Movilización social, arte, memoria, educación, construcción de paz... Estos son algunos de los temas que han llevado jóvenes y niños a la Comisión.
Que los jóvenes sean parte de la construcción de verdad y paz en Colombia es clave. Por eso, la Comisión de la Verdad los ha incluido en sus charlas y encuentros para conocer qué piensan sobre las problemáticas del país, para entender cómo ven el presente y el futuro. En esos espacios han hablado de movilización social, de arte, de la no repetición del conflicto armado, de la memoria, de educación… En fin, han puesto agenda.
Pero no han estado solos. Por ejemplo, la academia (principalmente las universidades públicas) los viene acompañando en innumerables encuentros y movilizaciones. “Estas instituciones se han caracterizado por ser espacios en donde confluyen una diversidad de pensamientos y posturas que coexisten, que desde los argumentos y las investigaciones han contribuido a la construcción de paz y a la justicia”, explicó Leonardo Fabio Martínez, rector de la Universidad Pedagógica Nacional, en uno de los diálogos de la Comisión.
La participación de los jóvenes es un acto de resistencia, pues históricamente han tratado de silenciar sus voces y de estigmatizarlos. Quienes tienen un pensamiento crítico y político han sido perseguidos por grupos armados e incluso por el mismo Estado.
Lucho Higuera, un líder estudiantil de las décadas de los setenta y ochenta, explicó en un diálogo de la Comisión que en la actualidad (y lastimosamente) se sigue callando a los jóvenes. “Esa voz joven y valiente ya no puede regar más esta patria con su sangre”, agregó.
Aparte de la movilización social, los jóvenes están abriendo otros espacios para construir paz. Andrés Bejarano, un joven de Villavicencio, le comentó a la Comisión de la Verdad que “para garantizar la no repetición hay que escuchar todas las voces. No excluir a nadie, conocer la historia y nuestra responsabilidad con ella”.
Ese mensaje de Bejarano coincide con el de Nancy Milena Yalanda, una joven Misak del Cauca: “Siempre buscamos fortalecer la unidad entre diferencias culturales, políticas y económicas de cada pueblo. Buscamos el equilibrio para poder salir adelante”.
Tanto Bejarano como Yalanda hicieron parte del diálogo ‘20N20: las y los jóvenes movilizan la esperanza hacia el nunca más’, donde líderes juveniles de Bogotá, Soacha, Cauca y la región de la Orinoquía hablaron de su rol en dentro de las comunidades y de los imaginarios que existen sobre las nuevas generaciones.
“¿Cómo nos ve el Estado? Como sujetos proclives a ser manipulados, que no pensamos. Sin una conciencia crítica, ni activismo presencial. Cree que tenemos una dependencia a la virtualidad”, contó en 20N20 el líder juvenil Camilo Adarve. “Aunque nos ven como una generación de cristal, hoy en día somos críticos, buscamos romper con paradigmas. Somos incluyentes”.
En otros espacios de la Comisión, los niños y niñas afectados por la violencia también han sido escuchados. “El colegio me acogió desde muy pequeña. Aprendí que debo hacer algo para cambiar la historia de mi país, un país que ha estado marcado por la violencia. Me dio herramientas para poner un granito de arena y luchar por la paz”, dijo Valentina, una estudiante del Colegio Ángeles de Dios, en el oriente de Cali, donde se educa para la paz, el perdón y la no repetición.
En ese colegio los estudiantes “pueden identificarse como afectados por la violencia y así empezar un proceso de reconciliación y verdad”, explicó Elkin Ramírez, uno de los docentes.
Jóvenes artistas también han participado en los encuentros y diálogos para construir la verdad. Por ejemplo, varios de ellos estuvieron en ‘Rímalo’, una iniciativa de la Comisión. “Yo siempre he tenido la mentalidad de que con tanta música que denigra y daña a la sociedad hay que atacar la con música que construye y que logre crear una mentalidad diferente”, contó Melissa, una joven rapera.
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Estos son algunos de los diálogos y encuentros de la Comisión de la Verdad con jóvenes y niños:
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20N20: los y las jóvenes movilizan la esperanza hacia el nunca más.
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“No nos dejaban votar, pero lo hicimos para manifestarnos a favor de un país en paz”.
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Jóvenes de Bogotá y Soacha piden acabar con la violencia que ya supera más de tres décadas en estas zonas.
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Reconocimiento de los impactos del conflicto armado en niños, niñas y adolescentes.
