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Del conflicto a las riñas: la violencia se transforma en zonas claves para el posconflicto
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Del conflicto a las riñas: la violencia se transforma en zonas claves para el posconflicto

Sara Kapkin - agosto 10, 2016

"La dinámica de la violencia demuestra un carácter cada vez más civil de las agresiones".

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Foto: Archivo.

Forensis, el libro anual que publica Medicina Legal para mostrar de qué nos morimos los colombianos, trajo en su edición sobre 2015 un capítulo llamado ¿Cómo se transformó la violencia en regiones claves para el posconflicto entre 2004 y 2015?, un insumo clave para entender los retos que tenemos los colombianos en las regiones donde, según el Gobierno, las Farc y distintos académicos, deberán implementarse las reformas que demanda la construcción de paz.

El análisis, que se concentró en las regiones del Catatumbo, Tumaco y el Ariari, partió de los datos de Medicina Legal sobre homicidios, violencia interpersonal, violencia intrafamiliar, violencia sexual, y desaparición forzada. También, contó con información de la Base de Datos del Conflicto de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) y de la Fiscalía.

Este capítulo, que estuvo a cargo de los politólogos Andrés Cajiao e Isabela Marín, investigadores de la FIP, demuestra que el conflicto nos está dejando de matar y que, de alguna manera, el diálogo y los esfuerzos por buscar una paz negociada no han sido infructuosos. Sin embargo, arroja datos preocupantes: mientras los hechos violentos a causa del conflicto armado disminuyen aumentan las riñas; los casos de violencia intrafamiliar y sexual siguen siendo una constante y son las mujeres las que más sufren.

Antes de ver las cifras y las conclusiones, es importante aclarar que el capítulo establece tres periodos para evaluar la violencia. El primero es el de negociación entre el Estado y las Autodefensas Unidas de Colombia -AUC- (2004-2006), el segundo es posterior a la desmovilización de las AUC (2007-2012), y el tercero es la negociación con las Farc (2013-2015).

El Catatumbo:

En la región del Catatumbo se ha desarrollado el conflicto armado desde los años 70, pero las acciones relacionadas con él, durante el periodo analizado, son cada vez menos mortales.  Esa afirmación se desprende del hecho de que los homicidios y las desapariciones forzadas hayan disminuido progresivamente entre 2004 y 2015.

Por ejemplo, entre el 2004 y el 2006 la tasa de homicidios era de 89.3 casos por año. Luego, entre 2007 y 2012 bajó a 81.8 y entre el 2013 y el 2015 alcanzó los 59.7. La disminución de la desaparición forzada ha sido similar. Mientras que entre 2004 y 2006 se registraban 37.7 casos por año, entre 2013 y 2015 el promedio por año fue de apenas 5.

Una de las razones de la disminución de los homicidios y las desapariciones en el tercer periodo fue que las Farc lograron alcanzar un predominio militar y sociopolítico en la subregión y que este mismo grupo, a partir del 2014, empezó a replegarse por el desarrollo de las negociaciones de paz con el Gobierno, señala el informe.

“La articulación de los actores ilegales a la cadena del narcotráfico evitó que se desataran nuevas disputas. Las altas ganancias del cultivo, producción y comercialización de coca, han permitido relaciones armónicas entre los múltiples actores armados. Es más rentable repartirse el botín que disputarse el control del negocio”, dice el Forensis.

Por otro lado, en los casos de violencia sexual e intrafamiliar hubo un aumento del primero al segundo periodo de análisis y una disminución leve para el tercero. La violencia interpersonal se mantuvo en aumento. Es decir, en la región del Catatumbo todos los tipos de violencia, menos la interpersonal, han disminuido en los últimos tres años.

Los datos de violencia interpersonal se explican por hechos aparentemente ajenos al conflicto armado. En su mayoría, ocurren entre personas cercanas, con mecanismos diferentes al proyectil por arma de fuego o explosivos y tienen lugar en zonas urbanas.

Es más rentable repartirse el botín del narcotráfico que disputarse el control del negocio

Los casos cuyo presunto agresor fue alguien cercano o conocido por la víctima se incrementaron de 17 a 69.3 en promedio por año.

En los casos de violencia intrafamiliar y violencia sexual, que aumentaron entre el primer y segundo periodo y disminuyeron para el tercero, las principales víctimas fueron las mujeres y los victimarios fueron parientes, parejas o ex parejas y personas conocidas, sobre todo.

Tumaco:

Los índices de Medicina Legal muestran que los homicidios, la violencia sexual y la desaparición forzada en este municipio nariñense tienen una tendencia similar: se incrementaron entre el primer y el segundo periodo -entre 2004 y 2012-, y cayeron para el tercero, quedando por debajo de los índices del primer periodo.

Entre el primer y segundo periodo, los homicidios tuvieron un incremento del 42.1%, pero cayeron en un 38.6% para el tercer periodo. La desaparición forzada, por su parte, se incrementó en un 24.1% entre el primer y segundo periodo, pasando de 35, 3 a 45,8 casos por año. Y luego, en el tercero, las cifras se redujeron en un 71%, llegando a 12,7 casos por año.

La disputa por el control de Tumaco como zona estratégica para el narcotráfico tuvo su pico en el periodo posterior a la desmovilización ‘para’

Los hechos relacionados con el conflicto son claves para entender este municipio costero. Desde 2008, Tumaco se ubicó como el municipio con mayor número de hectáreas de coca en el país, pero desde la década de 1980 ya había estado relacionado con las dinámicas del narcotráfico. En el periodo analizado, fue el escenario de disputas entre narcotraficantes, las Farc, el Bloque Libertadores de las ya extintas Autodefensas Unidas de Colombia, Los Rastrojos y las Águilas Negras.

El informe asegura que desde 2012 –cuando comienza el tercer periodo de esta investigación–, las Farc han logrado un control “casi hegemónico” sobre la ilegalidad en las zonas rurales y urbanas del municipio. Esa realidad habría incidido en la reducción de los indicadores de violencia asociada al conflicto, sostienen los investigadores.

Así como ocurrió con la violencia relacionada con el conflicto, los casos de violencia sexual e interpersonal aumentaron en el paso del primer al segundo periodo y se redujeron en el tercero. La excepción fue la violencia intrafamiliar, que tuvo un incremento sostenido, afectando principalmente a las mujeres.

Ariari:

En la región del Ariari, en el Meta, los casos de violencia sexual, intrafamiliar y violencia interpersonal aumentaron entre el primero y el segundo periodo, pero para el tercer periodo disminuyeron. A diferencia de lo que ocurrió en Tumaco, la reducción de los índices quedaron con tasas más altas que en el primer periodo.

La subregión del Ariari está compuesta por los municipios de La Macarena, Puerto Concordia, Uribe y Vistahermosa. En esa región ha sido una constante la presencia de diferentes grupos armados y la débil y precaria presencia de la instituciones del Estado. Las Farc han tenido una fuerte presencia allí desde su nacimiento.

En la región, la violencia asociada al conflicto armado -homicidios y desapariciones forzadas-, se incrementó hasta el 2006. De ahí en adelante la tendencia ha sido contraria. Por ejemplo, las desapariciones forzadas disminuyeron en un 72% entre el primer y segundo periodo, y un 68.6% para el tercero.

El aumento de los homicidios y las desapariciones en el primer periodo pueden explicarse, según el informe, por la disputa entre paramilitares y las Farc; y la tendencia a la disminución en el segundo periodo coincide con la desmovilización paramilitar. En cuanto al último periodo, es destacable que las tasas más bajas de homicidios y desapariciones forzadas corresponden a las fechas en que se desarrollaron las negociaciones entre el gobierno y las Farc, y a la ausencia de disputas entre actores armados en el territorio.

La disminución de la confrontación armada supone un cambio en el tipo de violencia que afecta a los municipios

En el Ariari, la violencia sexual aumentó en 54.4% entre 2004 y el 2012, pero para 2013 disminuyó un 22%. La violencia intrafamiliar aumentó un 171% entre 2007 y 2012, para caer un 25% entre 2013 y 2015. Por último, la violencia interpersonal aumentó un 44% entre el primer y segundo periodo, y luego disminuyó un 13.4%.

“Con la disminución de la intensidad de la confrontación armada por la desmovilización de las AUC y el repliegue de las Farc en el segundo periodo, las acciones del conflicto pasan a un segundo plano, y toman relevancia las riñas, donde la población civil es tanto agresor como víctima. La dinámica de la violencia demuestra un carácter cada vez más civil de las agresiones”, concluye el informe.