. Los delincuentes los ven como carne y los vinculan. Ya sea a través de la seducción que implica que les regalen un simple teléfono o a la fuerza, con intimidación”.
Uno de los más talentosos del grupo es ‘Pecoso’, que no solo canta e improvisa, sino que además dibuja graffitis y tatúa. Con apenas 20 años es uno de los más fuertes representantes del movimiento. “Lo que más me gusta del arte es la capacidad de reflejar las cosas que la gente no quiere ver. Aquí nos olvidamos de decirle las cosas a los muchachos y por eso pintamos las paredes, porque un muro de tres metros de alto no lo vas a poder pasar desapercibido”, dice ‘Pecoso’.
‘HA’ es uno de los raperos del movimiento urbano de Porfía. Tiene montado un estudio en el barrio y ya tiene rodando un CD por las calles. “La vida de los jóvenes tienen una realidad susceptible a la violencia. A veces por peleas sencillas, otras por el territorio. Existe un riesgo de que los pelados sean reclutados por querer un poquito de poder”, asegura.
Para ‘Pecoso’ la razón por la que es tan normal el reclutamiento forzado en su barrio es porque “la guerra ofrece una salida fácil. Nuestra sociedad siempre ha tenido un estilo de vida que busca salir adelante de manera fácil. Los muchachos se enamoran de la guerra porque muchas veces crecen con resentimiento. La verdadera guerra está dentro de nosotros”.
Estos jóvenes entendieron cómo funciona la violencia y desde ahí le hacen el ‘quite’ a punta de creatividad y arte. Su esfuerzo está generando alternativas a la guerra y cambiando su entorno. A su manera, construyen la paz y reconciliación de la que tanto se habla por estos días.
Aquí les dejamos a ‘Pecoso’, uno de los integrantes del movimiento cultural, improvisando.