Nilson Estupiñán Arboleda, representante legal de la Red de Derechos Humanos del Pacífico Nariñense (REDHPANA), asegura que las aspersiones con glifosato en esa región generaron problemas de salud, desplazamiento forzado y cambios en la dieta de las comunidades. El regreso de las fumigaciones aéreas estaría cerca tras varias decisiones del gobierno de Iván Duque.
El pasado 12 de abril el presidente Iván Duque firmó un decreto con el que se pretende reiniciar la fumigación de cultivos ilícitos con glifosato, una iniciativa que solo le falta el aval del Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE). En esa instancia el Gobierno es mayoría, por lo que no tendría mayores problemas para obtener el visto bueno.
Decreto por el cual se regula el control de los riesgos para la
salud y el ambiente en el marco de la erradicación de cultivos ilícitos mediante el método de aspersión aérea.CC @infopresidencia @FuerzasMilCol @PoliciaColombia @MinjusticiaCo pic.twitter.com/vJNPtGt1Dx
— Mindefensa (@mindefensa) April 12, 2021
Otro de los obstáculos que tenía la idea del Gobierno de retomar las fumigaciones con glifosato era una decisión del Tribunal Administrativo de Pasto que suspendió de manera provisional la resolución 001 de 2020 del Ministerio del Interior, a través de la cual se negaba la presencia de comunidades étnicas en los territorios asperjados.
Ese panorama cambió el miércoles 14 de abril con una resolución de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, mediante la cual el Gobierno rebatió la suspensión provisional. Además, la misma entidad publicó el Plan de Manejo Ambiental para el reinicio de las fumigaciones.
Hablamos con Nilson Estupiñán Arboleda, representante legal de la Red de Derechos Humanos del Pacífico Nariñense (REDHPANA), organización que interpuso la tutela que llevó a la suspensión provisional ordenada por el Tribunal Administrativo de Pasto. El líder expuso las consecuencias que tuvieron las aspersiones en la década pasada en las comunidades, criticó el programa gubernamental para la lucha contra las drogas llamado “Ruta Futuro” y pidió impulsar el Plan Nacional de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (Pnis), creado por en el acuerdo de Paz entre el Estado y las Farc.
¿Cuál ha sido la experiencia que han tenido en el Pacífico nariñense con la aspersión aérea?
Ha sido totalmente negativa. Aproximadamente entre el 2002 y 2004 en el Pacífico nariñense, ya supimos del flagelo de la fumigación, ejecutado en esa época por el expresidente Álvaro Uribe, que, inconsultamente, nos fumigó dejando contaminado los ríos, las quebradas, la tierra y mucho pancoger.
Con relación a la salud hubo afectación en los animales y en las personas. Hay gente acá que le cayó ese veneno en sus fincas y tienen manchas en la piel todavía. Eso es fuertísimo. Hay personas que han muerto con eso. Incluso, se empezó a ver malformaciones en niños recién nacidos. Hay investigaciones que aseguran que la muerte de la palma africana en el Pacífico nariñense fue por culpa de esa fumigación.
Lo que hizo la aspersión fue empobrecer el territorio, más de lo que había estado. La gente, por lo menos, con el pancoger, se rebuscaba, se mantenían, tenían sus tres comidas al día. Ya con esto, tú siembras plátanos y cosechas para tu comida, pero para poder vender ya no alcanza, entonces la gente económicamente quedó mal. Ya lo sufrimos, ya lo vivimos y por eso no queremos de ninguna forma que se repita esa historia malvada que tuvimos con el presidente Uribe.
¿Hubo cambios en la dieta de las comunidades que han sido asperjadas?
Claro que cambió bastante. Tumaco es un territorio donde usted siembra de todo y cosecha de todo. Había personas, por ejemplo, que tenían sus pequeñas parcelas de arroz y que fueron afectadas. La gente dejó de producir ese arroz para el consumo y empezó a comprar arroz del exterior del país. Muchos árboles de cacao murieron, entonces ¿Qué tocó? comprarle a Chocolate Corona o Luker.
Entonces, claro que sí, cambió mucho la forma como la gente consume ahora. Antes, por ejemplo, se consumía achiote. Todo era natural, de acá. Pasamos de comer sin químicos, a comer maggis y otros productos que saborizan la comida y afectan a las personas.
¿Y la aspersión causó desplazamientos?
La coca llegó a este territorio hace 20 años, desde el 2000. Los tumaqueños y nariñenses tenían su negocio. Subsistían, por ejemplo, de la caña y el plátano. Al ver que sus plantaciones fueron fumigadas ¿Qué más se hace en un territorio donde no hay que sembrar porque la tierra está muerta? Desplazarse, buscar trabajo o futuro en otras partes. Cali, por ejemplo, es un gran receptor del Pacífico nariñense, hay mucho tumaqueño que fue desplazado porque les fumigaron sus fincas. No tenían más que hacer.
¿Qué quedaba? Irse a trabajar a una empresa. Muchas mujeres se fueron a trabajar a casas de familia para poder sostener a sus hijos y, de pronto, darles algo de educación, porque la escuela rural es muy pobre y, sumado a eso, si lo poco que usted tiene en su territorio, se lo acaba el Gobierno, pues toca salir a buscar y aventurar en otras partes.
¿Qué opina de la “Ruta Futuro” del gobierno Iván Duque?
Eso es un engaño, un sofisma. En palabras todo el mundo la ve bonita, pero disfraza lo perverso que es este gobierno ¿Qué hace el Ejército manejando proyectos productivos? ¿Para qué? ¿Cuándo se ha visto eso? El Ejército no puede andar con los líderes porque los ponen en riesgo.
Se sabe que en el Pacífico nariñense están todos los grupos armados habidos y por haber. Si un grupo armado -a ti como líder- te ve con el ejército, y tú lo que quieres es, por ejemplo, llevar una escuela a tu territorio o el acueducto, y te ves obligado a tener que ir de la mano con la “Ruta Futuro” para ejecutar esas obra, pues obviamente entras y sales con el Ejército. Cuando vuelves al territorio y los soldados se van, eres objetivo militar de ese grupo al margen de la ley.
Esa “Ruta Futuro” lo que quiere hacer es militarizar estas zonas y que todo sea inconsulto. Cuando se creó el Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet), en el acuerdo de Paz de La Habana, la gente creyó en el sueño de cómo mejorar su territorio, su cosmovisión para dinamizar la economía, pero realmente, con la “Ruta Futuro”, lo que se busca es totalmente lo contrario, quieren la guerra.
¿El Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (Pnis) está avanzando en el territorio?
Se hicieron algunos acuerdos. Se pactó que el Gobierno iba a entregar unos recursos a las familias, y la gente, en respuesta, iba a transformar su producto ilegal en un producto legal, todo con apoyo técnico, asesoría para que la gente pudiera producir y que esa producción tuviera transformación. Ese fue el compromiso que se hizo. Desde que se pactó, no se ha cumplido prácticamente nada.
Las comunidades acá están de acuerdo y quieren que el programa Pnis sea efectivo, y seguimos apuntando a eso, y por eso, es que llamamos al Gobierno nacional a que dialoguemos y lleguemos a algún acuerdo.
¿Cuánto cuesta un militar en este territorio? Con toda esa plata que le están metiendo a la guerra, tranquilamente les pueden cumplir a las familias, a los campesinos y estoy seguro que la gente puede sustituir esos cultivos. Queremos la sustitución voluntaria. El llamado es para que este gobierno cumpla, que se ponga la mano en el corazón y que vea que somos colombianos. Lo que propone el Gobierno con este decreto, es el genocidio a estas comunidades del Pacífico nariñense, que han sido históricamente abandonadas.
El Gobierno afirma que las aspersiones aéreas se hacen por cuestiones de seguridad, no por economizar recursos ¿Qué piensa al respecto?
Han caído campesinos, han caído niños, hay adultos, campesinos, negros, indígenas que caen en minas, porque realmente ningún campesino va a sembrar una mina en su finca, eso lo hacen grupos que operan en la zona, con el objetivo de hacer daño cuando se metan los militares.
La salida es el diálogo ¿por qué van a forzar a hacer algo distinto donde ya hay un diálogo pactado? El Pnis es la ruta, no es necesario que haya más muertos en ningún lado, ni campesinos, ni militares, lleguemos al diálogo, a lo que se pactó, cumplamos.
Muchos países cooperantes están dando recursos para la paz, para sustituir estos cultivos. Queremos que el Pnis se cumpla, ese cuento de que están muriendo “héroes” eso es un cuento, entonces ¿El líder que muere qué es? Nosotros queremos la paz sin las armas, el Gobierno quiere paz con armas.
Los equipos de aspersión, los sistemas de navegación y el software de control, necesarias para el cumplimiento de los requisitos ambientales serán ejecutados por la Policía Nacional ¿Qué piensa de eso?
La Policía Nacional es una institución cero preparada, es decir, no tienen profesionales ¿Qué profesionales tienen? Ellos son militares, están preparados para la guerra. No es lógico que este proyecto que se quiere hacer se lo den a la Policía, eso no tiene presentación.
Ellos no son quienes para decidir cómo utilizar esas herramientas que tienen para fumigar a las comunidades del Pacífico nariñense. No son ellos los que deben ejecutar esas fumigaciones con glifosato para los territorios.
El gobierno dice que la aspersión se avisará con anterioridad y que únicamente se hará en cultivos industriales ¿Qué piensa al respecto?
La consulta previa no es avisar, ni es socializar, es consultar con las comunidades si ven favorable o desfavorablemente la aspersión. Las comunidades del Pacífico nariñense son las que tienen que pronunciarse y decidir desde los territorios desde las veredas.
¿Cómo le van a avisar a la gente que la van a fumigar? ¿Por qué medios? Si ni las emisoras llegan ¿Por qué medios? ¿Telefónicamente? ¿Uno a uno?
¿Qué acciones tiene planeadas la comunidad en caso de que se reanuden las aspersiones?
Salir a las calles. Si nos toca llegar a Bogotá, lo hacemos. Haremos una marcha, convocamos a fundaciones a los defensores de derechos humanos, a las plataformas para que nos apoyen y nos ayuden. Lo que queremos es que nos sentemos, dialoguemos y arreglemos, es decir, ya no usemos más violencia.
¿Qué salida proponen ustedes al crecimiento de los cultivos de uso ilícito?
Tumaco participó en un concurso que se hizo en Francia en 2016, ganó con el mejor cacao del mundo en aroma y sabor. Tenemos el placer de decir que tenemos el mejor cacao del mundo. Tenemos muchos productos de calidad, pero no hay ninguna empresa transformadora ¿Qué le estamos proponiendo nosotros al Gobierno Nacional? Iniciar con el consumo interno, tenemos cacao, tenemos arroz, plátano, busquemos que se transformen esos productos y que la propuesta sea de orden nacional e internacional.
Nosotros queremos sustituir porque ya no aguantamos más con coca, la violencia en parte también viene de eso. Lo que queremos es que el gobierno se comprometa, ayuden a estas asociaciones, busquemos la forma de transformar esos productos y una vez transformados, que el gobierno ayude con las multinacionales, con los almacenes de cadena y que nuestro logo diga, por ejemplo, “Chocolates Tumaco, zona libre de coca” y que la gente cuando vea este logo diga: “tenemos que apoyar este producto, porque estamos contribuyendo a que no se siembre más la coca en estos sectores”.
¿Los grupos ilegales los presionan para sembrar o para manifestarse en contra de la aspersión?
Cuando recién inició el cultivo de coca sí. Los paramilitares se metieron en las veredas. La gente ni siquiera conocía qué era eso de la coca, entonces, a muchas familias les decían que sembraran y las personas dijeron: “Bueno, si esto me está dando plata en este pedacito que tengo sembrado, entonces ahora siembro una hectárea”, así se hizo popular el negocio.
Entonces, al inicio sí fue forzado en algunos sectores, pero ahora la gente ya no lo hace voluntariamente, estos cultivos han dejado mucho problema, mucho muerto, ya queremos dejar esos cultivos en el olvido.
Nosotros no estamos defendiendo la coca, estamos reclamando que no nos fumiguen, que es diferente. Nunca defendemos el cultivo, estamos defendiendo nuestros cultivos que son la mayoría lícitos, estamos defendiendo el cacao, el plátano, la yuca, las fuentes hídricas, que nuestro territorio no quede envenenado.
Cuando las avionetas hacían sus fumigaciones, todos los sobrantes lo rociaban en los ríos para que no quedara evidencia de ese rastro, pues tenían que llegar al hangar con las avionetas vacías. Eso es lo que queremos que no se repita, por eso estamos totalmente en contra de eso, tenemos la experiencia y no queremos repetirla.
Apréndase estos números clave para cuando opine de coca y glifosato