El gobierno está destinando el 0,8 % del PIB para el Acuerdo de Paz. Lo mínimo, como se había acordado, era el 10 %.
Cuando Iván Duque asumió como presidente de la República, uno de los mayores temores era que acabara con el Acuerdo de Paz atacándolo frontalmente o dejándolo morir con el tiempo, algo mucho más cruel. Y en su primer año de mandato ha demostrado que esta segunda manera no está tan lejos de ser real: aunque sigue firme con los proyectos de reincorporación para cerca de 13.000 excombatientes, los planes estructurales, como la reforma rural o la sustitución de cultivos, están enredadas.
En estos momentos se está discutiendo el proyecto para el presupuesto de 2020 en el Congreso. Las bancadas del Partido Verde, del Polo y de Farc han sido activas denunciando que Duque está dejando sin recursos la implementación del Acuerdo de Paz, lo que abre una puerta grande para que cientos de excombatientes piensen en regresar a las filas que hoy comandan Iván Márquez, Santrich, Romaña y compañía. Los proyectos de vida de los excombatientes, sin la implementación de la reforma rural, no lucirán atractivos en el futuro.
La congresista Juanita Goebertus ha sacado a la luz serios cuestionamientos. Con el presupuesto de 2020, dijo en plenaria, solo se podrán mejorar 16 kilómetros de vías terciarias en los 170 municipios más afectados por el conflicto armado, hoy conocidos como municipios PDET porque, en teoría, deben ser beneficiarios de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, los cuales son transversales en la Reforma Rural Integral. Mejorar solo 16 kilómetros de vías terciarias equivale a intervenir solo el 0,5% de las vías que el gobierno debería intervenir anualmente para mejorar la calidad de vida en esos municipios.
El 77,5% de las vías terciarias de los municipios PDET, dijo Goebertus, están en mal estado. De acuerdo con el Plan Nacional de Vías, en los próximos años se debería alcanzar la meta de intervenir 13.140 km de vías terciarias de estos municipios. En 2020 Duque solo piensa intervenir 16, en lugar de 3.504, como había quedado acordado para hacerlo en un año. El gobierno no está focalizando los recursos suficientes para estos municipios que, por cierto, sostienen un índice de pobreza multidimensional del 40 %, mientras que el promedio en el país es de 17 %.
El gobierno ha dicho en varios escenarios que el país no está pasando por un buen momento económico. Goebertus dijo, frente a este y otros argumentos, que en la época de la seguridad democrática se aprobaron impuestos al patrimonio para fortalecer a las fuerzas armadas. ¿Por qué no se puede hacer lo mismo por la paz? En lugar de esforzarse en ese sentido, el gobierno parece estar buscando lo contrario. En el caso del presupuesto para 2020, el gobierno volvió a intentar — es la cuarta vez que lo propone— subdividir el presupuesto de la JEP y pasárselo a la Unidad de Investigación y Acusación (UIA). “¿Cuál es el interés en quitarle a la JEP el control de su presupuesto?” , preguntó Goebertus en plenaria.
Volvamos a los municipios PDET. La pobreza monetaria en estos lugares es del 29,6 %, mientras que la del nivel nacional es del 7,4 %. Para reducir esa brecha se requiere inversión. Sin embargo, en el proyecto de presupuesto 2020 tan solo el 6 % de los recursos para la paz irán a los municipios PDET. Por otro lado, la congresista hizo énfasis en que a la Agencia Nacional de Tierras le redujeron su presupuesto en un 20 %, y es justamente esta agencia la que tiene la responsabilidad de formalizar más de 10 millones de hectáreas. ¿Cómo lo hará con menos recursos?
La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, dijo en el Congreso que el plan de sustitución del Acuerdo de Paz fue un incentivo para seguir cultivando coca y que “la proyección de la implementación del Acuerdo está previsto para cerca de 12 años, razón por la cual el gobierno ha hecho grandes esfuerzos para poner al día los 16 PDET y se han empezado las inversiones”. No controvirtió, con cifras, lo que dijo Goebertus. Tampoco lo hizo el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla: “A algunos congresistas les parecería más lógico más recursos para los municipios PDET pero estos tienen un tratamiento especial en otras áreas, como con las obras por impuestos y otras políticas”. El gobierno insiste, por otro lado, en que se han entregado 400 obras PDET para beneficiar a 76.000 familias rurales.
Como con los PDET, pasa algo similar con la sustitución de cultivos. Como nos lo dijo recientemente el gobernador de Nariño, Camilo Romero: “Lo cierto es que en el Plan de Desarrollo Duque se comprometió a sustituir 17.000 hectáreas de 170.000 que tiene el país. Él me puede responder que va a usar todas las herramientas, pero en su carta de navegación deja la mayoría de hectáreas de coca a merced de la erradicación, que nos cuesta vidas humanas y que alcanza una resiembra del 30%. O peor: podemos quedar a merced del glifosato”.
Un panorama desolador
En 2016, cuando se firmó el Acuerdo, se instauró un marco fiscal para garantizar el presupuesto necesario para implementar el Acuerdo en los próximos 10 años. Este documento se materializó después en el Conpes 3932. El Plan Marco de Implementación quedaba con una financiación de 129,5 billones de pesos hasta 2031. Siendo consecuente con ese compromiso, el gobierno debería destinar el 10% del PIB en inversiones para la paz, pero lo cierto es que anualmente está invirtiendo el 0.8%.
En el Plan Nacional de Desarrollo, el tema de la paz no está dentro de las 10 prioridades de inversión para el gobierno. De hecho, esperan invertir 10,43 billones de pesos, lo que equivale al 1% del PIB. De hecho, es preocupante que el gobierno esté presentando incluso proyectos que se ejecutan vía sistema general de regalías como si fueran proyectos del Acuerdo de Paz. La senadora Victoria Sandino, de Farc, ya interpuso una tutela ante la Corte Constitucional contra el Plan Nacional de Desarrollo por no incluir el Plan Marco de Implementación como había estado acordado.
Iván Duque, cuando viaja, insiste en que su gobierno sí está comprometido con el Acuerdo de Paz. Hace unas semanas le regaló unas botas hechas por excombatientes de las Farc al multimillonario Howard Buffet. Mientras tanto, en el congreso, presentaba un proyecto de presupuesto para 2020 que va desangrando financieramente el Acuerdo de Paz.