Si Gandhi o Jesús se pasearan por el mundo, serían las súper estrellas de paz, como Sri Sri Ravi. Una reflexión a propósito de la visita del gurú a Colombia y La Habana, Cuba.
Por: Natalia Otero Herrera
Un Súper Hombre
En el Anticristo, Nietzsche lo escribió: Jesús no fue un ser divino, hijo de otro ser divino, con poderes divinos; Jesús fue un líder extraordinario, un rebelde de su época, un humano potencializado… un Súper Hombre.
Y si Jesús aún viviera y se la pasara por el mundo predicando, dictando conferencias y, por qué no, tuiteando la palabra de Dios, muchos, inclusive sin ser católicos, sentirían curiosidad por conocerlo.
Esta es la era de la idolatría, del fanatismo. Hoy, si sigues a alguien, lo divinizas , y si logras verlo (así sea a metros de distancia), tocarlo, o mejor, obtener su autógrafo, vales oro. Esta es la era de las súper estrellas, y no precisamente de rock… de lo que sea.
Sri Sri Ravi Shankar es una de ellas. Es la súper estrella de la paz. El Súper Hombre de la espiritualidad. Y como tal, sus fanáticos lo siguen, se codean entre la multitud para tocarlo, viajan desde otros países para verlo y su presencia los llena de gozo. Es de entenderse: su mesías está vivo.
Fuimos testigos de su esplendor en junio pasado, durante su visita a Bogotá. El gurú estuvo tres días en la capital y luego se reunió con los negociadores de las Farc en La Habana, con un solo objetivo: promover, desde su metodología, la paz en Colombia.
¿La reencarnación de Mahatma Gandhi?
Ravi es su nombre de pila, que en hindi significa “sol”, pero con el tiempo, y en honor a su trabajo como líder espiritual, ha recibido el nombre de Sri Sri, que significa “gurú”.
Nació en Papanasam, India, en mayo 13 de 1956. Estudió la meditación, la ayurveda y la ciencia védica (la más antigua del mundo, originada en India). Su primer maestro fue Sudhakar Chaturvedi, otro gurú que tuvo una relación cercana con Mahatma Gandhi. Tal vez por eso, en parte, es comparado con el líder de la independencia india.
En 1981, Shankar estableció la Fundación Arte de Vivir, presente hoy en más de 150 países (incluyendo a Colombia hace ocho años) implementando soluciones para los conflictos y problemas de estrés, violencia y pobreza que presentan los individuos, comunidades y naciones. Luego de 16 años, creó la Asociación Internacional para los Valores Humanos, una organización para el desarrollo sostenible en las zonas rurales, con la premisa de revivir valores humanos. Hoy tiene un programa para reducción de violencia y rehabilitación de internos en las cárceles y ha ayudado a personas afectadas por desastres naturales.
Ha escrito una docena de libros. Según sus proclamas, ha cambiado la vida de cerca de 370 millones de personas. En 15 años, entre 2000 y 2015, ha recibido más de 160 reconocimientos por su trabajo humanitario y ha sido nominado cinco veces al Premio Nobel, aunque nunca lo ha ganado. Además de todo lo anterior, el hombre participa en negociaciones de paz y es consultor en zonas de conflicto alrededor del mundo, como en India y Pakistán, Palestina e Israel.
Sri Sri Ravi enseña que la espiritualidad es la que realza valores humanos como el amor, la compasión y la felicidad. Está convencido de que la respiración libera la mente, la confusión y los traumas. A través de sus predicciones guía a las personas a llevar una vida armónica y pacífica. Dicen que es un reconciliador, como Gandhi.
Aunque no está vinculado a una religión en particular, sus seguidores lo adoran como en un culto, casi religioso. Mejor dicho, es un Súper Hombre para sus fanáticos. Por eso, cuando visita algún país y se pasea por el lobby de un exclusivo hotel, la gente lo sigue como a una estrella… una estrella de la paz.
La razón por la que visitó Colombia
El gurú vino a Colombia del 23 al 26 de junio a explicar “El Arte de la Felicidad”, que consiste en responder a los angustiados preguntas como: ¿es posible vivir sin estrés? o ¿cómo afrontar las dificultades de la vida con tranquilidad?; también impartió lecciones sobre “Ética, felicidad y bienestar para tomadores de decisiones”; recibió la condecoración Orden de la Democracia Simón Bolívar por parte del Congreso de la República; encendió la llama de la paz en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, y visitó la oficina de la ONU en Colombia.
Los eventos llegaron al tope de visitantes, tanto, que Sri Sri no dio abasto para muchas entrevistas (incluyéndonos). El día de nuestra cita, el jueves 25, en vez de tener una conversación cara a cara, terminamos inmersos en una persecución casi caricaturesca en la que él se desplazaba de un lado del lobby al otro, mientras sus seguidores lo rodeaban con un anillo protector en el que los de atrás intentaban acercarse, los de adelante lo intentaban tocar, y nosotros intentábamos seguirle el ritmo a la bola de gente.
Aquí debo hacer un paréntesis y ofrecer disculpas por la calidad de las fotografías. El tumulto y los empujones no nos permitieron acercarnos a Sri Sri Ravi para lograr algo más allá que retratar su calva.
P.D.: Para ayudarlo a identificar al gurú entre la multitud (como en “Encuentre a Wally”) hemos enmarcado su rostro en un rectángulo rojo.
Así:
Era toda una muchedumbre con flores rosadas en la mano, magnetizada, persiguiendo a un hombre. Si el tipo reía, todos, aún sin entenderle, reían. Si se movía, todos, sin importar los tropiezos, lo seguían. De hecho, en un punto, la avalancha de fanáticos se llevó a los curiosos por delante.
Entre su fanaticada gritaban dos chicos que tenían acento extranjero: Eduardo y Toño. Tienen 18 y 22 años, y vinieron desde México solo para ver a Sri Sri Ravi. “Él es sabio, tiene mucho conocimiento para transmitir. Es… Wow…. Con él te das cuenta de que puedes vivir más pleno siendo tú mismo” dijeron. “A veces pensamos que la vida es eterna, pero Sri Sri Ravi nos enseña que no lo es y que la felicidad está en el interior. Él lo tiene todo: el intelecto y la espiritualidad”.
También había un par de brasileños, que venían en un combo de diez personas. Eduardo de 29 y Alex de 34 explicaron que llegaron a Bogotá únicamente para acompañar al gurú. Y así sucesivamente con gente de diferentes partes de Latinoamérica y Colombia. Todos concordaban en que el hombre les había cambiado la vida. Hasta una víctima del Magdalena Medio, de la zona bananera, viajó hasta la capital para escuchar sus predicciones acerca de la reparación de víctimas.
Después de unos 15 minutos de perseguirlo de lado a lado, Sri Sri Ravi decidió salir a caminar. Tras él, la muchedumbre. Se montó en una van para hacer el tour citadino y fue la última vez que pisó el suelo bogotano.
Luego viajó a La Habana (Cuba) para hablar con los negociadores de las Farc en la mesa de conversaciones con el Gobierno, y explicarles que con la violencia no se logra ningún proyecto y que todo proyecto social sin humanismo, necesariamente, falla. En un comunicado las Farc expresaron la concordancia con el líder, especialmente en que “todos, en el fondo, somos víctimas. Y si partimos de esa comprensión, podremos dejar atrás, amarrada en el pasado, una historia triste de violencia que no ha de repetirse”.
Así concluyó la gira de Sri Sri Ravi para apoyar la paz en Colombia. Sigue siendo una incógnita si las metodologías de la meditación, el yoga, y la espiritualidad oriental, funcionan para sellar la reconciliación en este país. Por el momento, quedó claro que el hombre sabe llegarle a la guerrilla, a los jóvenes y a sus seguidores. Y que, si Sri Sri vuelve a Bogotá, habrá que acampar en la puerta de su hotel, como quien procura cazar la humanidad de un rockstar, para poder, al menos, tomarle una fotografía de primer plano.