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Esto es lo que sabe la ciencia sobre los efectos del glifosato
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Esto es lo que sabe la ciencia sobre los efectos del glifosato

Sara Kapkin - noviembre 7, 2016

Después de revisar todos los estudios disponibles sobre el glifosato, los resultados no son concluyentes.

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Ilustración: Natalia Mustafa.

¿Qué hacer con el glifosato? El uso del herbicida producido por la corporación Monsanto es un tema de discusión que parece no acabar, ni tener una solución firme a la vista a pesar de que el año pasado el Consejo Nacional de Estupefacientes suspendió su uso en aspersiones aéreas, siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Salud –que se basó en la clasificación que lo sugería como “probablemente carcinogénico”, que hizo la Organización Mundial de la Salud (OMS)–. El debate se reabre cada vez que se piensa qué hacer para disminuir los cultivos ilícitos en el país, pero muchas veces se sustenta en prejuicios y verdades infundadas.

En un intento por darle un poco de luz al debate y orientar futuras decisiones relacionadas con el glifosato, la Fundación Ideas para la Paz (FIP) elaboró el informe Verdades científicas sobre el glifosato y la salud pública, en el que analizó los estudios hasta ahora disponibles sobre la relación entre ese herbicida y la salud.

El análisis incluyó -para analizar en profundidad- 32 estudios conducidos en diferentes países del mundo. De estas investigaciones, ocho fueron en células, siete en animales, 16 en humanos y una en ecosistemas expuestos a la sustancia, bajo diferentes métodos, dosis y técnicas de seguimiento.

“Un elemento fundamental para darles contexto a las investigaciones analizadas es que ninguna de estas pone en duda la toxicidad del glifosato, herbicida no selectivo que en diferentes concentraciones tiene diferentes desenlaces en la salud”, advierte la FIP, e insiste en que la idea era, sobre todo, saber si las concentraciones utilizadas en agricultura y aspersión aérea pueden tener efectos sobre la salud de quienes están expuestos.

Efectos en la salud humana

Para seleccionar los estudios que se enfocaban en la salud humana, la FIP identificó aquellos en los que se incluyeron hombres y mujeres de cualquier edad que han sido expuestos al glifosato de manera directa e indirecta. También, los que se hicieron con personas procedentes de zonas de fumigación de cultivos de cualquier tipo, bajo cualquier método –sea aspersión aérea, manual u otras–.

La búsqueda que hizo la FIP no encontró una asociación concluyente entre la exposición al glifosato y la incidencia de cánceres en humanos, que es uno de los efectos probables, según la OMS. Mientras tanto, en términos de afecciones reproductivas, las conclusiones fueron contradictorias: por un lado, artículos científicos  atribuyen al glifosato el incremento de abortos en población expuesta, mientras que otros señalan que no habría diferencias entre grupos de personas expuestas y no expuestas.

Los investigadores analizaron resultados sobre 19 enfermedades, incluidos diferentes tipos de cáncer y enfermedades metabólicas. Al final, los resultados solo fueron significativos en el estudio Evaluación de seguridad y riesgo del herbicida y su ingrediente activo, glifosato, para humanos (Williams, et al; 2000), que muestra resultados sólidos en la asociación entre el glifosato y la sudoración excesiva.

El segundo hallazgo, el relacionado con salud reproductiva, se sustenta en un caso local. Se trata del estudio Consecuencias de la aspersión aérea en la salud: evidencia desde el caso colombiano, de Daniel Mejía y Adriana Camacho, de 2015, que pone al glifosato como causante directo de casos de abortos en Colombia.

El estudio de Mejía y Camacho -según consignó la FIP-, hace uso de una base de datos que contiene registros de diagnósticos de todas las personas que asistieron a alguna entidad prestadora de servicios médicos entre 2003 y 2007, así como información diaria sobre la presencia de campañas de aspersión aérea y erradicación manual municipal. Los resultados de dicho estudio indican que la exposición al glifosato aumenta la probabilidad de sufrir trastornos en la piel (problemas dermatológicos) y abortos.

Sin embargo, el informe de Ideas para la Paz  también tuvo en cuenta una revisión de pares académicos del artículo. Ese informe de revisión señala diferencias con Mejía y Camacho que, “no solo están en sus resultados, sino también en el menor nivel de rigurosidad científica y fiabilidad de las herramientas metodológicas implementadas por los autores”.

El informe también menciona que los riesgos estudiados se incrementarían por la contaminación ambiental y de cuerpos de agua. “Las exposiciones al glifosato producirían intoxicaciones agudas con síntomas como cefalea (dolor de cabeza intenso y persistente), mareo, sudoración y visión borrosa”.

En conclusión, el informe de la FIP confirma que no hay, por ahora, “evidencia concluyente de que el glifosato sea un factor de riesgo para la salud humana, siempre que se use dentro de las condiciones de precaución propias de un producto tóxico”. Eso sí, sugiere que se hagan más estudios de calidad para tomar cualquier decisión sobre su uso.

El glifosato en células y animales

En cuanto a los estudios en células, el informe muestra que el glifosato puede acelerar la muerte celular, disminuciones en el ciclo celular, así como daños en el ADN. También, efectos en la capacidad de coagulación y en la actividad de las mitocondrias hepáticas; y sugiere que puede generar actividad estrogénica posiblemente asociada a cáncer de mama y que los daños producidos en linfocitos se podrían asociar a riesgo de linfoma no Hodking.

“Además, (la evidencia) permite establecer hipótesis sobre los mecanismos que llevarían a eventuales efectos sobre la salud humana”. Sobre esta última afirmación, el estudio hace una aclaración importante: en los estudios en células, estas son expuestas directamente al glifosato, que no es una situación normal cuando el producto se utiliza para asperjar o fumigar. Tampoco las concentraciones son las mismas que recibiría una persona. “Por este motivo, los hallazgos en células no se consideran definitivos en términos de evidencia sobre efectos en la salud humana”, concluye el informe.

En la relación entre el herbicida y los animales, el informe observó afectaciones en el ciclo reproductivo y en los fetos de los roedores, pero, en esta mismas especies, no confirmó la asociación con presencia de cáncer. En especies acuáticas y en anfibios sí se observaron diferentes afecciones. Los estudios en animales tienen valor en sí mismos, “en la medida en que permiten conocer eventuales daños a la fauna silvestre o doméstica. Igualmente sirven para conocer los efectos en organismos completos, pero sus resultados no pueden ser extrapolados linealmente a los posibles efectos en seres humanos”.

Lea también: Vuelve el glifosato. Ahora estará en las espaldas de los erradicadores

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A pesar de que la evidencia científica es poco concluyente, el argumento que ha sostenido el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, quien hizo la recomendación de suspender el uso del glifosato, es el de aplicar el principio de precaución que, según la Corte Constitucional, debe ponerse en marcha si se cuenta con “la valoración de indicios que indiquen la potencialidad de un daño”. Es una cuestión de prevención ante la incertidumbre.

Por su parte, el Consejo Nacional de Estupefacientes, que, después de su reunión del 6 de octubre pasado, anunció un plan integral con enfoque territorial para la erradicación de cultivos, todavía no ha definido ese plan en su totalidad. Es decir, todavía no ha dejado claro cómo se va a usar el glifosato, que, por ahora, sigue siendo permitido únicamente para fumigaciones terrestres.