Sin un solo día de paz en 2021, Buenaventura resiste entre las balas | ¡PACIFISTA!
Sin un solo día de paz en 2021, Buenaventura resiste entre las balas Fotografía: @linamarmolejo4
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Sin un solo día de paz en 2021, Buenaventura resiste entre las balas

Staff ¡Pacifista! - febrero 6, 2021

Las disputas por el control de las bandas tienen al puerto sumido, nuevamente, en una espiral de miedo y desespero. Es tal el peso de la violencia latente que la comunidad apenas si recuerda que el covid existe.

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Esta semana llegó un audio aterrador a Pacifista!. Con todo y que no descubriera nada que no supiéramos o sospechábamos, no deja de estremecer. Arranca así:


“El domingo (31 de febrero) hubo un altercado, un tropel, en un sitio que es público: el Malecón de Buenaventura. Un caos, no se sabe que pasó, pero empezaron a alarmar a la gente que hubo un robo y luego empezaron a tirar pólvora. La gente ya hasta la pólvora le tiene miedo, escuchás un tote o una culebra, algo de pólvora, y ya creés que es bala y lo único que hacés es buscar escondedero, hasta ese punto hemos llegado. Los niños cuando escuchan un ¡boom! buscan escondederos. Hubo gente que se tiró hasta el mar por miedo a que fuera una bomba. Por suerte fue solo un grupo de jóvenes que querían dárselas de chistosos”, cuenta una trabajadora del sector comercial, cuya voz no publicamos y nombre no revelamos para proteger su identidad.

 

La prosperidad prometida para el primer puerto del Pacífico colombiano se quedó en eso, promesas, nunca llegó, y la violencia es lo que más próspera entre sus calles. David Luna, alto consejero para las Regiones y comisionado para Buenaventura en el gobierno Santos, dijo en el 2014 que su desarrollo como puerto sería como el de Barcelona en el 2021. Una declaración que ya parecía en ese entonces un mal chiste, y que hoy (desde el 2021) es casi un irrespeto.

En el puerto las horribles noches no cesan desde el pasado miércoles 30 de diciembre. Las bandas ‘Los Shotas’ y ‘Los Espartanos’, miembros señalados de ‘La Local’, han convertido a Buenaventura en su campo de batalla –como lo ha sido durante décadas para actores armados–. La Buenaventura de esta década hoy se nubla por la desesperanza que causa la violencia, el narcotráfico, el abandono estatal, desplazamiento, el reclutamiento de menores de edad y el desplazamiento interno que no se detiene y que, según el concejal del municipio Rubén Jiménez, ha causado que al menos 30 familias abandonen sus hogares en el último mes en los barrios Juan XXIII, La Unión, El Otoño, Caguán, Litoral y Buenos Aires I y II.

 

 

https://twitter.com/LauraAGirald/status/1357349130176139264


El brillo de la alegría de los bonaverenses se atenúa con el humo del fuego cruzado. Mientras las bandas se disputan Buenaventura a bala, la sociedad civil resiste. La mujer de 19 años que desde allí nos envía sus audios, sigue su relato con evidente angustia en la voz:


“Estamos a merced de las personas que pertenecen a grupos armados, debido a que hay enfrentamientos entre ellos en medio de la comunidad.
El covid no existe, la gente le teme más a un balazo que a esa enfermedad.

Todos los días hay balaceras, hay explosivos. Uno ve a los bandidos por las calles con armas. Han incrementado los robos, ya no es como antes que vos entregás las cosas y ya, ¡NO! ahorita te matan y se te llevan las cosas. De hecho, hace poco a una señora le dispararon en la cabeza para robarle una moto, y así te puedo contar mil casos que están sucediendo actualmente. Hay personas que ya por tanto temor, se están yendo de sus casas porque no aguantan más. Todas las noches escuchás o sabés de algún cercano que se le murió alguien, que lo mataron, que lo robaron. Entrás a Facebook y es lo mismo, todos los días pasa algo con gravedad.

Hay una zona en la que los conductores de transporte público, para poder pasar, tienen que pagar una vacuna, y si no la pagan están en riesgo de que los roben. Están cobrándoles vacunas a los comerciantes, obligándolos a tener que subir el precio de sus productos; para uno que no tiene un ingreso tan alto, le queda más complicado llegar a comprarles a ellos, y ellos tienen que cumplir con una cuota, si no la pagan pueden acabar con su vida y obligando a su familia a que se vayan de aquí. Las cosas están muy muy feas.

Hay bandas criminales que llegan al punto en el que te dicen:

–Váyase de su casa que nosotros necesitamos quedarnos aquí.

Y así sea casa propia te tenés que ir. No tenés ninguna alternativa de quedarte o de exigir o de pedir ayuda. ¿Sabes qué están haciendo? bueno, no digo que sean en todos, pero ha habido casos que son ellos (policías) los que le dicen al bandido desde qué número llamaron y desde ahí empiezan a hacer un seguimiento para conocer quién fue la persona. Y ahí es que empieza tu karma como ciudadano, por querer solicitar la ley terminan siendo ellos los mismos que te echan al agua”. 


¿Quién los protege?


El jueves pasado, 4 de febrero, más de 40 congresistas de diferentes partidos políticos, el alcalde del distrito
Víctor Vidal Piedrahita y la gobernadora del Valle, Clara Luz Roldán, enviaron dos cartas a Iván Duque pidiéndole que “a fin de garantizar los derechos humanos de la población en ese territorio” se dirija de manera inmediata al puerto para implementar un plan integral de seguridad, convivencia y bienestar general para la comunidad. Además, aseguraron ponerse en disposición del gobierno nacional para apoyar “todos los esfuerzos que resulten necesarios para superar esta situación de violencia que aqueja al pueblo Bonaverense”.

 

 


Entre tanto, el director de la Policía Nacional, mayor general Jorge Vargas, en la mañana del 5 de febrero entregó sus cifras sobre la labor de la institución en el puerto. Da cuenta de 76 personas capturadas, 10 armas largas de diferentes calibres, 24 revólveres, 17 pistolas, 13 escopetas, 5 subametralladoras Uzi, 1 lanzagranadas de 40 mm, una granada de fragmentación. Además, 324 kilos de clorhidrato de cocaína incautados en cercanías a la ciudad de Buenaventura, marihuana, cartuchos de diferentes calibres, granadas, radios de comunicación, proveedores y de más material de uso privativo de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional. Un pequeño arsenal que refleja la magnitud de lo que sucede en las calles.

El alcalde Vidal, en la eucaristía en memoria del reconocido líder social Temístocles Machado, asesinado el 27 de enero de 2018 por esas balas que nunca se han ido, está contra la espada y la pared. Como líder social que es, su apuesta por ahora es salvar vidas a cualquier precio, con todo y que eso lo lleve a ser señalado de complaciente con los actores armados por negociar con ellos. Dice que llegan de otras tierras: “vienen acá y aquí tienen poder”. En un territorio sin dios ni ley, el alcalde no puede hacer mucho más, por eso propuso un nuevo acuerdo entre bandas para el control, o “uno de los dos bandos gana la guerra, gana la confrontación, o por fin el Estado toma control sobre la situación”, fueron las salidas que mencionó.

 

“Pa’ qué putas uno vive en una sociedad en la que no puede estar tranquilo”

 

 

Esas eran las palabras desesperadas de uno de los muchachos que protestaban pacíficamente en el Puente el Piñal.

Para el alcalde Vidal es necesario que aunque la comunidad tenga miedo ayude a denunciar y dar información a las autoridades para que puedan “actuar de manera más efectiva”. Suena a desconexión de la realidad, ante una explosión de denuncias que en las últimas horas abundan en redes sociales y que ya llegaron a las calles en la Portada al Mar, al oeste de Cali, y en el Puente El Piñal, en Buenaventura. Ese es el modo de denuncia de quienes no tienen garantías en las autoridades que no los cuidan, que les fallaron.

 

https://twitter.com/10987355_/status/1357344827197718540

https://twitter.com/palacios_edm/status/1357357473598947333

https://twitter.com/luchinastic/status/1357339716572516364

En las calles, las protestas y los bloqueos para detener el desplazamiento y el baño de sangre continúan a cargo de la sociedad civil. Se ven las figuras de muchachos como ‘Leonart’ Rentería, que ponen como única arma de resistencia el arte, su voz. Habla en las radios de noticias nacionales y lo hace con rabia y frustración, con urgencia y desespero. La historia que cuentan muchachos de su edad en el puerto es la de una comunidad que ve pasar frente a sus narices el progreso, en los miles de contenedores, y que vive bajo el yugo de las bandas que reclutan fácilmente ante la falta de opciones para ellos.

 

 

En esa guerra todos ponen. Así lo confirma nuestra fuente anónima, al final del audio que le envió a Pacifista!


“¿En estos momentos qué será de la gente que vive de la pesca que tiene que salir por esos esteros que ahorita están tan involucrados en violencia? ¿qué será de las personas que trabajan en las noches vendiendo cositas o que les dan altas horas en la noche en la calle buscando comida para su familia? Es algo que en realidad se ha salido de las manos y, más allá de la desigualdad, es el abandono que hay del Gobierno y la falta de oportunidades”.