#Divergentes | ¿Se cocina un gran paro nacional en Colombia? Las organizaciones estudiantiles, obreras, indígenas, de maestros y transportadores se unen para protestar contra el gobierno.
En las últimas semanas, dos palabras han comenzado a sonar en medio de marchas estudiantiles y el cumplimiento de los 100 primeros días del gobierno de Iván Duque: paro nacional. Si nos remitimos a la historia, en nuestro país, el último gran paro de este tipo tuvo lugar durante la presidencia de Juan Manuel Santos, a mediados de 2013. En ese entonces se unieron en protesta los sectores agrarios, los trabajadores y los estudiantes, entre otros, quienes revolucionaron ciudades, pueblos y carreteras por todo el territorio.
La historia podría repetirse por estos días. Desde principios de mes, las centrales obreras anticiparon que se avecinaba un paro nacional de sus miembros, un anuncio que cayó en medio de marchas de estudiantes y maestros –también en paro– quienes claman por una mejor financiación para la educación. A su evidente inconformidad, se han unido los colectivos indígenas y los transportadores, quienes anunciaron paro para este viernes 23 de noviembre, un día en el que coincidirán con las marchas estudiantiles.
Más allá de esto, ya los colectivos han establecido el próximo 28 de noviembre como el día de una nueva movilización masiva, de un nuevo ‘paro nacional’. Por eso, desde Divergentes les presentamos a los siete grandes grupos o colectivos que serán los protagonistas de estas jornadas, tanto del lado de la movilización, como de la institucionalidad que deberá atender a sus reclamos.
Estudiantes
Los colectivos estudiantiles son los protagonistas personales de esta historia. Han salido a las calles 7 veces en lo que va del año, y este viernes transcurrirá su octava marcha. La razón de la protesta de los estudiantes ha sido la misma en los últimos meses: la falta de dinero para la educación. Como lo hemos advertido en ¡Pacifista!, el desfinanciamiento del presupuesto para el sector de educación está cerca de los 20 billones de pesos.
Algunas universidades públicas y programas de ellas están en jaque. Podrían cerrar en los próximos meses si no les llega el dinero que necesitan para subsistir. Otro factor en las protestas es el detrimento de las instalaciones de las universidades, donde semestre a semestre se denuncia carencia de infraestructura. Los problemas van desde no tener un video beam para una clase, hasta carecer completamente de papel higiénico en los baños de las facultades.
Los principales colectivos universitarios, tanto de instituciones públicas como privadas, se están uniendo en todo el país. Estudiantes de Bogotá, Medellín, Cali, Caquetá Bucaramanga, Florencia, Popayán y otras ciudades han salido a manifestarse. Bogotá, que como capital se convirtió en el epicentro de las protestas, ha tenido algunos episodios de violencia en las marchas de las últimas semanas. Estos actos de violencia han venido tanto de parte de los manifestantes como de la Fuerza Pública.
Profesores
Una parte del problema presupuestal de las universidades también afecta a sus profesores. Aquí hay una especie de ironía: aunque con salarios más bajos, en la actualidad los docentes de las universidades colombianas están más preparados que antes. Los profesores ahora tienen más doctorados, maestrías y publicaciones en revistas que hace 16 años, cuando se hicieron las reglas para definir sus salarios. Sin embargo, como en la actualidad a las universidades les hace falta dinero, no pueden pagarles a los docentes los salarios que con sus títulos y publicaciones merecerían.
Las universidades se han visto forzadas, también, a tener que despedir o dejar de contratar profesores: menos sueldo y menos profesores equivale a menos calidad en la educación. Este es el motivo de la lucha de los docentes. En la marcha del pasado 23 de octubre, por ejemplo, marcharon más de 290.000 maestros en todo el país.
Juan Carlos Isaza, docente de universidades públicas de Medellín, explicó que se sumaron a las protestas porque “la financiación para nosotros es muy importante, es clave. En ese sentido, llamamos al gobierno a que escuche a los profesores y a Fecode, y a las organizaciones de los estudiantes”. Algunas organizaciones que representan el movimiento del profesorado son Adida (Asociación de Institutores de Antioquia), la Sudeb (Sindicato de Trabajadores de la Educación de Bolívar), Enseña por Colombia y Fecode (Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación), que ya propuso un paro de maestros indefinido y nacional.
Obreros y transportadores
Las centrales obreras del país también se están sumando al paro, aunque con objetivos distintos a los de estudiantes y profesores. A pesar de que la Central Unitaria de Trabajadores anunció que respaldaba la causa de la educación, la agenda de sus manifestaciones también está en contra de la posible Ley de Financiamiento, o reforma tributaria, que afectaría el bolsillo del colombiano promedio. De ser aprobada, la CUT evaluaría la posibilidad de ir a paro indefinido.
“Estamos decididos a contener todas las reformas que ha venido planteado este Gobierno”, señaló Diógenes Orjuela, Presidente de la CUT. Esta institución se unió con los colectivos estudiantiles, pero también con representantes de los pensionados (la Ley de financiamiento contempla gravarlos) y con fuerzas políticas de la oposición (como Ángela María Robledo y Aída Avella) para plantear las condiciones del paro y las exigencias al gobierno.
La CUT hará parte de una coalición de movimientos y sindicatos obreros. Esta coalición, a su vez, ya anunció el comienzo de un paro nacional desde el próximo 13 de diciembre. Las centrales obreras que participarán en él son la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), la Confederación Democrática de Pensionados (CDP), el Comando Nacional Unitario (CNU), la Confederación de Pensionados de Colombia (CPC), la Confederación General del Trabajo (CGT) y la CUT.
Adicional a estos movimientos, los grandes colectivos de transportadores del país también se están sumando. Felipe Muñoz, líder nacional de los transportadores de carga, explicó que cesarán actividades desde este viernes: “hay soluciones que no necesitan de dinero, sino de voluntad política y tampoco están avanzando”, aseguró en Caracol Radio. Los transportadores se suman a la lucha por la educación, y a las protestas contra el alza de precio de la gasolina, por sus condiciones laborales y contra la Ley de Financiamiento.
Movimientos indígenas
El pasado 15 de noviembre estuvieron casi 500 indígenas en Bogotá. Se unieron para hacer una minga en contra de la violencia en sus territorios y la desatención estatal. Estos son solo algunos de los indígenas que hay llegado a Bogotá desde todo el país a protestar, de forma pacífica, contra Iván Duque. Algunos de ellos han caminado durante días para llegar a la capital, y sus representantes piden hablar con el presidente para buscar soluciones a los problemas de sus regiones.
Los colectivos indígenas también piden que el Acuerdo de Paz se respete en sus territorios, y que el gobierno haga de la Reforma Rural Integral una prioridad. En la actualidad, los resguardos indígenas del país se encuentran en conflictos territoriales y limítrofes. También muchos de ellos, por el abandono estatal y sus ubicaciones remotas, padecen de enfermedades y condiciones de salubridad precarias.
La guardia indígena, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), los pueblos Embera Katio – Eyabida, Dóbida, Wounaan, Zenú y otras comunidades indígenas ya se unieron a las manifestaciones.
Fuerza Pública
Aquí hay dos actores: la Policía Nacional y el Esmad. Estas son las dos instituciones que tienen competencia y permiso para estar presentes y acompañar protestas y grandes aglomeraciones de personas. Estas entidades están autorizadas para hacer uso de la fuerza si la situación se sale de control, o si sus agentes son atacados. Según el analista y antiguo líder estudiantil, Jairo Rivera, lo que está haciendo el Esmad en las marchas se parece al enfoque represivo que tenía el gobierno hacia la protesta social hace 14 años. Hay que aclarar, sin embargo, que la fuerza pública ha tenido que reaccionar a actos puntuales de violencia desmedida, como los ataques de manifestantes a las instalaciones de RCN Radio en Bogotá, que incluyeron bombas molotov.
Gobierno (Iván Duque)
El presidente ya ha hecho referencias a sus primeros 100 días de gobierno (ya lleva 108). Hasta el momento, su discurso ha versado sobre la idea de ‘poner la casa en orden’ a la hora de buscar soluciones para los problemas que aquejan al país. No obstante, los colectivos como los estudiantes han pedido insistentemente reunirse con él, pero su solicitud no ha tenido cabida.
Duque ha recibido críticas por la falta de presupuesto para la educación y por la polémica Ley de Financiamiento. Si bien es cierto que los 108 días de Duque no son suficientes para evaluar su idoneidad para gobernar el país, también lo es que varías de las propuestas de su gobierno (la ya citada ‘reforma tributaria’ o el retorno del glifosato para los cultivos de uso ilícito, por ejemplo) son en buena medida las causantes del malestar social que parece estar emergiendo.