Dos poetas que ilustran nuestra violencia | ¡PACIFISTA!
Dos poetas que ilustran nuestra violencia
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Dos poetas que ilustran nuestra violencia

Staff ¡Pacifista! - mayo 18, 2016

La revista digital de poesía Otro Páramo seleccionó cinco poemas que narran el conflicto armado.

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¿Qué relación podrían tener los páramos, la poesía y el conflicto armado colombiano? La respuesta está en la iniciativa que emprendieron dos jóvenes para fomentar la lectura de este género literario. “Los páramos son lugares donde la vegetación recoge el agua que flota en la niebla y que luego fluye en pequeños riachuelos. Otro Páramo es una revista virtual dedicada a recoger y difundir otra agua: la poesía”.

Juan Afanador, antropólogo, y Santiago Ospina, filósofo, son las cabezas que idearon este proyecto. Se conocieron en un taller de poesía en 2012 y desde entonces han trabajado para cultivar un género que, según ellos, es también “una mirada, una manera de acercarse al mundo y a las cosas que hay en él”.

En 2015 crearon Otro Páramo como un espacio para abrir el diálogo con autores, editores y todos aquellos interesados en la difusión de la poesía. “Hicimos una revisión por internet y nos dimos cuenta de que muchas de las páginas web en las que hay poesía están presentadas en un formato muy mal diseñado o relacionan el género con corazones, siluetas caminando hacia el horizonte y demás lugares comunes que empobrecen la poesía”, dijo Afanador.

De ahí que su portal le apueste a un diseño sobrio y diferente. Su propuesta sencilla aleja al género del cliché empalagoso y, como aseguró Afanador, le ofrece “un ambiente sereno”.  De acuerdo con sus creadores, Otro Páramo se ha convertido en un referente latinoamericano del género en el mundo digital.

En ¡Pacifista! les pedimos una selección de poemas que ilustraran nuestra violencia. Nos recomendaron dos poetas que han escrito sobre el despojo, el desplazamiento y el conflicto.

Camila Charry 

Foto tomada de conexos.org

Camila Charry ha publicado varios libros, entre ellos Detrás de la bruma, El día de hoy, Otros ojos y El sol y la carne. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, rumano y polaco y es profesora de literatura y escritura crítica. Se graduó de Estudios Literarios y está cursando una maestría en Historia del Arte.

Chengue

En la radio anuncian que han tomado el pueblo.
Que hubo explosiones
restos de carne que se estrellaron contra otros cuerpos.
Que todo fue muy rápido.
Que las gallinas dejaron en el aire
después de arder bajo el estallido
sus plumas como un ala de neblina
que no permitió ver con claridad
cuántos muertos fueron.
Que fue un horror no haberlos visto bien.
Que deberán regresar en la madrugada para contar los cuerpos
adivinar las formas entre los fragmentos
en pleno domingo,
sin día de descanso,
sin recibir un pago adicional.
Dijeron, en la radio, que la vida nunca es justa.

Segovia

Los perros también se acercaron
pero el hedor los alejó,
a ellos que han aprendido a destilar de lo amargo
el amable vapor de la belleza.
El cuerpo ladeado se entregaba al abismo
suspendido de una rama sus pies se sacudían bellamente
la cabeza inclinada hacia los ojos de sus padres
parecía vieja, aguerrida
en ese cuerpo hinchado y extraordinariamente joven.
Hueco el vientre dejaba ver la sangre seca que retenía
los órganos
como una mueca generosa de la muerte.
Los padres se balanceaban abrazados
tristísimos sobre sus propios pies;
bailaban al ritmo del cuerpo que pendía de la rama.

Escribo
desde la desgarradura de la tarde
cuando el último pájaro
trina en una rama
mientras lo imagino.

Horacio Benavides

Foto: Luis Eduardo Noriega. Tomada de la Radio Nacional de Colombia.

Ganador del Premio Nacional de Poesía, dirige el Taller de Literatura con niños Viento Sur, coedita la revista de Poesía Deriva y coordina la Ruta de la Literatura, un proyecto de talleres de Literatura de la Gerencia Cultural y la Secretaría de Educación del Valle.

—¿Y por qué salimos de noche?

—Porque no pudimos salir de día

—¿Y mi padre por qué no va con nosotros?

—Pasito hijo que nos descubrirán

—Estas piedras duelen, ¿por qué no me pusiste los zapatos?

—Por agarrarte a ti no cogí los zapatos

—¿Y para dónde vamos?

—Para algún lugar, hijo, para algún lugar vamos

La mariposa de tu alma cruzando el abismo

                                                                                            En memoria de Javier Benavides

Una tarde de regreso a casa
escuchaste una música extraña
el crujir de mínimas armas
airados metales

En el barranco de tierra cuarteada
diste con un nido de alacranes
enloquecidos de vida

Barquero
hazle un puesto en tu nave
a este muchacho
que quizás olvidó su moneda

Piensa que no es poco
escuchar una música
jamás oída