Los testimonios de las víctimas de secuestro son el primer paso para comenzar a armar el rompecabezas de la verdad en la JEP.
La JEP (Jurisdicción especial para la Paz) ya empezó a escuchar los testimonios de las víctimas del secuestro. Las audiencias se han desarrollado en el marco de la justicia transicional. La JEP es la entidad encargada de emitir sentencias y encontrar a los responsables de los crímenes que sucedieron en el marco del conflicto armado colombiano. Tiene como objetivo hallar la verdad, impartir justicia, ofrecer reparación y garantizar la no repetición.
El procedimiento de escuchar a las víctimas le corresponde a la Sala de Reconocimiento de Verdad, Responsabilidad y Determinación de los Hechos. Es una las primeras etapas de la justicia transicional que planteó el Acuerdo de Paz.
Las víctimas comenzaron a comparecer el pasado 22 de octubre. Ese día, la JEP escuchó al excongresista Luis Eladio Pérez, quien pasó 7 años en cautiverio. Desde entonces han rendido testimonio otras 24 víctimas de secuestro, o sus familiares. Ayer, en la última audiencia que se ha realizado hasta ahora, habló Clara Rojas.
Las víctimas han hecho énfasis en las malas condiciones que sufrieron en sus secuestros, en la reparación que esperan y han ratificado su voluntad para ayudar con la construcción de paz. Desde varios aspectos relacionados con el conflicto —la situación militar y las consecuencias políticas y familiares—, relataron la barbarie de un capítulo tan relevante como aterrador de nuestra historia.
Estos han sido algunos de los testimonios de las víctimas de secuestro que han pasado hasta ahora por la JEP:
Luis Mendieta. mayor general del Ejército, secuestrado el 1 de noviembre de 1998 y liberado el 13 de junio de 2010.
Mendieta fue un general de alto perfil en el Ejército colombiano: llevaba en él más de 24 años. Fue el comandante encargado de defender a Mitú, Vaupes, durante el intento de toma por parte de las Farc. Antes de que esto sucediera, Mendieta pidió refuerzos al gobierno, pues se presumía el ataque. No los recibió, y el 1 de noviembre de 1998 se enfrentó con 76 uniformados a unos 2000 miembros de las Farc.
Los 60 sobrevivientes de la Fuerza Pública, entre ellos Mendieta, terminaron en manos de la guerrilla. Mendieta dio su testimonio en la JEP entre lágrimas, y relató hechos crudos de su secuestro, los malos tratos que recibió de parte de las Farc y las largas caminatas a las que estuvo sometido en la selva. Contó, también, de la situación política que impedía su liberación, por el alto rango que tenía en el Ejército. Mendieta dijo que sus secuestradores, luego de 2002, les decían: “mientras el doctor Uribe sea presidente de la República, ustedes no salen de acá”. Y que a Mendieta, que era coronel, que “usted es el último en salir, si es que llega a salir”.
En las marchas que caminó casi pierde la movilidad de un pie. También recibió amenazas de muerte constante de sus captores. Más de 11 años después de su secuestro, fue liberado en el Guaviare, en uno de los últimos operativos militares que hizo el gobierno de Álvaro Uribe. Mendieta, en la JEP, también hizo críticas al Proceso de Paz, pues dijo que “gracias a ese Proceso los únicos beneficiados fueron las Farc (…) mientras que las víctimas que ellos ocasionaron hemos sido los excluidos, los marginados”.
Agenor Henrique Viellard. Sargento del Ejército, secuestrado el 11 de diciembre de 1999 y liberado el 5 de mayo de 2003.
El Sargento Viellard fue capturado en Juradó, Chocó, cuando el Frente 57 de las Farc se tomó este pueblo. Él se encontraba en la guarnición militar de Juradó, y cuando la guerrilla los atacó los superaban 10 a 1 en número de militares. Para el momento en que el Ejército se rindió, Viellard tenía una bala en el pecho. Sobrevivió y comenzó su cautiverio.
Pasó su secuestro en varios campamentos de las Farc y, según contó en la JEP, siempre fue tratado por la guerrilla como el “enemigo”. “A los militares —dijo— todos los días nos decían que éramos el enemigo, el ejército burgués, el ejército paramilitar…”. Por esto, los militares recibían un trato distinto, más cruel, que el de los demás secuestrados. Viellard, por ejemplo, se enfermó de leishmaniasis durante su secuestro y las Farc no le entregó los medicamentos.
Viellard llegó con otros secuestrados en 2002 a un campamento de la guerrilla cerca a Urrao, en Antioquia. El Ejército supo de la existencia de este lugar y planeó una operación de rescate para el 5 de mayo de 2003. Ese día, cuando las fuerzas de las Farc se sintieron rodeadas, ejecutaron a 10 de sus prisioneros: 8 militares, un gobernador y un exministro. Viellard fue uno de los dos sobrevivientes de esta masacre. También, en la JEP, el sargento cuestionó que la operación militar para la liberación no hubiera sido eficaz.
Los familiares de las demás víctimas de esta masacre también hablaron en la JEP.
Alan Jara. Político, secuestrado el 15 de julio de 2001 y liberado el 3 de febrero del 2009.
Jara estaba en un carro de Naciones Unidas, en Lejanías, Meta, cuando guerrilleros de las Farc lo raptaron. Siete meses antes había terminado su segundo periodo como gobernador de este departamento y se convirtió en objetivo político y militar de las Farc.
En la JEP, Jara contó que durante su cautiverio sufrió leishmaniasis, paludismo cerebral y hepatitis. También explicó que dio clases en la selva para combatir la monotonía, la sensación de hacinamiento y otros males del secuestro. Para Jara, hablar sobre su secuestro permite que la gente sienta empatía, comprenda un poco lo que se siente estar en cautiverio.
Al exgobernador lo liberaron siete años y siete meses después del secuestro. Piedad Córdoba, Lula da Silva (presidente en ese entonces de Brasil) y la Cruz Roja hicieron la gestión. Jara dijo en la JEP que reparación para él es que el Estado tome las medidas necesarias para que no se olvide lo ocurrido: esta es la única manera de garantizar la no repetición. “La sociedad entera, los que en la Colombia rural han sufrido el conflicto, y los que de pronto en la ciudad no lo han vivido, deben conocerlo que pasó y que no se olvide (…) Esa es mi reparación”, dijo.
Íngrid Betancourt. Secuestrada el 23 de febrero de 2002, liberada el 2 de julio de 2008.
El secuestro de Betancourt fue uno de los más mediáticos, incluso a nivel internacional. Íngrid fue una dirigente política, y llegó a ser candidata presidencial justo antes de su secuestro. Tenía nacionalidad francesa además de la colombiana, por lo que su caso fue seguido de cerca por la comunidad internacional. Antes de las elecciones de 2002, Betancourt cruzó a una zona del Caquetá que el Ejército no controlaba. En la carretera entre Florencia y San Vicente del Caguán, varios guerrilleros de las Farc la capturaron junto con dos compañeras.
En su relato en la JEP, Betancourt dijo que su historia “no es el relato de una retencción ilegal”, sino el de su “descenso al infierno”. Habló de las condiciones inhumanas de su secuestro, la separación que tuvo de sus hijos, el maltrato por parte de los guerrilleros, las enfermedades que sufrió (a veces sin acceso a medicamentos) y los intentos de fuga que hizo, sin éxito. Las pruebas de supervivencia que se conocieron de Betancourt durante su cautiverio demostraron una realidad bárbara: su salud física y emocional estaban evidentemente deterioradas.
Seis años, cuatro meses y nueve días después del secuestro, el Ejército, a través de la “Operación Jaque”, liberó a Betancourt y a otro grupo de secuestrados. El Ejército colombiano disfrazó unos helicópteros como si pertenecieran a una ONG. Con ellos entraron a territorio controlado por las Farc con la fachada de una operación humanitaria. Localizaron a Betancourt y a los demás secuestrados, los subieron en los helicópteros y los sacaron de la selva.
Para Betancourt, la reparación se puede dar, por ejemplo, con “la construcción de casas” hechas por guerrilleros para las víctimas del conflicto.
Sigifredo López. Político, secuestrado el 11 de abril de 2002, liberado el 5 de febrero de 2009.
Un grupo de guerrilleros de las Farc se hicieron pasar por miembros de la Fuerza Pública en abril de 2002. Simularon una evacuación en la Asamblea Departamental del Valle del Cauca, en Cali, y secuestraron a sus 12 diputados. Todos ellos terminaron asesinados, menos Sigifredo López. En su audiencia en la JEP, López dijo que espera que “la verdad para nuestra familia y que la historia sea nuestra principal medida de satisfacción. Que las Farc digan toda la verdad y confiesen quiénes fueron sus auxiliadores”.
También habló sobre las condiciones en las que estuvo durante el secuestro. Habló de la “degradación” a la que llegó el conflicto armado colombiano y de lo duros que fueron los secuestradores. También mencionó que del otro lado, del del Estado, Álvaro Uribe se opuso a un intercambio humanitario que ayudara a su liberación y la de sus compañeros. El argumento del expresidente fue que un intercambio humanitario incentivaría a la guerrilla a seguir haciendo secuestros.
En circunstancias aún no claras, los 11 compañeros diputados de Sigifredo fueron asesinados por las Farc. Raúl Reyes, excomandante de esta guerrilla, lo explicó como una “falla de seguridad” de sus propios hombres. A la JEP también asistieron los familiares de los diputados difuntos, en busca de su verdad y reparación.
Las Farc liberaron a Sigifredo López el 5 de febrero de 2009, también con la ayuda de Piedad Córdoba y Lula da Silva. En la JEP, López pidió que en el Museo Nacional creen secciones dedicadas a las víctimas de nuestro conflicto armado, para que no haya olvido.
Clara Rojas. Política, secuestrada el 23 de febrero de 2002, liberada el 9 de enero de 2008.
Rojas era líder de víctimas y jefe de debate de la campaña de Íngrid Betancourt en 2002. Ambas, con Consuelo González de Perdomo, fueron raptadas por las Farc en una carretera entre Florencia y San Vicente del Caguán, en Caquetá. Rojas vivió las dificultades de tener un hijo en cautiverio, Emmanuel. Tuvo que soportar las condiciones del secuestro y la maternidad, e incluso hubo un periodo de tres años en los que no lo vio.
“A mí literalmente se me acabaron las lágrimas, estuve seis años llorando para que me liberaran”, contó en la JEP. “Los seres humanos no somos ni cosas ni animales, y así fue el trato que nos dieron a todas las personas secuestradas”. Rojas pidió, al igual que Íngrid Betancourt, que los excombatientes y altos mandos de las Farc reparen a las víctimas y garanticen que hechos así no se vuelvan a repetir. Otra afirmación que resaltó del testimonio de Rojas fue que reconoció, a pesar de los problemas, que algunos exmiembros de las Farc le han pedido perdón.
Clara Rojas fue liberada en el Guaviare, en enero de 2008. La gestión la hicieron Hugo Chávez y Piedad Córdoba. En ese momento se reencontró con Emmanuel, quien había sido liberado antes y padeció varias enfermedades. Después de esto, Rojas se tuvo que enfrentar a la prensa, que divulgó versiones irresponsables de su hijo y las condiciones de su nacimiento, y al gobierno, que no le ayudó con su salud ni la de su familia. Además, 10 años después de su liberación, el proceso judicial del secuestro no ha tenido avances.
Clara Rojas fue representante a la Cámara por Bogotá de 2014 a 2018, por el el Partido Liberal.
Consuelo González de Perdomo. Política, secuestrada el 10 de septiembre de 2001, liberada el 9 de enero de 2008.
Era representante a la Cámara por el Huila cuando fue secuestrada. Iba a tomar un vuelo hacia Bogotá, pero guerrilleros de las Farc la interceptaron y se la llevaron para el Caquetá. González contó en la JEP que “llegó el ‘Mono Jojoy’ con un staff grandísimo de seguridad, me notificó que el secuestro era político (…) Le dije que cuál fue la razón para pensar en mí, me dijo: ‘Porque usted hace parte del establecimiento’. No se me olvida el término”.
También habló de la angustia que sintió, las largas caminatas en la selva y la falta de medicamentos y de comida. Describió su rapto como “un atentado a la dignidad humana”. Hizo, además de que los gobiernos de la época, en cabeza de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, no hubieran hecho esfuerzos para el acuerdo humanitario que las Farc habían planteado. “A mucha gente igual que nosotros, ajena al conflicto, se les hubiera podido evitar su muerte si el Estado colombiano se sienta con la guerrilla a pensar en una salida humanitaria”, dijo.
González fue liberada con la ayuda de Piedad Córdoba y Hugo Chávez en 2008. En la JEP, como medida de reparación, pidió que la Farc haga un esfuerzo por limpiarle su nombre y que expliquen las razones de el suyo y otros secuestros.
La JEP, además, recibió los testimonios de Luis Eladio Pérez, Óscar Tulio Lizcano, Jorge Eduardo Gechem, Orlando Beltrán, Heriberto Aranguren, Gloria Polanco y 14 familiares de víctimas de secuestro asesinadas.