Una tierra ardiendo en fuego y desasosiego | ¡PACIFISTA!
Una tierra ardiendo en fuego y desasosiego
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Una tierra ardiendo en fuego y desasosiego

Staff ¡Pacifista! - agosto 25, 2015

En el Banco de la República de Villavicencio se está exhibiendo 'Sacrificio' de Clemencia Echeverri. Una videoinstalación que reflexiona sobre la guerra, sus secuelas y cómo nombrar la tierra después de que ha sido arrasada por la violencia.

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Videoinstalación ‘Sacrificio’ de Clemencia Echeverri, 2013. Foto Clemencia Echeverri página web.

 

El final de la década del noventa trajo consigo una ola dramática de desplazamiento en el Eje cafetero; más de 40 mil personas fueron desarraigadas de su tierra, obligadas a huir en manada de los horrores del conflicto armado. El miedo colectivo, el no lugar y la confusión durante esta época de violencia exacerbada alumbraron la obra Sacrificio de la artista caldense, Clemencia Echeverri.

Sacrificio nace en el año 2013 como una videoinstalación que a partir de imágenes del trabajo arriero y el ganado, crea atmósferas poéticas que aluden a la violencia, la vida y la muerte. Apocalíptica, oscura, incomprendida, manchada de sangre y ardiendo en fuego, así se dibuja la realidad campesina que Echeverri ve desprenderse del conflicto armado colombiano.

La pieza de la artista caldense estará siendo expuesta en la inauguración de la nueva Área Cultural del Banco de la República de Villavicencio, desde el lunes 24 de agosto. “Pensamos que la obra de Clemencia Echeverri sería muy oportuna para ser exhibida en el Meta. La temática dialoga la región, el ganado arriero y la presencia del conflicto”, señaló Luis Fernando Ramírez, especialista de la Unidad de Artes del Banco de la República.

Clemencia Echeverri, una de las videoartistas colombianas más importantes en los últimos veinte años. Foto Museo de Antioquia.

Como muchas de las videoinstalaciones de la artista, Sacrificio abarca todo el espacio e intenta que el espectador quede inmerso en la imagen. “La instalación consta de tres videos que se proyectan de manera simultánea. Todo está en la penumbra y se cruzan imágenes de fuego; el sonido, las pisadas del ganado, son constantes y primordiales. Una pieza dramática y potente”, explica Ramírez.

Horas antes de la inauguración de la nueva sede cultural del Banco de la República de Villavicencio, ¡PACIFISTA! tuvo la oportunidad de hablar con la artista caldense sobre esta fuerte reflexión entorno a la guerra y sus secuelas. Nos contó por qué su obra recrea el apocalipsis de la guerra; cómo se debe nombrar la tierra en medio de la violencia y cómo el arte, antes de ser comprendido, debe despertar pérdidas y sensaciones.

¡PACIFISTA¡: ¿Qué es Sacrificio? ¿En qué está inspirada esta pieza?

Clemencia Echeverri: Sacrificio es una pieza que surge de momentos de violencia y desplazamiento en Colombia. Puntualmente, se localiza en eventos vividos en el departamento de Caldas, entre los años 90 y comienzos del año 2000. En este periodo, la población fue muy asediada en la parte norte; las fincas y los campesinos estuvieron en medio de enfrentamientos entre guerrilla, Estado y paramilitares, se vieron forzados a vivir el desarraigo y los atropellos del conflicto.

Videoinstalación ‘Sacrificio’ de Clemencia Echeverri, 2013. Foto Clemencia Echeverri página web.

La videoinstalación se asemeja a una escena del apocalipsis. Llamas de fuego parecen caer del cielo y, la oscuridad es incesante e inmutable. ¿Esta atmósfera alude a la condición del campo en medio de la violencia?

Todo esto intenta recrear una situación de terror. Se trata de aquellos momentos de los que en la ciudad nos hemos enterado, pero no hemos vivido. Huir para sobrevivir, ser amordazados por el miedo, no tener otra opción que dejarlo todo en medio de las balas y las hogueras. La experiencia del campesino, del desplazado, de las víctimas incontables de la guerra.

La transmisión de estas emociones es dramática. La dificultad para reconocer al otro y a su dolor se traduce en la oscuridad. Solo percibimos algunos movimientos, desafectos y destierros; es la estética de la violencia, escasez de luz en una tierra ardiendo en fuego y desasosiego.

¿El sacrificio del ganado, que se puede ver en las imágenes de la instalación, se asemeja al sufrimiento humano en medio del conflicto armado?

El conflicto está totalmente entrelazado con el dolor de la naturaleza. Se trata de un sacrificio público colectivo, ruidoso y destructivo. La furia se desata en medio de un movimiento circular, de la imposibilidad, la ausencia espacial y temporal. El ganado se puede ver como el campo colombiano, inmolado y arrasado por las armas.

Esta pieza también reflexiona sobre cómo nombrar la tierra en medio de la guerra, cómo hacerla visible…

Sí, reflexiona sobre una relocalización del espacio que se ha perdido en medio de la violencia. La obra entra ahí en un debate porque no hay tranquilidad. La tierra después del sacrificio no está pacífica. Es un campo sin reposo, surcado por presencias y ausencias, limitado por fronteras físicas de sangre y fuego, pero también por otras invisibles de terrores y secretos. El animal aquí opera como el objeto que señala esa huida y ese ahogo que se sienten cuando se vive algo agobiante.

Presentar la pieza Sacrificio en Villavicencio es un ejercicio interesante, ya que es una zona con alta incidencia de conflicto y de cultura ganadera, ¿cuáles son sus expectativas de este público?

Yo espero reflexiones que transmitan y logren recoger visiones analíticas, experiencias que reconstruyan lo que la violencia ha destruido. Siempre queremos entenderlo todo, descifrar una historia que parece que estuviera plantada, pero en esta videoinstalación hay que apelar a las emociones, a los recuerdos de un pasado oscuro.

En el conversatorio de la inauguración espero enfocar esa mirada tan impuntual, que quiere un relato y una explicación clara, para traspasarla a una escena de sensaciones. Quiero que mi obra despierte afectos, pérdidas, cosas que incluso seríamos incapaces de nombrar después de vivirlas.

Videoinstalación ‘Sacrificio’ de Clemencia Echeverri, 2013. Foto Clemencia Echeverri página web.

¿Cuál cree que es la potencia comunicativa del arte? ¿Dónde reside su importancia social?

El arte tiene que alcanzar a transmitir una capacidad imaginativa y creativa. Debe sobrecoger el tiempo, recoger un espacio, reconstruir unos instantes, traerlos a la memoria y dejarlos ir. Por esta razón es tan difícil hablar del arte y enfocarlo, parece que todo el tiempo se nos va de las manos.

El arte habita en el espíritu humano, en las sensaciones. Me parece fundamental señalar lo afectivo, porque a través de este estado podemos trabajar lo social y todo aquello que nos afecta. Siempre habrá una instancia humana en los territorios políticos, económicos y bélicos.

Y, ¿sobre a la construcción de paz?

La paz debe empezar a construirse desde lo afectivo. Debe entenderse que recordar no nos puede impedir perdonar y continuar.