Cinco elementos para que pueda discutir sobre el futuro de la negociación entre el Gobierno y las Farc.
Humberto De la Calle salió al paso de la tempestad después de una semana agitada por la propuesta del presidente Juan Manuel Santos de crear un “congresito” para poner en marcha las reformas que se desprendan de un eventual acuerdo entre el Gobierno y las Farc.
El jefe del equipo negociador en La Habana (Cuba) hizo una declaración que se convirtió en un ejercicio pedagógico y que dejó en el aire dos grandes discusiones que deberá asumir el país si es que quiere ponerle fin a una guerra de más de medio siglo: cómo va a refrendar los acuerdos y cómo los pondrá en marcha.
¡Pacifista! aterrizó el discurso del negociador y se dio a la tarea de identificar los grandes temas que deben ser parte de un debate del que la ciudadanía será protagonista.
- Una cosa es la refrendación y otra la implementación:
La refrendación es el mecanismo con el que los ciudadanos decidirán si aprueban o desaprueban lo que el Gobierno y las Farc acuerden en La Habana.
Por otro lado, la implementación, es el método que pondrá en marcha el Estado para plasmar en la realidad los acuerdos. Es decir, cómo se convertirán en leyes, normas constitucionales o instituciones, todo aquello que se acuerde en Cuba y las garantías de que, efectivamente, se hará realidad.
- El método de refrendación no está claro
Aunque se ha hablado de referendo, de consulta popular, constituyente o de plebiscito, que son los mecanismos que contempla la Constitución de 1991, no está claro cuál será el elegido por el Gobierno y las Farc para convocar a la ciudadanía.
El tema ni siquiera ha sido discutido en la mesa de conversaciones. E, incluso, las partes no descartan la creación de una nueva fórmula de participación para pedirle a los colombianos que aprueben o desaprueben lo pactado en La Habana.
- El Congresito es apenas una opción para la implementación:
No se va a revocar el Congreso, tampoco se va a eliminar de un plumazo lo que se prometió sobre la refrendación popular. Mucho menos se va a desbaratar el Estado de Derecho, ni se van a pasar por alto las instituciones.
El “congresito”, que sería una comisión especial compuesta por congresistas de las bancadas de gobierno y de oposición, miembros de las Farc y del Ejecutivo, que haga las reformas necesarias para poner en marcha lo acordado y garantizarle a la guerrilla que lo pactado será realidad, es apenas una opción. El presidente puso en el aire la propuesta pero ésta no ha sido discutida con la insurgencia ni es la única que estudia el Ejecutivo.
- La paz se construye para que haya cambios:
Todo lo que ya han pactado el Gobierno y las Farc sobre la reforma rural, la apertura política, el narcotráfico y la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, Convivencia y No Repetición (y los acuerdos que vengan) implica cambios. Es decir, la paz se está construyendo para que haya reformas. Es uno de los principios fundamentales de la negociación y por ello, si es que acabar la Guerra es una ilusión, hay que estar preparados para los cambios.
- La negociación no ha llegado a la refrendación ni a la implementación:
Aunque el Gobierno ha soltado el globo del “congresito” para la implementación y las Farc el de la Constituyente para la refrendación, lo cierto es que las partes no han discutido esos dos temas en la mesa.
En este momento, las conversaciones de paz se concentran en la creación de un modelo de justicia, en la fórmula para darle fin al conflicto (cómo acabar en la práctica, de una vez por todas, la confrontación armada) y en diseñar un sistema de garantías para que quienes dejen las armas gocen de sus derechos cuando se integren a la sociedad civil.
No obstante, está claro que tanto el Gobierno como las Farc empiezan a idear fórmulas que garanticen la máxima participación de la ciudadanía en la refrendación y la mayor agilidad posible en la implementación.