Arte, protesta y mujeres: así fue el cierre de la plataforma Aletea 2021 | ¡PACIFISTA!
Arte, protesta y mujeres: así fue el cierre de la plataforma Aletea 2021 Foto: Mateo Ayala, Plataforma Aletea
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Arte, protesta y mujeres: así fue el cierre de la plataforma Aletea 2021

Laura A. Torres Martínez - septiembre 7, 2021

En su tercera edición, la plataforma Aletea, Mujer Libre y Poderosa se transformó en un Laboratorio de arte y protesta. El cierre de este proceso se hizo en el suroccidente de Bogotá, en donde varias mujeres reivindicaron el arte como una herramienta indispensable para hacer denuncias. PACIFISTA! estuvo allí y esto fue lo que vivimos.

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Tres y cincuenta y uno pe eme.

Hace sol y ventea. Ventea porque es agosto y por eso, la gente sale a volar cometa en los potreros que tiene cerca. Es sábado por la tarde en el parque de Ciudad Floralia. Algunas personas tienen cometas y corren, elevándolas en ese pedazo del barrio, al suroccidente de Bogotá en Kennedy, cerca a la avenida Primero de Mayo y la carrera 68.

También es el lugar en donde se está cerrando la tercera edición de la plataforma ‘Aletea, Mujer Libre y Poderosa’. Se trata de un proceso impulsado por la fundación Colectivo Atempo, con apoyo de la Fundación Heinrich Böll, que busca visibilizar el activismo de mujeres que hacen arte, protesta y resistencia.

Meses de trabajo, talleres e intervenciones que iniciaron en mayo culminan este 21 de agosto. Por eso están reunidas ahí, para recoger lo que hicieron junto a otras mujeres y hombres en el ‘Laboratorio de arte y protesta para la denuncia social anti-corrupta’, la apuesta de Aletea del 2021.

La poeta Flor Yolanda Moreno en Ciudad Floralia, en el cierre de la Plataforma Aletea 2021. Foto: Natalia Lozano

Una de ellas es Jiomar Estefanía Bohórquez Pérez, comunicadora social y quien estuvo liderando ‘La foto reporta’, una de las cuatro líneas creativas del Laboratorio. En ese momento está frente al micrófono, hablando ante el grupo que la escucha con atención y ante otras personas que pasan a su lado y se detienen con curiosidad.

“La tarde está un poquito veranera, entonces qué bueno. -inicia Jiomar- Yo soy lideresa de sabana centro y mi municipio base es Sopó”, se presenta. Continúa contando sobre las implicaciones de enseñar el fotorreportaje como una herramienta de denuncia y protesta para hablar, a través de la imagen, del cuidado emocional de las mujeres. Sobre todo, dice, en un contexto de pandemia que desembocó en otra pandemia: la crisis de salud mental.

“Como mujeres recibimos muchas más cargas de violencia de distintos tipos. Y por eso fue que decidimos hablar de eso que solemos esconder debajo del tapete y de lo que solemos callar”, explica Jiomar.

Los talleres que lideró tuvieron su cierre el 6 y 7 de agosto en Sopó y Tocancipá, dos municipios de la sabana de Bogotá. Allí, el grupo mostró el resultado de un ejercicio que les posibilitó hablar de las afectaciones de salud mental que han vivido, qué violencias afrontan las personas cuya expresión o identidad de género es diversa y qué violencias estructurales que enfrentan las mujeres, como la doble carga laboral, impactan su salud mental.

Otra de las líneas creativas del Laboratorio de arte y protesta fue ‘El performance transgrede’. Los talleres que se hicieron alrededor de este módulo consistieron en ejercicios prácticos y corporales, de la mano de la Unión de Costureros, una organización de liderazgos sociales, víctimas del conflicto armado. Quien lo dirigió fue la artista Zoitsa Noriega.

Todas las líneas del Laboratorio culminaron en una acción en el espacio público. El 31 de julio, en La Casa de la Paz en Teusaquillo se hizo un performance para “para resignificar el activismo político de mujeres”, de acuerdo con la publicación que Aletea hizo en sus redes sociales.

Ese espacio estuvo acompañado por Ana Milena Lozada y Virgelina Chará, cantautoras de ‘Aletosa’, la canción protesta que nació en el 2020, en la segunda edición de la plataforma Aletea. “Si la independencia no es política y la política no es mujer. Si la mujer no es política, la política no es humana”, es el poema que da inicio a la canción y que es recitado por Flor Yolanda Moreno.

Luego de que Jiomar termina su intervención en el conversatorio del cierre y que otras personas, como Ángela Valenzuela de la Fundación Heinrich Böll también participan, se da un espacio de música. Empieza a sonar el clásico de ‘Loquito por ti’, de Armando Hernández Con El Combo Caribe.

Mientras tanto, Catalina, o Rapiña, su nombre como ilustradora y “fanzinera de tiempo completo”, dice ella, busca un espacio para esconderse del sol picante bogotano que quema y molesta. Se sienta debajo de un árbol. A su lado están los carteles que resultaron de otra de las líneas del Laboratorio, ‘La gráfica denuncia’, que se hizo en alianza con la Asamblea Popular de Mujeres Xuacha.

  • Carteles que resultaron de la tercera línea del Laboratorio de arte y protesta, de la plataforma Aletea.

En cuatro sesiones, que fueron lideradas por Nicol, otra artista, y ella, Rapiña, alrededor de 15 mujeres aprendieron a usar el cartelismo para hablar de gordofobia, machismo, misoginia o protesta social en Soacha.

“Este fue un proceso para visibilizar sus problemáticas y enfrentar muchos miedos que tenemos las mujeres. Y no se queda solo en cartel que está acá, sino que se puede replicar en otras protestas. Esta es una enseñanza de teoría y práctica para que en el futuro puedan hacer más cosas. Muchas chicas quedaron entusiasmadas, porque empezamos desde cero hasta terminar en la pega en las calles”, cuenta Rapiña.

Foto: Plataforma Aletea

El 14 de agosto, ocho días antes del cierre final de la plataforma Aletea, las mujeres que participaron en los talleres iniciaron la mañana pegando sus carteles en lugares del municipio que son inseguros para ellas. Los escogieron, precisamente, para apropiarse de algo que en un mundo machista y misógino no les es suyo: el espacio público.

“Este es un sitio muy maluco que a determinadas horas se pone pesado – dice Rapiña al hablar del Parque de los Locos, lugar final de la intervención- Para ellas fue muy motivante y al principio tenían miedo por la técnica, pero al final estaban entusiasmadas. De hecho, una persona que iba pasando quiso llevarse un cartel sobre gordofobia y nos dimos cuenta de que mucho de lo que se cuenta en estos carteles, pasa en la cotidianidad”, continúa.

Carteles en Soacha resultado del trabajo en la Plataforma Aletea. Foto: Plataforma Aletea

Cuatro y cuarto pe eme

Un grupo de personas trabaja en un mural que ocupa una de las paredes del parque de Ciudad Floralia. Están allí desde las ocho de la mañana, con brochas, latas y pintura. “Abriendo trocha con escudos de piel, reverdeceremos”, es lo que se lee en colores amarillo, naranja y verde. Aún no terminan de pintar.

Ese es el resultado del último de los módulos, el de ‘La literatura protesta’. La frase, que ahora acompaña al barrio, fue resultado de diálogo y discusión durante los talleres que se hicieron en el marco de esta línea, que tuvo el apoyo de la Junta de Acción Comunal.

 

Foto: Natalia Lozano, plataforma Aletea

“Porque no soy hombre ni blasfemia. Porque no soy hoja muerta ni hojarasca seca. Soy mujer, soy palabra, soy poema. Soy Flor Yolanda Moreno”. Así empieza la charla con esta poeta que acompañó este proceso y que esa tarde de sábado está sentada justo al frente del mural colectivo.

La lideresa empezó su trabajo como madre comunitaria en Ciudad Bolívar e impulsó varios proyectos para brindar herramientas a las mujeres de la localidad. A la poesía llegó al hacer trabajo comunitario con niños y niñas; todos los días escribía una bitácora sobre lo que pasaba con ellos y ellas. Entonces, se dio cuenta de que lo suyo era dedicarse a escribir y a ser poeta.

“La escritura no es ese titán que nos mostraron en la escuela y en el colegio, donde nos obligaron a escribir y a leer cosas que no queríamos. La literatura como arte es la capacidad de cada ser humano para comunicarse”, explica la poeta colombiana. “A quienes van a escuchar esto -dice Flor Yolanda- les invito a dejar el miedo a escribir. Escriban una palabra a la vez”.

Para Maria José Ortíz, una de las mujeres que participó en el Laboratorio y que fue tallerista, el arte y la palabra tienen muchas posibilidades para explorar. Por eso Aletea tiene una apuesta distinta que llama la atención sobre cómo tejer redes entre mujeres, a través de espacios de este tipo que son pedagógicos y de denuncia.

“El arte está pensado en la plataforma para encontrarse con las personas de formas distintas. Este es un espacio que toca fibras más profundas, que tal vez en otros no pasaría. El arte permite indagar en lo que significa identificarse con ser mujer y también, preguntarse qué se hace cuando hay situaciones de violencia y de qué otras formas se pueden tramitar estas situaciones”, explica sentada cerca al mural, luego de almorzar en la olla comunitaria del encuentro.

Cuatro y cuarenta pe eme

Ya no hay sol porque está cayendo la tarde. ‘Las Clandestinas’, un grupo de mujeres que vienen desde Boyacá, tocan y cantan frente a un público de unas 30 personas. Ya van a terminar su intervención, pero la gente les pide otra canción, entonces cantan ‘Su madre patria’, de Edson Velandia y Adriana Lizcano.

A las cinco de la tarde, Diana Tovar, otra de las invitadas, pasa al escenario improvisado que se hizo en el parque. La cantautora cartagenera empieza a interpretar ‘Canciones de mar y río’, su primer álbum lanzado en el 2020. Luego de ella le sigue el turno a Chié Sound Colectivo.

Detrás del escenario está el maripocine: una propuesta artística para proyectar creaciones audiovisuales, que tiene forma de mariposa. Tiene dos partes, un ala en cada lado que a su vez, están divididas en dos. En el centro su corazón y la cabeza, que tiene dos antenas.

Tatiana Saavedra, coordinadora general del Equipo Aletea, explica que el maripocine, que es una obra de un artista hecha en el 2020, implica retos no solo para la audiencia sino para quienes hacen contenido.

“La gente no está acostumbrada a ver una pantalla en forma de algo que no sea un cuadrado. Y eso de una vez transforma la manera de percibir la imagen, el imaginario y la atención”, dice. Para las y los creadores implica pensar en producciones audiovisuales que se adapten a la forma de la mariposa.

Pero, ¿Por qué una mariposa? ¿Por qué Aletea?

25N de 1960 y 2019

Un 25 de noviembre, hace 61 años, los cuerpos de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron encontrados en un barranco en una costa de República Dominicana. Las tres hermanas eran activistas y férreas opositoras del régimen de Rafael Leónidas Trujillo. Fue él, precisamente, quien ordenó asesinarlas. Fue un crimen brutal y violento que marcó la historia de su país, del mundo y del movimiento feminista.

Casi tres décadas después, en medio de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, varias mujeres en Bogotá se reunieron alrededor de un propósito: visibilizar y responder a la violencia política de género.

Así fue como nació la plataforma ‘Aletea, libre y poderosa’. El 25 de noviembre de 2019, en el marco de la fecha instaurada en honor a ‘Las Mariposas’ -como se conocía a las hermanas Mirabal- se gestó un espacio para resaltar el trabajo de mujeres activistas que, a través del arte, hacen resistencia y lucha política.

Lo primero que hicieron, de la mano de la fundación Colectivo Atempo, fue instalar una exposición a la que invitaron a varias personas a mostrar cualquier cosa que quisieran compartir. Durante una semana se presentaron fanzines, obras bidimensionales, fotografías y pódcast.

En el 2020 llegó la pandemia y tuvieron que reajustar sus planes a la virtualidad. “Hicimos una plataforma en la que nos reunimos con 14 mujeres de distintos lugares y dialogamos a través de cuatro sesiones de ejercicios de activación artística”, relata Tatiana.

El propósito fue lograr que las mujeres se expresaran y contaran cómo se sentían frente a la instrumentalización de los procesos comunitarios y liderazgos, entre otros puntos. “¿Cómo se siente, qué está pasando con usted?” fue una de las preguntas principales de los espacios, recuerda Tatiana minutos antes de que inicie el conversatorio de cierre de esta nueva edición.

El año pasado se hicieron entrevistas a otras mujeres para hablar del cuidado en el marco de la pandemia, qué estaba pasando en la cuarentena y cuáles eran sus estrategias de autocuidado. De ese proceso nació el maripocine, un teatro itinerante, y la canción ‘Aletosa’.

Chié Sound en el cierre de la plataforma Aletea 2021. Foto: Mateo Ayala, Plataforma Aletea

El maripocine, así como Aletea, es un homenaje al colectivo de Las Mariposas, a las hermanas Mirabal. Y también, una propuesta para reivindicar un animal fuerte: la mariposa. Con el teatro móvil recorrieron 17 lugares en cinco localidades de Bogotá y Soacha. En este municipio estuvieron acompañando la marcha de las mujeres del sur, el 25N del año pasado.

Su propósito, ahora, es seguir recorriendo otras zonas con el maripocine para mostrar todo lo que esta y anteriores ediciones han dejado. El próximo 14 de septiembre se lanzará la página y exposición web ‘Aletea 2021, mujer libre y poderosa’ en www.aletealibre.com

Por ahora, esa noche de sábado termina con una exposición más del maripocine. Esto, en ese pedazo del parque Ciudad Floralia que por una tarde fue el escenario de culminación de sesiones de arte y denuncia lideradas por mujeres, una olla comunitaria y muchas reflexiones sobre lo que es ser defensora en un país como Colombia. Un país que pide a gritos otras formas de protesta.

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“La Luz Opaca” y la obsesión por el centro de Bogotá: entrevista a Juan Cristóbal Cobo

Y a Laura, quien estuvo en el parque de Ciudad Floralia y escribió este texto, la pueden encontrar acá. Si quieren contarle algo, le pueden escribir a laura.torres@pacifista.co