Viajan por las carreteras del departamento tratando de convencer a los paisas de que no aprueben el plebiscito del 2 de octubre.
- El bus del No recorre las calles de Antioquia todos los días. Foto: Tomada de Facebook
“A mi mamá le da miedo cuando salgo, en muchos municipios nos han dicho hasta paracos”, dice Daniel Uribe. Tiene 21 años, estudia Mercadeo en la universidad Eafit y hace parte del grupo de voluntarios que todos los días sale a la calle a contarle a la gente por qué, según ellos, el acuerdo suscrito por el Gobierno y las Farc no es bueno para el país.
Está convencido, como los casi 50 voluntarios que le regalan su tiempo a esta iniciativa, de que es posible renegociar lo firmado. Él, ellos, insisten en que si los colombianos desaprueban lo pactado habrá una negociación diferente.
Las jornadas del “Bus del No”, comienzan al medio día y terminan en la noche. Tienen un cronograma establecido en el que, por día, deben recorrer casi 10 puntos de la ciudad. Además, los fines de semana hacen caravanas por pueblos del departamento. El bus funciona de martes a domingo, fue hecho en Bogotá pero los logos los pusieron en Medellín. Según ellos, no tiene ni plata ni respaldo político del uribismo y se financia con las donaciones de ciudadanos afines al No.
- Casi 50 voluntarios hacen campaña por el No en Antioquia. Foto: Tomada de Facebook
Por dentro, el bus tiene la forma de un aula de clase. Daniel, Juliana, Catalina y los demás voluntarios muestran videos que ilustran por qué el país va a empeorar con la implementación de estos acuerdos, también salen a repartir volantes y pintan, cuando los dejan, cosas en la calle.
¡Pacifista! se montó durante varias horas en el bus del No. Los acompañó a repartir volantes por el barrio Buenos Aires en el centro de la ciudad. En medio del diálogo, varios de los voluntarios afirmaron, por ejemplo, que en el país no hay un conflicto armado sino una amenaza terrorista. Esta fue la tesis con la que el expresidente Uribe justificó la lucha militar durante sus dos mandatos.
También creen que a las Farc les van a dar 26 curules a dedo –las 10 que le concedió el Gobierno como parte del tránsito a su vida política y las 16 curules de las circunscripciones especiales–, que son los mayores narcotraficantes del mundo y por eso deben entregar plata y rutas para reparar a sus víctimas.
“Además, ¿por qué estamos negociando el campo con unos terroristas cuando el Gobierno nunca se ha sentado con los cafeteros, los arroceros ni con ningún campesino?”, dice Catalina Escobar, otra de las voluntarias. Tienen dudas tanto de la voluntad de paz de las Farc como de la “mano dura” del Gobierno para negociar.
Cuando arranca, el bus emite un pito estruendoso y por las ventanas, varios voluntarios sacan banderas de Colombia. La gente responde, casi todos de forma positiva. “Claro que No al plebiscito”, “Felicitaciones muchachos” o “sigan así” fueron las frases más sonadas durante la visita de ¡Pacifista! al vehículo.
- Todos los días reparten volantes contra el proceso de Paz. Foto: Mario Zamudio Palma
A pesar de hacer campaña por el No, estos jóvenes no utilizan los denominados argumentos de “guerra sucia”. No hablan del supuesto subsidio de 1.8 millones de pesos a cada guerrillero, ni la idea de que el postconflicto se va a costear con las pensiones de los colombianos. Aunque sí les preocupa de dónde va a salir el dinero para lo que viene.
“Las concesiones del Gobierno en temas de reforma rural no pueden salir solo del bolsillo de las colombianos, las Farc deben hacer poner dinero para que eso se implemente”, señala Juliana Hernández, la coordinadora del grupo de voluntarios.
Dicen que al otro día de la firma de los acuerdos, se reunieron todos en casa de Juliana a estudiarlos y a analizarlos. “No hablamos con especulaciones sino con argumentos basados en lo que está escrito”, dice Daniel mientras reparte volantes a los transeúntes.
Aseguran, además, que la voluntad de paz de la guerrilla quedaría en evidencia si son capaces de sentarse a renegociar lo acordado. Para ellos, dentro de los acuerdos debe estar incluida la pena privativa de la libertad para los cabecillas, la entrega de dinero y rutas de narcotráfico, la no elegibilidad política para quienes hayan cometido delitos de lesa humanidad y un mayor énfasis en el tema de niños en la guerra y secuestrados.
- Dicen que la receptividad de la gente es muy buena. Foto: Mario Zamudio Palma
“Si una niña violada por Timochenko ve una valla que dice “Timochenko Presidente”, ¿qué ejemplo va a tener ella? Para nosotros, esta negociación demuestra que para el Gobierno ser pillo paga”, dice Daniel.
A pesar de que, según ellos, la campaña no está vinculada al Centro Democrático, todos los voluntarios entrevistados votarían por Uribe. Entre risas, aceptan que sus posturas e ideales son parecidos a los del expresidente y sostienen que sus mandatos han sido mejores que los de Juan Manuel Santos.
De aquí al 2 de octubre tienen preparada una agenda maratónica que incluye darle la vuelta al departamento, organizar caravanas y movilizaciones en la ciudad. Aunque saben que es probable que sean derrotados en las urnas, dicen que esta iniciativa no se acabará con el plebiscito.
“Gane el Sí o gane el No, hay que seguir construyendo país. Si gana el sí vamos a verificar que los acuerdos sean claros y que se cumplan como dicen que se van a cumplir”, finaliza Juliana.