En el 2017, miles de personas paralizaron durante más de 20 días el puerto más importante de Colombia. Cuatro años después han vuelto a manifestarse, no solo para apoyar el Paro Nacional, sino para exigir que el Gobierno nacional cumpla lo pactado en el Paro Cívico y también, que cese la violencia en esta parte del país.
Esta publicación hace parte del especial ‘El Paro Nacional también es indígena y afro: así se protesta en Mitú, Inírida, Quibdó y Buenaventura’
El puerto más importante de Colombia y por donde sale la mayoría del comercio del país también es un territorio de lucha y protesta desde hace décadas. Tan solo hace cuatro años la ciudad se paralizó durante 22 días: entre el 16 de mayo y el 6 de junio de 2017, miles de personas se tomaron las calles para exigirle a Juan Manuel Santos, entonces presidente de la República, mejores condiciones de vida.
Ahora, en medio del estallido nacional que vive el país, la comunidad, sobre todo la más joven, volvió a movilizarse. “Venimos de un Paro Cívico en el 2017 en el que decíamos que la gente de Buenaventura había despertado y esa fue una de las cosas que constatamos los primeros días de Paro Nacional: que lo que pasó en el 2017, de una u otra forma, hizo eco en la gente”, le dijo a PACIFISTA! Wanda Yamilla Cifuentes Ocoro, una de las jóvenes que ha estado activa en el marco de las actuales protestas.
Por eso, el pasado 28 de abril cientos de bonovarenses se sumaron al llamado nacional que distintos sectores hicieron, inicialmente, para tumbar la reforma tributaria de Alberto Carrasquilla e Iván Duque. La mayoría de manifestaciones han sido pacíficas, pero el 19 de mayo el Esmad hizo presencia en la zona de la Sociedad Portuaria Terminal de Contenedores, donde hubo confrontaciones con manifestantes.
De acuerdo con Cifuentes, estos hechos y la situación de violencia de grupos armados como ‘La local’, que lleva años disputándose el territorio y delinquiendo en la ciudad, han hecho que la gente tenga miedo de manifestarse. Aún así, todavía hay quienes insisten en la urgencia de protestar, no solo en el marco del Paro Nacional sino para exigir el cumplimiento del ‘Pliego de soluciones’ que se planteó en el 2017.
Para ella, es la falta de voluntad del Gobierno Nacional la responsable de que ese pacto no se esté cumpliendo con la rapidez esperada. “No tenemos agua, la educación es muy básica, no hay espacios deportivos para jóvenes, no hay apoyo a pequeños productores y sí hay corrupción”, denunció.
La cobertura de acueducto es del 73,2% y la de alcantarillado del 61%, de acuerdo con el último censo del DANE. El agua tampoco llega de manera constante ni todos los días, por lo que una de las peticiones del Paro Cívico fue garantizar suministro de agua potable en Buenaventura.
Otro punto neurálgico es la violencia que azota a la ciudad, pues aunque hay momentos de calma, dijo Cifuentes, “ya sabemos que en cualquier momento van a volver las balaceras y las amenazas. Eso no se arregla en poco tiempo, pues son problemas que requieren una reestructuración del tejido social y de inversión del Estado”.
En educación tampoco hay buenas noticias: según el Ministerio de Educación, 8 de cada 10 niños, niñas y adolescentes están matriculados. Pero en primaria la cobertura neta es del 69%; en secundaria es del 62% y en la media, se cubre al 31,9% de la población. Es un panorama aún peor en las zonas rurales, de acuerdo con la joven lideresa. En salud, si bien la cobertura es alta, la mayoría de las personas, el 64% de la población, está afiliada al régimen subsidiado, por lo que la garantía de este derecho es mala.
El 24 de mayo, el presidente Iván Duque viajó hasta Buenaventura junto a otros funcionarios, para dialogar con manifestantes y buscar desbloquear las vías que estaban afectando el comercio. Llegaron a un acuerdo, pero días después el mandatario desautorizó uno de los puntos pactados con voceros y voceras del Comité del Paro en la ciudad, sobre el acompañamiento que civiles harían a la Policía Nacional para revisar qué saldría e ingresaría al puerto. Argumentó que “nadie puede usurpar ni funciones de la Policía”.
“Al gobierno nacional solo le interesa la mercancía de Buenaventura, no la gente; nosotros no queremos que pase comercio. Ahora el problema es que hay desabastecimiento y por ejemplo, no hemos tenido gas. Pero sí queremos que pasen alimentos y medicamentos”, explicó la activista. Carlos Caicedo, otro joven líder, estuvo participando en los diálogos con el gobierno para habilitar el ‘Corredor por la Vida y por la Paz’, que garantizaría el abastecimiento de recursos básicos.
Según él, durante más de un mes se han movilizado agremiaciones sindicales, de transportadores, organizaciones de comercio en Buenaventura. “Son las y los jóvenes quienes han tomado una real vocería. Siempre hemos sido activos, pero hoy en día tenemos voces más visibles que están participando en espacios de toma de decisión”, explicó Caicedo. “Yo tengo 23 años y toda la vida he tenido que manifestarme”, agregó, lo que para él es muestra del bagaje de resistencia y lucha de su ciudad.
Sobre las peticiones que tiene la comunidad, Caicedo sostuvo que se acogen a lo planteado por el Comité Nacional de Paro. A nivel local, insistió en la importancia de garantizar matrícula cero en educación superior y cumplir con lo pactado hace cuatro años.
A Cifuentes le preocupa la falta de seguridad para manifestarse, porque si bien es cierto que bajo la administración de Victor Hugo Vidal, líder del Paro Cívico, hay más garantías de protesta, la situación de violencia es apremiante. “Hace falta más presencia de derechos humanos y formas de protegernos”, dijo.
Por ahora, la gente sigue resistiendo a la par que millones de personas lo hacen en todo el territorio nacional. Porque como dicen ambos jóvenes: Buenaventura y Colombia merecen una vida digna y sabrosa.