Con la salida de los frentes 58 y 5 de las Farc se reconfiguró la disputa por el control territorial en el Nudo de Paramillo, al sur de Córdoba. ¡Pacifista! le cuenta qué ha pasado desde entonces.
El pasado 21 de marzo inició el primero de cuatro desplazamientos masivos en en el sur de Córdoba y el Bajo cauca antioqueño por cuenta del fuego cruzado entre grupos armados.
¿Qué es lo que está pasando?
El sur de Córdoba está ubicado en la región del Nudo de Paramillo, la punta final de la cordillera Occidental, que divide a su vez, de manera natural, a los departamentos de Antioquia y Córdoba. Esta zona ha sido estratégica a lo largo de los años para los grupos armados. Es un corredor que permite el acceso a la Costa caribe, pero también al Urabá antioqueño y a la Costa pacífica. Un corredor que, por su estratégica ubicación, sirve como ruta de narcotráfico. A su vez es una zona donde hay minería ilegal.
Por estas razones, ha sido y sigue siendo zona de disputa entre distintos actores armados que buscan tener el control territorial y lucrarse con las actividades económicas descritas arriba.
Las Farc siempre habían hecho presencia en el territorio, pero a inicios del 2000 las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) hicieron incursión en el territorio. Luego de su desmovilización en 2006, los grupos paramilitares que no se desmovilizaron, entraron a disputar la zona. Entre ellos las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC).
Dentro de esta estructura, según la Policía del Córdoba, hubo un quiebre y una estructura se sepraro, conformado un nuevo grupo: los Caparrapos.
Previo al Acuerdo de paz, la zona estaba en control de los frentes 58 y 5 de las Farc. En 2014 hubo un acuerdo entre los comandantes de estos frentes con comandantes de las AGC. Este acuerdo hizo que se incrementaran, por ejemplo los cultivos de coca en la zona. Hacia finales del 2016, esos acuerdos estaban en crisis. Así lo aseguró en su momento Joverman Sanchez, alias Manteco, comandante del frente 58 de las Farc:
— El acuerdo anda en crisis porque ellos no cumplen. No porque anden matando sino porque se están adentrando, comprando tierras — le dijo en su momento alias Manteco al portal Verdad Abierta.
Con el Acuerdo de paz de La Habana, y la salida de los frentes 58 y 5 hacia los ETCR, hubo un vacío de poder y del control territorial en la zona del Paramillo que fue llenado y capitalizado por las ACG. Agrupación que vino a hacer control del territorio y de las economías ilegales.
Pero no por mucho tiempo.
El frente 18 de las Farc, que operaba más al norte, en el Urabá antioqueño, vino a pelearle el control a las AGC. Desde finales del año pasado, se han presentado enfrentamientos en esta zona entre el autodenominado frente Rubén Darío Ávila de las AGC, reforzado con una división de fuerzas especiales provenientes de Urabá, contra la disidencia del frente 18 de las Farc, autodenominada Nuevo Frente 18 Camarada Román Ruíz – Cacique Coyará de las FARC-EP. Estas disidencias parecen tener una supuesta alianza con el bloque Virgilio Peralta Arenas de las Autodefensas Campesinas.
El bloque Virgilio Peralta Arenas, de las Autodefensas Campesinas, fue un antiguo frente de las AGC pero hoy se encuentra separado de estas y enfrentado con el bloque Pacificadores de Córdoba y Bajo Cauca de las AGC.
Simultaneo a esto, desde el año pasado, el conflicto por el control del territorio en el Bajo cauca antioqueño arreció. Por tal motivo se incrementó la presencia de las Fuerzas militares, con la Fuerza de Tarea Conjunta Aquiles, dicha presión en la zona, hizo que dichos grupos armados ilegales llegaran al sur de Córdoba. Haciendo más difícil la situación.
Según un informe de la Defensoría del pueblo del mes de abril, los municipios más afectados son Tierralta, Montelíbano y Puerto Libertador, en Córdoba e Ituango en el departamento de Antioquia. La disputa por los corredores de movilidad se está dando entre las cuencas de los ríos Esmeralda y Tigre en Tierralta y San Jorge en Puerto Libertador.
Mientras que las AGC tienen un modo de operación en el que priorizan la vigilancia, las amenazas y los homicidios bajo modalidad de sicariato en los cascos urbanos; en las zonas rurales se caracterizan por porte de armas largas y vestimenta de prendas militares.
Por su parte, las disidencias del frente 18 de las Farc, aunque tienen menor número de integrantes que las AGC, conocen mejor el territorio y siguen empleando tácticas de guerra de guerrillas.
Lo más grave de la situación es la interposición de la población civil en los enfrentamientos de estos grupos. La disidencia de las Farc, por ejemplo, impartió hace unas semanas una orden a la población civil en la que la instaban a salir del territorio para no quedar en medio del fuego cruzado, pues se enfrentarían con los Gaitanistas y no se responsabilizaban por la vida de quienes no salieran en el término de 24 horas.
El primero de los cuatro desplazamientos masivos que ha habido hasta ahora en el sur de Córdoba empezó el 21 de marzo.
Todo esto, dice el informe dela Defensoría, mientras continúan los factores estructurales del territorio: aislamiento geográfico, informalidad en la tenencia de la tierra, afectación a sistemas protegidos de Parques Naturales y la priorización del modelo de desarrollo minero energético a costa de la economía campesina.