“El Clan del Golfo se está tomando a Colombia”: entrevista con el obispo de Quibdó | ¡PACIFISTA!
“El Clan del Golfo se está tomando a Colombia”: entrevista con el obispo de Quibdó Ojo del Pez - YouTube / Conferencia Episcopal
Leer

“El Clan del Golfo se está tomando a Colombia”: entrevista con el obispo de Quibdó

Nicolás Sánchez - junio 14, 2021

Monseñor Juan Carlos Barreto, quien hace siete años está en Chocó, advierte el avance de ese grupo paramilitar y denuncia alianzas con integrantes de la Fuerza Pública. Le pide a la comunidad internacional escuchar las propuestas que tienen las organizaciones sociales para acabar la guerra en el departamento.

Compartir

La hora cero del Paro Nacional llegó en medio de un incremento en los índices de violencia en Chocó. En ese departamento el Ejército de Liberación Nacional (Eln), las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y la Fuerza Pública libran combates por el control territorial, sobre todo en áreas rurales. Además, en Quibdó, la violencia entre bandas arreció y sus mayores víctimas son los jóvenes, como lo contamos en este reportaje: en 2019, según Medicina Legal, esa ciudad reportó 91 asesinatos, de los cuales 66 fueron perpetrados contra menores de 34 años.

Las comunidades que habitan en zonas rurales han visto coartada su movilidad no por bloqueos en medio de la protesta, sino hace meses por cuenta del confinamiento a los que los tienen sometidos los enfrentamientos entre grupos armados.

A eso se suma que las propuestas que han hecho las organizaciones indígenas y afrodescendientes del departamento no han sido escuchadas por los actores en confrontación. Incluso, ellos llevaron el Acuerdo Humanitario Ya a la mesa de negociaciones entre el Eln y el Estado en Quito (Ecuador). Se trata de una serie de exigencias tanto a la Fuerza Pública como a los grupos armados irregulares para desescalar la confrontación en el departamento. Pero la negociación se rompió sin avances humanitarios.

Monseñor Juan Carlos Barreto, que desde 2013 está al frente de la diócesis de Quibdó, ha recorrido el departamento y ha acompañado a las comunidades más afectadas por el conflicto armado. En entrevista con PACIFISTA!, el obispo señala que las AGC (a las cuales el Estado les ha cambiado varias veces el nombre, por lo que a veces son mencionadas como el ‘Clan del Golfo’) han avanzado en el control del departamento, que lo hacen con connivencia sectores de la Fuerza Pública y pide que el Acuerdo Humanitario Ya sea conocido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la ONU.

PACIFISTA!:  Este estallido social parece vibrar en toda Colombia. ¿Cómo se ha sentido el Paro esta vez en Chocó?

Monseñor Juan Carlos Barreto: Aquí se han hecho algunas marchas y los jóvenes han hecho presencia a través de actos culturales. Pero el nivel tan alto de contagios del Covid-19 ha hecho que mucha gente evite tener una presencia mayor en las calles. Desde aquí se han hecho los reclamos históricos que se sabe que hay que pedir a través de la movilización social, muchos derechos que son negados a través de las decisiones del Ejecutivo o del Legislativo, como sucedió con los Paros Cívicos de 2016 y 2017 y muchos otros que se han dado anteriormente. Los acuerdos han avanzado poco. Además, acá se siente mucho más que en otras partes el desempleo, se habla de un 70 u 80% de informalidad. El nivel de pobreza nacional estaba en 38% a nivel nacional en 2019 mientras aquí estaba en el 68%. Es un desequilibrio muy grande de la región frente al país. La presencia de los grupos armados hace mucho más difícil la vida en el territorio porque, además del abandono del Estado y de la corrupción de muchos líderes regionales, está también todo el problema de ese accionar tan negativo que tienen el Eln y las Agc y algunos problemas de connivencia de integrantes de la Fuerza Pública con las AGC.

En medio del Paro, el Gobierno insinuó que había acercamientos con el Eln para dialogar ¿Usted cree que la reanudación de la mesa un punto de la movilización?

Se debe abordar desde el Paro o desde las instancias establecidas para eso. Realmente no ha habido ninguna posibilidad de disminuir el accionar de los grupos armados en Colombia y, después de que las Farc dejaron las armas, el Eln y las Agc han retomado esos territorios, concretamente en Chocó. No hay control territorial de la Fuerza Pública ni ha llegado la presencia del Estado con inversión social. Hay que retomar esos diálogos, ojalá lo más pronto posible. Sabemos que ha sido muy difícil porque ni el Gobierno ni el Eln han tenido posiciones definidas a favor de una conversación. Al Gobierno le cuesta mucho decir que podemos solucionar los problemas de violencia a través del diálogo y el Eln tiene discurso político, pero tiene acciones de guerra contra la población civil violando el Derecho Internacional Humanitario (DIH).

¿Dónde se vive la situación más crítica de confrontación armada en Chocó?

En este momento están críticos los 30 municipios, todas las subregiones tienen afectaciones. Tal vez uno o dos municipios estarán libres de la acción de los grupos armados, pero el Atrato, el San Juan, el Baudó y la Costa, tienen presencia de las AGC y del Eln, financiados por la minería ilegal y el narcotráfico y dueños de la extorsión de todo el departamento. La situación es muy difícil además porque a Quibdó han llegado estos tentáculos de una manera muy fuerte y muy clara, se están enfrentando por las economías ilegales.

Antes de que iniciara el Paro hubo una situación muy crítica en el Baudó por confrontaciones y minas antipersona ¿Cómo está hoy esa región?

Hemos visibilizado algo que viene pasando hace mucho tiempo, la disputa territorial de los actores armados con muchos matices de connivencia de la Fuerza Pública con los paramilitares. Y todo lo que eso ocasiona: amenazas a líderes y comunidades, confinamientos, desplazamientos, asesinatos selectivos, instalación de minas antipersona, con la consecuente pérdida de autonomía territorial de las comunidades, el hambre en la que están viviendo y el sentido de abandono y de desesperanza que tienen. Lo que encontramos en el Alto Baudó lo logramos visibilizar, parece que ha servido un poco para mitigar la dureza con la que estaban actuando los grupos armados, pero eso todavía es objeto de un mayor seguimiento.

¿Cómo se evidencia la connivencia entre los paramilitares y la Fuerza Pública de la que usted habla?

Desafortunadamente hay casos en los cuales el Ejército logra hacer que el Eln se vaya, pero ahí se abre un boquete para que lleguen las AGC. Primero hubo una avanzada muy fuerte del Eln y luego vino la avanzada de las Agc. Con toda esa presencia de la Fuerza Pública quedan muchos interrogantes sobre por qué se mueven con tanta facilidad estos grupos y en zonas tan centrales. Sabemos que es un territorio difícil de controlar, pero hay interrogantes de fondo.

¿Qué mensaje le manda este momento histórico a un grupo armado como el ELN, que tiene unas bases ideológicas de izquierda?

Lo que nosotros vemos es un grupo armado violando el derecho internacional humanitario con discurso ideológico, esa es la percepción que tienen la Iglesia y las organizaciones etnicoterritoriales. Sin embargo, el camino siempre será el diálogo. Las Farc también eran un grupo armado que violaba el DIH y tenía acciones delincuenciales, pero es “estatus político” sirvió para que dejaran las armas y se reintegraran a la sociedad. Esto debe servir también con el Eln. El camino es que las armas estén en poder del Estado únicamente y que el Estado no las utilice mal contra la población civil. Que no haya grupos armados ni civiles armados en ninguna parte del país.

¿La respuesta brutal de la Policía frente al Paro puede alejar esas expectativas de paz?

Se han constatado muchos abusos, se han hecho muchas denuncias y desafortunadamente no hay transparencia en la información y en las investigaciones, el Estado debería garantizar mucho más esa transparencia. Sabemos que también ha habido personas dentro de la protesta con ideologías extremistas y personas que están afuera de la protesta dedicados a las acciones delincuenciales que han atacado a miembros de la Fuerza Pública. Pero acá el Estado es el que tiene que dar el ejemplo, es el que tiene el imperativo ético de respetar los derechos humanos y de hacer un uso adecuado de la fuerza. Hay signos que son muy negativos, como que los órganos de control y de investigación no le hayan dado la confianza de que están investigando seriamente estas violaciones a los derechos humanos y la resistencia que, de alguna manera, hubo a que organismos del orden internacional vengan a Colombia a revisar lo que está pasando aquí.

Usted se la ha jugado por el Acuerdo Humanitario Ya ¿Por qué?

Porque estamos en una situación donde el Estado no garantiza derechos, no tiene control territorial y no tiene la suficiente empatía con los territorios y en la que existe una guerrilla que tiene un discurso ideológico que se contradice con sus acciones de guerra contra el mismo pueblo. Ahí es necesario que la sociedad civil se pare frente a los dos actores y les diga que tienen que respetar el DIH y que ese es un paso que aclimata para que venga un diálogo serio.

¿Qué espera que pase con el Acuerdo Humanitario Ya?

El Acuerdo se presentó en la mesa de negociaciones de Quito (Ecuador) y allí hubo cierta simpatía de parte del Gobierno y del Eln. Sin embargo, no trascendió de bonitas palabras. Ahora se ha intentado visibilizar ante las dos partes, aunque no estén en la mesa. Creemos que si no se ha podido por esos canales es necesario que la sociedad civil siga insistiendo ante organismos internacionales, formalizar esa solicitud de Acuerdo Humanitario ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.

¿Por qué es urgente finalizar el conflicto con el ELN?

Es que Colombia debe finalizar muchos conflictos. Debe finalizar el conflicto social que no se ha resuelto, que está en la base de todo. Afortunadamente se puso sobre la mesa cuando la gente decidió salir a la calle y expresarse en diferentes escenarios acerca de su visión crítica de lo que ha sido el Gobierno en estos 200 años y de las leyes y prácticas económicas y políticas que se han tenido. Es muy importante solucionar el conflicto con el ELN y también con el conflicto que ha crecido a través de la presencia de las AGC. El Clan del Golfo se está tomando Colombia, las ciudades, llega primero a través de la extorsión, pero luego va haciendo muchos otros daños y nosotros tenemos que, como nos ha dicho el Papa Francisco, sentarnos a dialogar sobre esas realidades que está viviendo el país, decirnos la verdad, hacer unos acuerdos y reconciliarnos.

“Quédate en casa o te matan”, el otro confinamiento que vive el sur del Chocó

En video: indígenas de Chocó están confinados por guerra entre AGC, ELN y Ejército