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CoronaBlog | Día trece: filosofarse la pandemia Ilustración: Juan Ruiz
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CoronaBlog | Día trece: filosofarse la pandemia

Aleyda Rodríguez Páez - marzo 29, 2020

No les tenga miedo a sus ideas ni a sus pensamientos, pregúntese qué es la vida y qué es la muerte, por qué le asusta tanto morirse.

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Este texto hace parte del CoronaBlog, una serie escrita por periodistas, escritor@s, artistas y bloguer@s que intentará registrar el día a día de la pandemia, de la cuarentena y de las noticias alrededor desde una mirada muy original en primera persona. Para leer otras entregas de esta bitácora, haga clic acá.

***


Manuel Flores va a morir,
eso es moneda corriente;
morir es una costumbre
que sabe tener la gente.

Y sin embargo me duele
decirle adiós a la vida,
esa cosa tan de siempre,
tan dulce y tan conocida.

Milonga de Manuel Flores
Jorge Luis Borges

 

¿Qué hace un filósofo durante una pandemia? Durante una pandemia un filósofo se hace, más que nada, preguntas. Por ejemplo: 

¿Por qué una pandemia nos genera más miedo que nuestra idea, digamos, más cotidiana de la muerte?

Todos sabemos que nos vamos a morir, que no hace falta estar enfermos ni que haya una pandemia para que nos suceda a nosotros… basta con que una rama de un árbol se desprenda y se cruce con mi cráneo, que a alguna de mis células le dé por rebelarse y hacerme crecer un tumor o que un busetero energúmeno me mande su carro encima para que yo me muera.

Me digo a mí misma que quizás no sea tan terrible esto de la pandemia, que hasta debe ser mejor morirnos todos juntos, lo encuentro de cierta forma poético, tranquilizador, saberme acompañada por tantas personas conocidas y no conocidas en una cosa tan engorrosa —y que seguro seguro casi nadie quiere— como morirse. 

Quizás esa idea más corriente que tenemos de la muerte como algo que sobrevendrá en algún momento de la vida, en un futuro lejano e incierto, se torna más terrible en un hecho global como esta pandemia porque la enfermedad que ahora mismo “avanza” sobre la raza humana ha irrumpido en el tiempo y el espacio, lo ha secuestrado y, en consecuencia, se ha adueñado del relato.

Ya no más nuestras historias personales ni nuestras pequeñas afugias cotidianas. Hoy y ahora todos somos protagonistas de la misma novela terrible: el ser humano arrojado con crudeza a la muerte, al temor de morirse, al pánico de ver a los otros morir en soledad. 

Pandemia significa, sobre todo, “muerte”, y la muerte es ese tema universal del que se dice que, en últimas, trata toda literatura.  

La muerte es también el asunto filosófico por excelencia, pues aunque en las aulas se siga cacareando que la filosofía es el amor por el conocimiento, existen otras versiones acerca de lo que ella es. Por ejemplo, dijo Sócrates alguna vez —creo que unas pocas horas antes de morirse— que la filosofía es “preparación para la muerte”.

Me gusta esta idea de Sócrates, aunque su actitud hiperracional ante la muerte me resulta muy antipática: yo preferiría a una figura fundante de la filosofía un poco más desesperada y fuera de sí ante la muerte próxima.

Sin embargo, quiero rescatar ese sentido de la filosofía propuesto por él: que la filosofía es preparación para la muerte es una frase que me ha rondado la cabeza durantes la últimas semanas. 

Sobre todo porque no logro encajarle un significado preciso, porque es una de esas frases que condensa otro sentido de la filosofía —propuesto por Nietzsche— como rumia de una idea: masticarla, tragarla, regurgitarla, volverla a tragar. 

¿Qué puede significar “prepararse para la muerte”? Quizás en estrictos términos socráticos signifique procurarse un buen vivir, y un buen vivir quizás consista en una vida reflexiva, en constante examen, pues dijo también Sócrates que una vida sin examen no vale la pena ser vivida, y su existencia, al menos como nos la han contado, estuvo guiada por la célebre inscripción oracular “conócete a ti mismo”.

Pero vayamos un poco más allá del credo socrático, de sus frases cacareadas por los siglos y aventurémonos a pensar, por nosotros mismos, qué significa, hoy, ahora, en medio de una pandemia, estar preparados para morir.

Para mí, al menos, significa abrazar el miedo, la incertidumbre, la horrible realidad. También significa reírme, a veces duro, a veces pasito, de ese chiste cruel que en el fondo es la vida, aceptar que quizás el tiempo —mi tiempo— se acabó y que bien hechas las cuentas las vainas no salieron tan mal.

Sea esta una invitación para que en estos días en los que más que nunca se nos impone estar “a solas, con nosotros mismos”, se pregunte también usted muchas cosas, no les tenga miedo a sus ideas ni a sus pensamientos, pregúntese qué es la vida y qué es la muerte, por qué le asusta tanto morirse (o porque no), pregúntese también (esto como un favor personal) qué cree que significa “estar preparado para morir”, así su idea de esto sea tener un rifle debajo de su cama o mucho papel higiénico en su neceser.

Si se atiene a estas preguntas y a buscar sus respuestas mientras todo esto pasa o mientras todos nos morimos, le aseguro que va a entretenerse al menos por un rato, y entre todos podremos seguir construyendo ese otro sentido de la filosofía, muy personal, que para mí consiste en seguir con esta charla interminable y sabrosa a través de los siglos. 

Una pandemia, sin duda, es la mejor oportunidad que tendrá en su vida para filosofar. 

 

Aleyda es filósofa de la Universidad Nacional, editora y la pueden leer acá

 

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