El escalador profesional Phillipe Ribieri vino desde Francia a dejarle un mensaje de paz y aceptación a los excombatientes.
“Mi historia es simple. Me llamo Phillipe Ribieri, hace 20 años escalo y, día tras día, me libero de mi minusvalía”.
Sentado en las colchonetas de un centro de escalada de Sur Company, Ribieri cruza sus manos bañadas en cal y recuerda cómo fue su lucha para llegar a este punto de su carrera y convertirse en un ejemplo de vida, en el más famoso escalador francés con discapacidad física.
Desde hace seis años, Ribieri, como imagen de la marca deportiva Petzl, ha estado recorriendo el mundo entero llevando un mensaje de aceptación y amor, que aclare que todas las personas son dignas de respeto. “Los discapacitados no decidimos ser así, no fue nuestra elección; sin embargo, eso no nos impide luchar contra las adversidades y superarnos. Merecemos el mismo lugar que cualquiera”.
Para finalizar el año, el deportista visitó Suramérica y pasó por Brasil, Bolivia y Perú antes de llegar a Colombia. Aquí, hizo muestras de escalada en Suesca (Cundinamarca) y La Mojarra (Santander); sin embargo, el objetivo que definió su visita fue un encuentro con excombatientes discapacitados, víctimas de las atrocidades de la guerra, que ahora dedican su vida al deporte y hacen parte de 7mosentido, un grupo de inclusión e igualdad para deportistas minusválidos.
“Ni la guerra ni ningún obstáculo puede definir el resto de la vida. Todos merecen una nueva oportunidad. Eso depende de esfuerzos individuales y del Gobierno que no debe abandonar a quienes más lo necesitan”, explicó Ribieri. Según él, la única forma de rehabilitar y reparar a los excombatientes heridos en el conflicto es por medio del deporte, la motivación y la determinación.
El comienzo de una superación
En 1989, Phillipe fue abandonado por sus padres al nacer, y estuvo sus primeros 4 años de vida internado en un hospital en Martinica, en el Caribe, mientras estudiaban a fondo su discapacidad. En ese tiempo, los médicos le diagnosticaron síndrome de Rubeinstein Taybi, una enfermedad genética relacionada con una discapacidad intelectual y física, que se manifiesta en los pulgares anchos y los dedos de los pies gruesos.
“Ahora el diagnóstico es diferente y se supone que es otra cosa, algún tipo de mutación genética. Después de muchas operaciones, mis padres adoptivos me animaron a practicar actividades deportivas para fomentar mi desarrollo personal. Así comencé a escalar”, cuenta Ribieri. Desde los seis años, Phillipe se entregó a la escalada y se dio cuenta de que era capaz de vivir por sí solo.
En unas vacaciones familiares en Saint Gervais, Francia, descendió por primera vez una montaña en rapel, acompañado de un guía que lo monitoreaba. “Él me hizo descender y me lancé al vacío. Sentí pánico, felicidad y orgullo porque por un momento hice lo que hacían mis hermanos. El corazón estaba por salirse de mi pecho”, contó Ribieri, que se convirtió en escalador profesional a los 16 años.
El deporte ayudó a este francés a vivir un proceso de aceptación de su discapacidad y a enfrentar los rechazos de la gente. Con tristeza recordó que una vez en Grecia, un hombre intentó matarlo quitándole los frenos a su moto. “Sin temor me dijo: ‘yo quería matarte Phillipe. Una persona como tú, no merece vivir’”. Ese fue el momento que lo animó a trabajar por su vida y la de quienes padecen su condición.
Con la ayuda del estado francés, que le brindaba soporte monetario y de salud, y sus patrocinadores, Phillipe comenzó a recorrer el mundo llevando un mensaje de paz y comprensión. “Con el deporte se puede crear un estado de igualdad entre las personas; es importante aceptar las diferencias pero ante todo hay que trabajar por hacerlas útiles, que aporten a crear una mejor convivencia”.
La imposibilidad de cerrar sus manos y agarrar las rocas le ha permitido desarrollar una nueva técnica para escalar. En vez de aferrarse a la pared, se apoya en sus dedos y fortalece sus brazos. Según cuenta Miguel Ángel Cervantes de Sur Company, Phillipe ha innovado la manera de practicar el deporte. “Lo ha llevado a otra instancia porque su técnica implica más esfuerzo y dedicación; es la muestra de que se supera cada día más”, explicó.
Su mensaje en Colombia
Uno de los motivos más importantes de su visita fue el encuentro que sostuvo con algunos soldados que quedaron con alguna discapacidad tras la guerra. Más del 60% de los excombatientes heridos ha sufrido una discapacidad, según informes actuales del Comando General de las Fuerzas Militares. Gran parte de estas personas pertenecen a grupos de trabajo y entrenamiento físico, como 7mosentido.
Ribieri se reunió con el excombatiente Reinaldo Torres, escalador profesional e integrante del grupo deportivo. En junio de 2004, Torres, que en ese tiempo era soldado, se encontró en medio de un combate con el Frente 14 de las Farc, donde fue agredido con una granada que lo dejó ciego completamente. Después de una época de depresión, se animó a emprender un camino por el deporte y, como Ribieri, escogió la escalada.
“Encontrarme con alguien en mi misma condición y ver que hemos podido salir adelante, me hace muy feliz. La verdad es que tenemos una, dos, tres…cuantas oportunidades queramos para caer, levantarnos y seguir”, dijo el exmilitar tras su reunión con el deportista.
El mensaje de paz que construyen estos dos personajes gira alrededor de un nuevo escenario para las víctimas con discapacidades físicas.”Sí, todo es un trabajo individual pero también los discapacitados y excombatientes tienen que aprovechar los beneficios que les brindan las instituciones. El camino se va haciendo entre la víctima y el Estado, así todo se hace de la mejor manera”, dijo Torres, a partir de su experiencia de rehabilitación y reparación.
El deporte, como una actividad que empodera a los afectados, puede ser la nueva herramienta para reconstruir vidas atravesadas por la violencia y la discriminación. “Hay algo que es muy cierto y es que un proyecto de vida se reconstruye con las manos (…), cuesta, te vas a caer y no vas a querer levantarte porque eres diferente y sientes que nada va a cambiar. Pero siempre está esa chispita que te trae de nuevo y te hace continuar hasta ser el mejor desde tus capacidades”, resumió Ribieri.