"La academia no puede seguir dándole la espalda al país", dice uno de los fundadores.
La luz roja de la cámara está encendida. En el video trabajan ocho personas. Unos ambientan, otros se encargan del sonido y algunos de la luz. Todo parece un poco improvisado. Están filmando en una terraza. Uno de los integrantes del equipo se sienta a entrevistar a Ángela María Robledo, excandidata a la Vicepresidencia y hoy congresista. Las preguntas son diversas: van desde la teoría política hasta los modelos económicos y sociales del país; áreas poco exploradas en los grandes medios de comunicación. Esa entrevista, de 24 minutos, fue vista por más de 1.000 personas en Facebook.
Ese video me despertó una pregunta: ¿Quiénes son estos tipos que hablan de Garmsci y Nietzche en un video en Facebook Live y atraen más de 1.000 personas?
En un café en el corazón de Chapinero me reuní con dos de los ocho filósofos que decidieron salir ante las cámaras. Ellos trabajan en la Red de Estudios Críticos (REC), una plataforma que busca democratizar el conocimiento a través de nuevos formatos de investigación. Nació el 31 de agosto de 2017, el mismo día en el que se creó el partido político de la antigua guerrilla de las Farc.
“La Universidad le dio la espalda a los problemas sociales desde hace mucho. Pasan muchos proyectos pero poco tienen que ver con una reflexión crítica en la sociedad civil. Por eso hay que sacar la universidad a la calle, no se puede quedar entre los muros”, me explicó Alejandro Cortés, quien ha trabajado como profesor de la Facultad de Filosofía de los Andes durante más de cinco años.
Jaime Santamaria, otro docente de filosofía, me dio su opinión: “Después de más de 50 años de lucha armada, la academia debe tener una apuesta diferente. Este no es un momento histórico cualquiera. La academia no está respondiendo a las exigencias de este tiempo; los profesores hoy están obligados a responder netamente a la producción de papers de investigación, dándole la espalda a una realidad social muy compleja, sobretodo en regiones”.
Se tiene la idea de que los filósofos –y los científicos sociales en general– solo producen conocimiento desde las bibliotecas. Sin embargo, el parche de REC Latinoamérica, a diferencia de otros grupos de estudio, quiere convertirse en una plataforma nueva para transmitir los conocimientos.
Todo empezó a fluir cuando hicieron la primera versión de “clases a la calle”. La idea era sacar el conocimiento a las calles y ofrecerlo a un público general. Al ser un espacio abierto y público, cualquier persona podía asistir. La convocatoria se hacía en redes sociales. A pesar de que no es una iniciativa que nació en REC, “a veces la gente cree que si no es completamente novedoso y auténtico no se puede hacer, y no es así”, me explicó Jaime Santamaria, uno de los fundadores de la red.
Cada profesor recopiló información sobre lo que más les inquietaba a sus estudiantes y desde ahí, desde esas dudas en el aula, comenzaron a estructurar los programas de estudio. La primera clase se hizo en unas escaleras que quedan entre varios edificios de la Universidad de los Andes, en un lugar abierto. El tema de la clase era “entender cómo funcionaba el Estado”, me contó Alejandro Cortés, otro de los miembros fundadores de REC y la persona que dio la clase de ese día.
Para hacer la clase más interactiva, Cortés llevó a sus estudiantes al centro de la ciudad. Allí, les mostró las instituciones y les explicó para qué funcionaba cada una: “mostrar la estructura física y concreta fue muy atractivo”, recordó el filósofo. Ese día 120 personas llegaron a la clase.
“Queríamos transgredir el lugar, que irrumpiera con el panorama de tranquilidad, porque eso mismo es lo que queremos hacer en las mentes de los estudiantes, cuestionarlos hasta en lo más básico”, agregó Alejandro.
Sin muchos ánimos de parecerse a Sócrates, Alejandro Cortés, con gafas marca Emporio Armani, un reloj Tissot, un Iphone de última generación con un sticker de la cervecería ‘Mono Bandido’ pegado en la parte de atrás, parecería ser el tipo de Sócrates que llamaría la atención en esta nueva generación.
“Yo no busco que los estudiantes lean un libro necesariamente. Esta vez solo necesitaba que me acompañaran y leyeran el primer punto en la declaración de derechos humanos que fue escrita por Antonio Nariño y está conmemorada en unas placas cerca a la plaza Simón Bolívar”.
Otro de los vídeos de REC que más impacto tuvo en las redes sociales, sorpresivamente, fue el del Timothy Appleton, un filósofo inglés que está radicado en España, pero que poco se conoce en el país. Habla sobre temas como el postestructuralismo y el postmarxismo. En la entrevista con REC, Cortés y Appleton se dedicaron a criticar la hegemonía mundial y aplicar esta crítica al caso colombiano. En 34 minutos, el filósofo intentó dar una hoja de ruta para Colombia, con tintes socialistas, sobre cómo afrontar una hegemonía de derecha. Véala aquí.
Jaime tiene claro que los filósofos suelen parecer aburridos y que las apuestas de REC iban a ser objeto de burla en el círculo académico. De hecho, me contó que los “criticaron porque no era el espacio donde se hace academia. Sin embargo, nosotros queríamos cambiar el imaginario del filósofo de biblioteca. Lo serio y lo importante, según los filósofos, se hace con textos y desde la biblioteca. Por eso en los medios parecemos medio torpes, no sabemos cómo movernos, qué preguntar y cómo actuar ante la cámara. Esto es un cambio y se se volvió una puesta en escena muy llamativa. En todo caso, a veces hablamos con balbuceo por estar pensando la pregunta”, recuerda entre risas.
REC ha decidido empoderar a la sociedad civil a través de la academia en la calle y a través de los medios de comunicación. De esta manera, encontraron la manera de comunicar fenómenos de la sociedad, principalmente a estudiantes, para cuestionarlos y así producir debates. “Queremos construir una sociedad crítica, crear nuevos lectores y más agudos”, me explicó Cortés.
Los temas recurrentes en sus clases son: clasismo, racismo, discriminación por orientación sexual y patriarcado. Se reúnen pocas veces al año y al son de varias cervezas, toman decisiones sobre cuáles serán sus próximos movimientos. Para Jaime, las facultades de Ciencias Sociales están trabajando en frecuencias distintas. De ahí a que se sienta que la academia no está en sintonía con la sociedad.
Antes de despedirnos, los dos filósofos me recordaron una idea de Antonio Gramsci. En este ejercicio se trata de dar la “batalla cultural” y de buscar “la habilidad de disputar lo que a la gente le parece perfectamente natural”.