Manq'a tiene dos sedes en el país, pero espera abrir otras cinco en algunas zonas donde habita población vulnerable.
La escuela Manq’a nació hace cuatro años en Bolivia de la mano de ICCO Cooperación, una organización holandesa, para contrarrestar la desigualdad en ese país enseñando el oficio de la cocina a jóvenes de escasos recursos. Tras el éxito de la iniciativa, el centro educativo llegó a Colombia con la misma meta, aunque al contexto colombiano se suma un importante factor: las víctimas del conflicto armado que buscan oportunidades y los excombatientes que llegan a las grandes ciudades.
Con eso en mente, los directores de Manq’a decidieron contribuir al momento de reconciliación que atraviesa el país. Entonces, incluyeron a víctimas y desmovilizados en el espacio académico, aunque no fue un proceso fácil. Según Ómar Rojas, oficial del programa, hubo temores en la escuela frente al desafío de enseñar sobre culinaria a una población que ha vivido la guerra de cerca.
“Teníamos muchas inquietudes, pues no sabíamos la forma correcta de llegar a esos jóvenes. Además, nos preocupaba mezclar tanto a víctimas como a exvictimarios en un mismo salón de clases, no sabíamos como iban a reaccionar”, dice Rojas.
Para resolver estas inquietudes, la iniciativa contó con la intervención de la Agencia Colombiana para la Reintegración, que se encargó de preparar y acompañar a las directivas de la escuela y de abrir espacios para el diálogo. Según Rojas, el ámbito académico ha sido crucial dentro del proceso de reconciliación. “Nosotros no hacemos divisiones entre los estudiantes, entonces, muchos de ellos se hacen amigos antes de saber de dónde viene cada uno. Cuando se enteran ya han creado un vínculo y una empatía muy grande”, cuenta Rojas.
En Colombia hay dos sedes de la escuela: una en Patio Bonito, Bogotá, y otra en Aguablanca, Cali. Sin embargo, los planes de ICCO, la organización que se encarga de dirigir los centros educativos, incluyen la apertura de cinco centros adicionales de Manq’a en las localidades de Usme y Ciudad Bolívar, de Bogotá, y en barrios de Medellín. “La idea es que las escuelas queden lo más cerca posible de población vulnerable para que más personas puedan ingresar”, explica Rojas.
Para Rojas, la mayor satisfacción está en ver cómo responden los jóvenes ante la oportunidad de dejar atrás el pasado. Dice que “uno se encuentra con historias muy bonitas de gente que sale adelante después de haber estudiado en la escuela”.
La escuela busca que los jóvenes conozcan a profundidad la cocina colombiana y produzcan platos de alta calidad para enaltecer la gastronomía nacional. Precisamente, hace algunas semanas Manq’a organizó un concurso llamado “Así sabe mi tierra”, en el que participaron 50 estudiantes de gastronomía y cocineros empíricos, y que finalizará el próximo 11 de mayo.