"La carta de Iván Márquez provocó un desmadre", nos dijo una fuente cercana al partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc).
El caso de Jesús Santrich está alcanzando dimensiones inesperadas que incluso están tocando el proceso de reincorporación de los excombatientes de las Farc. Los análisis más pesimistas señalan que Iván Márquez, jefe negociador de la guerrilla en La Habana, estaría pensando en rearmarse y refundar las Farc. Pues bien, este fue su mensaje después de conocer la captura y recaptura de Santrich:
“Compañeros de los ETCR: en nombre de los comandantes militares del antiguo Estado Mayor Central de las Farc, comandantes de frentes y columnas, impactados por la traición del Estado al Acuerdo de Paz de La Habana, les reiteramos autocríticamente que fue un grave error haber entregado las armas a un Estado tramposo, confiandos en la buena fe de la contraparte. Qué ingenuos fuimos al no recordar las sabias palabras de nuestro comandante en Jefe Manuel Marulanda Vélez, cuando nos había advertido que las armas eran la única garantía de cumplimiento de los acuerdos. La triste realidad es que nos pusieron conejo”.
Cuando Márquez dice “compañeros de los ETCR”, se refiere a por lo menos 7.000 guerrilleros que han hecho su proceso de tránsito a la vida civil en los 26 Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR). Y extiende su mensaje a los demás integrantes de Farc, que cuentan, según el Alto Comisionado para la Paz, con 13.000 excombatientes de las Farc en proceso de reincorporación. Márquez, quien desde junio de 2018 permanece en la clandestinidad, no se había pronunciado con tanta contundencia frente a la posibilidad de que los excombatientes usen de nuevo las armas. Había dicho, eso sí, que la implementación del Acuerdo de Paz carecía de garantías y que no existían condiciones de seguridad para la reincorporación. Todas las críticas las hizo después de la captura de Santrich.
Que Márquez ahora hable de “continuar con la lucha”, así se refiera a la movilización social, enrarece más el ambiente de la implementación del Acuerdo de Paz. Y lo hace porque si considera volver a la lucha armada, él sería la única figura que podría articular a las disidencias de las Farc – que cuentan con por lo menos 1.700 combatientes, según información del Ejército – en un nuevo proyecto aparentemente insurgente. De esta hipótesis ya habían hablado antes organizaciones expertas como la Fundación Paz y Reconciliación y el centro de investigaciones Insight Crime. Lo hicieron cuando Márquez se fue a la clandestinidad, pero en ese entonces la hipótesis no tuvo tanto eco.
“¿Qué hará Márquez?, ¿volverá a la guerra? No quiero pensar en ese escenario. El proceso de paz fracasaría. Las disidencias, ahí sí, dejarían de ser fuerzas marginales, condenadas a convertirse en simples organizaciones criminales ligadas al narcotráfico y tendrían un nuevo impulso”, estas eran las palabras de León Valencia el año pasado, cuando Márquez dejó la silla vacía de su curul en el Senado.
En el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), saben que la figura de Iván Márquez representa un ideal para miles de excombatientes, principalmente para los que estuvieron a su lado en el Caribe y después en Caquetá. Después de que Márquez emitiera el comunicado, Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’, publicó una carta dirigida a los excombatientes llamando a la sensatez, a la calma. Y fue contundente: “No podemos darle cabida a las voces anónimas o no, que vaticinan el fin del proceso de paz, elaborando tesis apocalípticas, sin mostrar una salida coherente, sin indicarnos un camino cierto a seguir”.
En su análisis, Londoño dice que la opción de regresar a las armas solamente fortalecería a los sectores críticos del Acuerdo de Paz, quienes desde un comienzo pronosticaron su fracaso por supuestos errores en la negociación. Al final, dirían, la “paz de Santos” no trajo ninguna paz y le daría más capital político a Álvaro Uribe. Londoño lo explica de esta manera al final de la carta:
“Debemos cerrar el paso a las voces que incitan a tomar caminos aventureros. Parece que algunos por falta de vivirlo lo ignoran, y que otros por sus aceleres lo olvidan, pero en nuestra larga lucha nos hemos visto envueltos en situaciones mucho más difíciles, logrando salir adelante siempre con la fuerza de nuestra unidad. Contamos con acompañamientos nacionales e internacionales que nos indican que debemos estar más optimistas que nunca. Tales acompañamientos los hemos conseguido gracias a la seriedad de nuestro compromiso y a nuestra consecuencia al respetarlos. No podemos echarlos a la basura por decisiones apresuradas e irresponsables”.
Difícil que refunde las Farc, pero sí puede fortalecer las disidencias
La hipótesis de la Fundación Paz y Reconciliación es que, si Hernán Darío Velásquez, alias El Paisa, e Iván Márquez se lo proponen, podrían articular un nuevo proyecto de insurgencia con Gentil Duarte, quien controla actualmente la disidencia del frente primero de las Farc, con más de 500 hombres, en el sur del país, principalmente en Guaviare, uno de los bastiones más importantes que tiene. En el pasado ya se había hablado de “las Farc 2.0”, un supuesto proyecto que tendrían Gentil Duarte y alias Guacho, asesinado el año pasado, para consolidar una nueva guerrilla que sin duda estaría más ligada al narcotráfico que a la ideología.
Este proceso se ha ido desvaneciendo por varias razones: por un lado, los asesinatos de alias Guacho y Rodrigo Cadete, otra de las figuras de las Farc que se unió a las disidencias pero que cayó tras un operativo del Ejército en febrero de este año, le han restado posibilidades de crecer como proyecto. Sin estos dos enlaces, a Duarte le queda mucho más difícil articular un proyecto con contenido ideológico. Por otro lado, aunque tiene contactos en Catatumbo y en otras regiones del oriente del país, Duarte no tiene la capacidad para articularse con disidencias como las de Antioquia y Cauca –donde están Cabuyo y Maiyinbú, respectivamente – o el Caribe, región en la que la recaptura de Santrich golpeó anímicamente a los excombatientes.
Esto nos lo dijo una fuente de Farc que recorre constantemente los ETCR y revisa los avances en los procesos de reincorporación. “La carta de Márquez es muy irresponsable y lo deja muy mal parado. Él fue jefe negociador en La Habana, ¿con qué autoridad moral viene ahora a decirnos que no debimos entregar a las armas? Claro que hay incumplimientos por parte del Estado, pero invitar a la gente a tomar las armas de nuevo es absurdo porque mucha gente de las bases decía eso: ‘¡la única prenda de garantía para que el gobierno cumpla son las armas!’, y ahora él viene a decir que tenían razón y así solo genera rabia en la gente”.
¿Y si intenta refundar las Farc?, le pregunto y se ríe: “Pues puede intentarlo, pero solamente eso, intentarlo, porque la tendría muy difícil. La guerra no se hace decidiendo entre tres o cuatro comandantes descontentos, en parte porque hay miles de personas que ya están en la reincorporación y hay otros lugares en donde, si quieren volver, el ELN o las Autodofensas no los dejarían. Vea Chocó, ahí los territorios los coparon AGC y ELN y no permitirían bajo ninguna circunstancia que llegaran las Farc de nuevo a reclamar el territorio. A ellos los bloquearían y pues esas Farc nacerían sin la mayoría de sus armas. Pero claro, podría intentarlo”.
Ahora, lo que sí podría suceder, como nos contó la fuente de Farc, es que Márquez se aproveche de la desconfianza y preocupación que siente la gente por la captura de Santrich. “Es evidente la mala intención de la Fiscalía y de la DEA y de unos sectores para deslegitimar la JEP. Hay miles de excombatientes con procesos en la JEP, y el mensaje de Márquez pues les puede llegar o los puede poner a pensar. Por eso ahí es clave que el gobierno y las organizaciones internacionales sigan apoyando los proyectos de reincorporación, porque es la única manera de convencer a los excombatientes para que se queden. Donde están más retrasados los proyectos productivos es donde es mucho más peligroso el mensaje de Iván Márquez”.
En su último informe, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas le llamó la atención al gobierno de Iván Duque por descuidar algunos aspectos de la reincorporación. Uno de los más importantes: la seguridad de los excombatientes es, por decir lo menos, precaria. Según la ONU, desde que comenzó a implementarse el Acuerdo de Paz han asesinado a 99 excombatientes de las Farc. Según el partido Farc, en realidad son 134 los excombatientes asesinados. “Si Márquez quisiera refundar algo, este argumento seguramente le serviría”, nos dijo la fuente en Farc.
Al 27 de febrero de 2019, dice la ONU, la Agencia para la Reincorporación y la Normalización “había aprobado 162 proyectos individuales que beneficiaban a 1.592 exmiembros de las FARC-EP. Ya se habían desembolsado fondos para 9 proyectos colectivos y 133 proyectos individuales (…) También se han tomado medidas para reforzar el diseño técnico de los proyectos y se ha proporcionado asistencia técnica a 118 cooperativas, que en conjunto tienen 4.284 miembros”. Si sumamos, podríamos decir que por lo menos 5.000 excombatientes están en algún proyecto, pero en total son 13.000 los que se inscribieron ante el Alto Comisionado.
Ahora, Presidencia le respondió a la ONU que este año tomará medidas para beneficiar a 10.070 personas por tres vías: proyectos productivos (5.520), capacitación y generación de empleo (3.600) y vivienda (950). Vale la pena señalar que la Unión Europea puso en marcha un programa de 7,5 millones de euros para reforzar las cooperativas en las que están excombatientes. A estos recursos se suman otros tres millones de dólares de cooperación internacional que están siendo administrados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Del éxito de estos programas de reincorporación dependerá, en parte, que el mensaje de volver a las armas pase cada vez más desapercibido.
Sería alarmista decir que las Farc, de un momento a otro, podrían refundarse. La antigua guerrilla operó en 242 municipios de los 1.122 que tiene el país. Las disidencias, de acuerdo con Paz y Reconciliación, están presentes en 57 municipios y han perdido zonas estratégicas en lugares como Cauca y Antioquia. La Fundación señala que de cerca de 1.600 personas que pueden estar en las disidencias, 1.080 fueron integrantes de las Farc. Las principales zonas de influencia son: Vichada, Vaupés, Guainía, Putumayo, Meta y Caquetá. Los mandos medios, nos contó la fuente en Farc, le han dicho a los comandantes de las disidencias que “con el tiempo iremos viendo si nos unimos o no”, dependiendo de lo que sucede con el gobierno, por eso el proyecto de conformar una guerrilla podría tomarse unos años.
Otra fuente que conoce muy de cerca las dinámicas de Farc y de las disidencias y quien por seguridad nos pidió mantener su nombre en reserva, nos dijo que justo cuando Iván Márquez envió el comunicado, el partido Farc “envió una directriz diciendo que había que tomar medidas para evitar el desmadre en los ETCR, porque saben que la voz de Márquez es muy importante. Y claro, ha tomado como caballito de batalla ese argumento de la guerra como retaliación a la posible extradición de Santrich. Iván Márquez lo sabe: muchos excombatientes, si ven a Santrich extraditado, van a dejar de confiar en la justicia transicional”.
Cuando le preguntamos por la idea de refundar las Farc la fuente nos dijo que, por ahora, no lo veía posible: “Los mandos medios le han dicho a Duarte, a Iván Mordisco y a los otros como, en el camino vamos hablando. Pero por ahora no existen esos elementos articuladores para crear una nueva guerrilla. Además porque hay excombatientes que ya están con sus familias, que están recibiendo una mensualidad, esa decisión de irse a vivir al monte de nuevo y tomar las armas no es tan fácil. Ahora, tenemos que tener algo claro, si hay alguien que puede unificar a Cesar con Caquetá es Iván Márquez. Como comandante del Bloque Caribe muchos años y ahora con el Paisa pues podría fácilmente articular y liderar esa transición”.
Hipotéticamente es viable que Márquez quiera hacerlo, pero para lograrlo tendría que sortear muchos obstáculos. Uno de ellos, como nos dijo la fuente que conoce a las disidencias, es “la disputa de poder que vendría con Gentil Duarte e Iván Mordisco. ¿Tú crees que ellos dejarían que llegue alguien a ser su jefe y más cuando se trata de temas de narcotráfico? No sería tan sencillo. Las estructuras de las disidencias es muy distinta a la de las Farc, no obedecen ordenes de nadie, son muy fregadas también porque están 100% en la lógica del narcotráfico”.
El investigador Luis Trejos, quien escribió su tesis de doctorado sobre la evolución política de las Farc, nos dijo que a Márquez se le están agotando los caminos que puede tomar: “Una posibilidad es que ingrese a las disidencias que operan en el sur del país y tras él lo hagan algunos excombatientes y mandos medios que se encuentren inconformes con la evolución de la implementación del acuerdo. La llegada de Márquez a las disidencias les daría un impulso político ya que en la práctica se han dedicado a la regulación de rentas ilegales. Esa es una opción, la otra es que se mantenga en la clandestinidad como hasta ahora y siga liderando la posición de los arrepentidos de la negociación”.
¿Pero hasta cuándo podría sostener esa postura? Teniendo en cuenta la arremetida del Ejército y la orden de captura de El Paisa… le pregunté al profesor.
“Puede durar mucho si está fuera de Colombia”.