¿Qué pasaría si Donald Trump envía tropas a Venezuela? Pensemos en Siria o Irak para tener algunas pistas.
Por: Julián Amorocho
Desde el viernes el pasado, las horas de tensión en la frontera se han extendido por la incertidumbre que genera el silencio de los gobiernos de Estados Unidos y Colombia después de que los camiones cargados con ayuda humanitaria no lograran cruzar la frontera.
En el ambiente, la frase del presidente Donald Trump, “todas las opciones están sobre la mesa”, ha azuzado vientos de guerra que no sentían en la región desde hace más de un siglo.
Entretanto, en las calles de Colombia, los centenares de venezolanos que han huido de su país discuten sobre si una posible intervención militar estadounidense terminará siendo un remedio peor que la enfermedad, considerando los antecedentes no muy distantes en el tiempo en Medio Oriente.
¡Pacifista! recorrió las calles de Bucaramanga, buscando las opiniones de los ciudadanos venezolanos sobre una posible intervención militar. La mayoría coincidieron en una máxima: Nicolás Maduro debe abandonar el poder de forma urgente y el país debe entrar en una transición democrática que permita recuperar las instituciones y la pluralidad de pensamiento.
La forma como debe ocurrir es en donde se centra la discusión, pues algunos creen que los últimos años han mostrado que el chavismo no saldrá del poder pacíficamente, por lo que las fuerzas externas se hacen necesarias y otros consideran que por querer salir de un infierno con las armas pueden terminar en otro. Esto fue lo que nos contaron.
Aracelis Aguilera, madre y administradora de empresas
Aracelis dice que si cierra los ojos, puede ver su casa en Los Teques, ciudad capital del estado Miranda en Venezuela. Lo hace así para demostrarlo y una sonrisa muestra que logró evocar las tardes de brisa de tiempos mejores. Un panorama distinto al puente en que se ve hoy con su pequeña hija de dos años buscando la subsistencia de su familia. Tan distinto como su vida en su país natal, en donde trabajaba como administradora de empresas, antes que las políticas del Gobierno bolivariano la hiciera quebrar y eventualmente salir del país.
“No se equivoque, el Gobierno tiene que salir, enfatiza ante la pregunta, ya acumularon poder y fracasaron con él, su revolución ha hecho retroceder al país. Es inconcebible un lugar donde tu sueldo mínimo ya no alcanza ni para un cartón con huevo… Pero otra cosa es una intervención militar. Yo aún creo que es posible que los venezolanos recobremos las riendas del país, bien sea que el pueblo se revele o que la fuerza militar, desde la base, se pusiera con el pueblo y derrocara al dictador. De cualquier forma, que la solución quede en nuestro país. El problema es que no hemos encontrado el factor unificador de voluntades e infortunadamente, esto no lo ha tenido la oposición.
En Venezuela quedan mis padres, está mi familia. Si entran las tropas y cae el Gobierno, estaría muy asustada porque Maduro y la cúpula del chavismo no pierden nada, ellos son los primeros en volarse y sus familias y riquezas están escondidas y aseguradas. quienes terminan sufriendo terminan siendo los pobres”.
Wilmer Castillo, guía turístico
Wilmer no ha pasado hambre aún. Dice que es afortunado, pero es una suerte que dice que le pesa: “Un día nos ofrecieron un pollo y tenía hambre, pero no fui capaz de comerlo de pensar que a esa misma hora, en mi casa en Venezuela mis hijos no iban a tener una presa así para llevar a la boca”.
En medio de una acalorada discusión con otros venezolanos que permanecen en el Parque de Los Niños, en Bucaramanga, sobre la forma en la que debe irse Maduro del poder -recordando que esta es una máxima incuestionable- admite que el riesgo de dejar entrar tropas de otro país es muy alto como para avalarlo. Sus otros amigos están totalmente de acuerdo en que prefieren un soldado “yankee” a un colectivo chavista, sin embargo, a sus 47 años no cree que este tipo de posturas deban responder solo a un sentimiento visceral.
“Realmente no sabemos el caos o las consecuencias que puede generar que entren tropas estadounidenses en territorio venezolano”, enfatiza, si bien justifica que “esa termina siendo la única esperanza a la que hoy se puede aferrar un venezolano que ha tenido que salir de tu país”.
Tras acomodarse de nuevo en la banca en la que lleva ya algunas horas, lanza este símil: “esto es como si a ti te hacen bullying. Si hay cuatro o cinco carajos que todo el tiempo te golpean y te pican, pero entonces tu vas y te haces amigo del más malo de la escuela. Este te dice: yo te voy a proteger y va el chamo y los mata. Tu quedas: uy, bicho esa es la consecuencia de que este me ayudara. No vamos a pensar que queremos que haya un genocidio, pero en el mejor de los casos, que agarren a toda esa lacra de dirigencia que llevan años robándose. O no, listo, que se asusten y se vayan a otro país a gozarse lo que se robaron, adiós y que nos dejen a Venezuela.
No crea que somos ingenuos, sabemos que los países no tienen amigos sino aliados y que una potencia siempre quiere algo a cambio. Nadie saca a un dictador, le da un patadón y se van con las gracias del pueblo no más, sabemos los riesgos”.
Wilkar Montero, trabajador independiente
Del grupo en el Parque de Los Niños, es de los que menos tiempo lleva de haber llegado y por eso tiene más presente en las entrañas el dolor de abandonar su país. Su primera noche en suelo colombiano lloró hasta caer dormido. “No deberíamos irnos con un país tan rico. No es fácil volverse habitante de calle en otro país cuando se ha tenido una vida próspera en el propio”, dice.
Sin embargo, aunque los sentimientos se agolpan cuando habla de las dificultades, confiesa que le atemoriza una intervención militar extranjera en su país: “Este tipo de acciones siempre dejan muchos muertos. La verdad queremos que el presidente se vaya, voluntariamente, para que nosotros podamos regresar. Estamos desesperados y en este punto, no sabemos si el remedio será peor que la enfermedad”.
Jován Pulgarín, periodista y comunicador
Para Jován, la crisis por la que atraviesa su país no puede servir de excusa para meterse en un problema aún mayor como los que han traído a otros países la llegada de tropas de las fuerzas norteamericanas. “Hablo como ciudadano y mantengo mi posición: una intervención militar no necesariamente va a conseguir los resultados que se quieren y por eso yo voto por el respeto al principio de la no violencia”.
Insiste en que “si uno revisa los casos de intervención militar en los últimos quince años, existe un enorme riesgo de una muerte de niños y adultos, que terminan siendo cifras de daño colateral, con la trágica consecuencia que termine generando un éxodo aún peor de abandono de Venezuela.
Los seres humanos solemos simplificar los procesos a nuestra conveniencia y se ha creado por los medios y en las películas la narrativa de que una intervención es solo llegar a un país, sacar a la cúpula del poder e irse, pero la cosa no es así. La administración Trump ha dejado claro que en todas sus presencias militares no se ha reducido el número del pie de fuerza y antes, ha crecido el número de víctimas porque en estos países intervenidos siempre se terminan creando resistencias que generan más muertes de inocentes”.