La amenaza paramilitar, que el jueves encerró a Urabá y a otras regiones en cuatro departamentos, llegó a la capital de Antioquia.
“AGC Presente”, dicen varias paredes en Belén Rincón y en algunos sectores cercanos en el occidente de Medellín. Así amanecieron este viernes, después de que durante cerca de 30 minutos en la noche anterior, en la zona se escucharon disparos y ráfagas de fusil.
Ya en la mañana empezaron a circular en el sector los mismos panfletos que anunciaron el “paro pacífico” que el jueves arrinconó a casi todo Urabá, a buena parte de los municipios del Norte y el Bajo Cauca, y de forma más dispersa a localidades en siete de las nueve subregiones de Antioquia. Cerca de 35 municipios en ese departamento, incluyendo ahora a Medellín, han padecido condicionamientos en las actividades de sus pobladores.
Vea también: Así se vive el paro de Los Urabeños
Los disparos en Belén Rincón se repitieron en la mañana, minutos después de que el comercio de la parte céntrica de ese barrio empezó a cerrar sus puertas por orden de los “combos”. Un habitante de ese sector le dijo a ¡PACIFISTA! que supo del panfleto, que “invita” a cesar actividades laborales, económicas y académicas, luego de que se lo entregaron a una de sus vecinas cuando llevaba a su hija al colegio.
Pero la situación no para ahí. Muy cerca de Belén Rincón, en el sector de La Loma de los Bernal, un bus alimentador del Metro de Medellín fue incinerado al finalizar la mañana. Un grupo de personas abordó el vehículo, obligó al conductor a bajar y luego prendió fuego. Más temprano, varios vehículos del mismo sistema de transporte fueron pintados con las siglas de las Autodefensas Gaitanistas y el servicio de por lo menos dos rutas tuvo que ser suspendido. Las amenazas se han extendido a los corregimientos de Altavista y San Antonio de Prado donde también circularon panfletos y amenazas.
La división territorial de la mafia en Medellín
No es casualidad que las afectaciones del paro armado de Los Urabeños en Medellín hayan empezado por varios sectores de la comuna 16 (Belén), y los corregimientos de Altavista y San Antonio de Prado.
Esa franja, toda en el occidente de la ciudad, ha sido un lugar de especial interés para esa organización criminal por la facilidad de conectar con las subregiones del Occidente y el Urabá antioqueño. Según las investigaciones, se trataría de un corredor para el tráfico de armas y drogas desde y hacia Medellín.
Vea también: Los Urabeños estarían ofreciendo un millón de pesos por policía muerto, al estilo de Pablo Escobar
Y es que la dinámica de la mafia en la ciudad tiene a Los Urabeños y a la Oficina de Envigado como las grandes estructuras que, a su vez, tienen bajo su dominio a los llamados “combos”: las bandas de los barrios que ejercen control territorial, manejan el expendio de drogas y cobran extorsiones, entre otras actividades legales e ilegales.
Si bien se trata de estructuras mafiosas tradicionalmente enfrentadas, en la ciudad se habla desde mediados de 2013 de un pacto entre Urabeños y Oficina para bajar la intensidad de las disputas territoriales. Situación que, a juicio de organizaciones sociales y tal como lo ha reconocido el propio alcalde Federico Gutiérrez, ha facilitado la disminución de los homicidios, pero favorecido el control social y el aumento en otros delitos.
Vea también: ¿Se puede negociar con la Oficina de Envigado?
Entonces, lo sucedido este viernes en la capital de Antioquia, tal y como ocurre desde un día antes en otras regiones del departamento, es la expresión urbana de un grupo heredero del paramilitarismo, que parece estar obstinado en hacer demostraciones de fuerza, incluso en la segunda ciudad más importante de Colombia.
En sus primeras declaraciones sobre el tema, el alcalde Gutiérrez dijo que esa organización trata de “jugar con el miedo de la gente”, y que no se puede negar la influencia armada que tienen esas estructuras mafiosas en Medellín.
“Seguir negando realidades, seguir negando ese control territorial que han logrado ejercer esas bandas y esos grupos del crimen organizado le hace daño a la ciudad. Ahí es donde yo vuelvo a una reflexión: ojo con lo que está pasando en el país. Mientras toda la atención se concentra en qué pasa en La Habana o qué pasa en los diálogos que inician con el ELN, mientras tanto estos grupos y estas bandas delincuenciales, estas bacrim, se fueron fortaleciendo y fueron llegando a los núcleos urbanos, se fueron tomando territorios enteros”, dijo el alcalde.
Por su parte, el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, dijo en la mañana del viernes que “no ha habido violencia contra los ciudadanos, han quemado algunos vehículos, han obstaculizado algunas vías y se ha mostrado que son débiles”, afirmó el gobernador en el balance de las autoridades regionales sobre la situación. Luego, desde Urabá, dijo que “ningún ciudadano ha sido agredido”. Agregó que ha “existido una protección total a los ciudadanos de todas la regiones de Antioquia” y que lo sucedido con el paro es “una extorsión espiritual”.