Uno de los periodistas de la zona nos contó que existe un temor latente a salir a las calles.
Hace apenas cinco días fueron asesinadas cuatro personas, entre ellas un niño, en el corregimiento de Guarumo, ubicado en el municipio de Cáceres, Antioquia. Integrantes del Clan del Golfo lanzaron una granada a la casa de uno de los comandantes del grupo criminal Los Caparrapos y después dispararon a la misma residencia en la que se encontraban 3 personas más, incluyendo al menor de edad, hijo de uno de los miembros de este grupo criminal. Los responsables del hecho, según la comunidad, fueron 15 personas armadas.
Leiderman Ortiz, periodista de la región y quien recientemente fue amenazado, estuvo dos días después de la masacre en Guarumo.
“Llegué a Guarumo a las 5 de la tarde, era festivo y parecía un pueblo fantasma, las calles estaban solas, algunas familias sentadas en la acera, me causó curiosidad que iba en carro y las personas al escuchar el sonido del carro se asustaban y se entraban a sus casas”.
Leiderman dice que la población siente un fuerte temor, pues el Ejército estaba a unos 500 metros y no fue mucho lo que pudo hacer.
Para él, al Ejército le hace falta más autoridad para exigirle trabajo serio a sus tropas y quedarse en las zonas más afectadas. “Las comunidades se encuentran secuestradas, no pueden hablar, denunciar y los celulares son controlados para no revelar información”.
El Clan del Golfo y los Caparrapos, además de hacer presencia en Antioquia, también se han ubicado en parte del territorio del departamento de Córdoba, específicamente en el sur de la zona.
San José de Uré, municipio del Sur de Córdoba y que se encuentra cerca a Guarumo, fue víctima de un atentado por parte de Los Caparrapos el pasado 23 de mayo. Fueron asesinados 3 líderes sociales campesinos: Jader Polo, Jader Pertúz y Luis Fernando Velásquez, quienes hicieron parte del Programa Nacional de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS). Además, dentro del lugar, dicho grupo amenazó con hacer una “masacre” si la comunidad permitía que el Ejército subiera al corregimiento. Así lo informó la Asociación de Campesinos del Sur de Córdoba.
En esta región ya se habían presentado otros enfrentamientos. Durante finales del mes de marzo y todo el mes de abril, más de 2000 personas fueron desplazadas y obligadas a vivir en refugios en el municipio de Puerto Libertador.
La presencia de los grupos armados en el Bajo Cauca es continua por las áreas de economía de minera legal e ilegal, el control de territorio y los corredores que permiten el acceso a la costa caribe, al Urabá Antioqueño y a la Costa Pacífica, los cuales han sido utilizados como rutas de narcotráfico.
Grupos armados en la zona
El ELN fue el primer grupo en hacer presencia en las zonas del Bajo Cauca a finales de los años 70. En el área también actuaron el EPL y las FARC, grupos que hicieron presencia con los frentes 5, 18 y 36 en la región que había abandonado el ELN en 1973.
En el 97 se crean las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). En el año 2000, el Bloque Mineros tomó el control de Tarazá, Cáceres, Ituango, El Bagre, Remedios, Zaragoza, Anorí y el Sur de Bolívar. Según la Fundación Ideas para la Paz (FIP) el Bloque Mineros alcanzó a administrar 4.000 hectáreas de cultivos de uso ilícito.
El Bloque Mineros se desmovilizó y los reductos del bloque se convirtieron en los Paisas en el Bajo Cauca. Sus líderes fueron alias ´Mono Vides´, alias ´Chepe´ y alias ´Puma´. La policía consideró Puerto Berrio como su principal centro logístico.
En el 2010 los Paisas se vieron fracturados por el control de Medellín, así que las células grandes de los Paisas abandonaron la organización y se unieron a grupos paramilitares como Los Rastrojos o Los Urabeños.
Los Urabeños terminaron denominándose como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). Mientras que Los Caparrapos, también conocidos como el Frente Virgilio Peralta Arenas, es un grupo criminal vinculado al narcotráfico con presencia en los departamentos de Antioquia y Córdoba, en Colombia. Según Insight Crime, ”antiguos aliados como franquisia de Los Urabeños, este grupo criminal inició una disputa contra sus antiguos socios por el control de las rentas criminales provenientes del narcotráfico y la minería de oro que se produce en estos territorios”.
De acuerdo con la misma fuente, ”Los Caparrapos están involucrados en todas las etapas del narcotráfico de los departamentos de Córdoba y Antioquía, en la subregión del Urabá: controlan la siembra de hoja de coca, su transformación en cocaína y el posterior envío de la droga a mercados internacionales.El grupo también estaría involucrado en la minería ilegal, una de las razones por las que se disputan municipios como Caucasia y El Bagre, con una larga tradición minera. Tan sólo en un punto en zona rural de El Bagre, este grupo criminal estaría obteniendo un mínimo de ganancias mensuales de US$725.000”.