María, una habitante de la calle, en el lugar que ocupó durante seis años en la localidad de Los Mártires. Al fondo, uno de los cambuches incinerados. Foto: Parces.
Por: Daniel Montoya
María* llevaba seis años construyendo un lugar para vivir en La Carrilera, en la localidad de Los Mártires, en Bogotá. A las seis de la mañana del 3 de mayo pasado, cuando miembros de la Fuerza Pública y de la Alcaldía comenzaron el desalojo de la zona, lo construido se destruyó. La administración de Enrique Peñalosa cumplió con una orden judicial que buscaba la recuperación del espacio público.
Según habitantes de La Carrilera, la Policía les dio “cinco minutos para agarrar sus cosas y largarse” a más de 30 personas que vivían allí. Luego, en un punto del procedimiento, dos de las casas hechizas empezaron a echar fuego. Andrea, que llevaba tres años habitando este espacio, relató que ella y su esposo estaban al frente del cambuche “cuando de un momento a otro se empezó a quemar”. Añadió que si bien no pudo ver quién le prendió fuego, “uno de estos señores (funcionarios) empezó a decir que habíamos sido nosotros”. Ella insistió en que fue alguien más.
Wilson Díaz, alcalde de la localidad de Los Mártires, le aseguró a ¡Pacifista! que los cambuches fueron incinerados por los mismos habitantes de calle. “Los cambuches igual iban a desaparecer dentro del programa ‘Basura Cero’ de la alcaldía distrital. A nosotros no nos conviene quemarlos porque hace más difícil nuestro trabajo”.
La orden de desalojar a los habitantes de La Carrilera provino del juzgado 27 administrativo de Bogotá, por una acción popular presentada por los vecinos del sector en 2011. Sin embargo, más allá del incidente, se trata de personas que perdieron el hogar que habían construido. Para María se cometió “un atropello con los pobres, con los habitantes de calle. Hay estrategia pero no alternativas”.
Y esa es la otra cara del desalojo: ¿a dónde ir? La Secretaría de Integración Social tiene un cupo limitado para las personas que puede recibir en hogares de paso. Lugares en los que, por supuesto, no hay espacio para los animales que la población suele tener en sus cambuches. “Mato los gatos y me mato yo después”, aseguró María.
Sólo cinco personas fueron reubicadas en los hogares de paso, según la Secretaría de Integración Social. La mayoría de los habitantes de La Carrilera se rehusó a aceptar este ofrecimiento porque en esos sitios deben ajustarse a unas reglas de “reintegración a la sociedad” que nos los hacen sentir cómodos. Además, no podían llevar sus pertenencias porque, según los funcionarios que vestían chalecos de “Bogotá mejor para todos” durante el desalojo, son “poco higiénicas”.
Para Adriana Lloreda, integrante de la oenegé Parces, es comparable “el desplazamiento que se dio en La Carrilera al desplazamiento del conflicto armado, sólo que aquí tenemos actores legitimados por el Estado”. Insistió en que se trata de lo mismo: “sacarle sus cosas y váyase”. La organización, que estuvo acompañando la evacuación, aseguró que el personal del Distrito justificaba el desalojo porque era necesario “limpiar la zona de habitantes de calle para salvaguardar el espacio público”.
Pero no fue solo el desalojo: a Luz Mary Pardo, investigadora de Parces, la Policía la esposó y arrastró por el suelo para sacarla de La Carrilera, cuando estaba preguntando qué soluciones iba a dar la Alcaldía a las personas evacuadas.
Los Mártires ha sido una localidad que comúnmente recibe habitantes de calle. Allá se encontraba la conocida ‘Calle del Cartucho’, y está el Bronx y ‘La L’. Dentro de las personas que se encontraban habitando La Carrilera había personas desplazadas, trans y recicladores.
El espacio que durante seis años ocuparon los habitantes de la calle en La Carrilera hoy está deshabitado, con un par de escombros y mucha ceniza. Y, de momento, no habrá más desalojos, al menos así lo aseguró el alcalde de la localidad.
*Los apellidos de algunas fuentes no son revelados por petición de ellas mismas.