Ya arrancaron los 30 días que Iván Duque dijo que se iba a demorar en revisarlos... Por: Víctor de Currea-Lugo
En La Habana, la Delegación de Diálogos del ELN espera seguir avanzando en las negociaciones. Insisten en una salida negociada al conflicto armado colombiano y se declaran en espera de noticias del nuevo gobierno del presidente Duque. Con toda la Delegación mantuve un debate sobre los puntos más polémicos: desde la situación del Catatumbo hasta la expectativa de un nuevo cese al fuego, pasando por su visión sobre las condiciones que mencionó el presidente Duque para continuar los diálogos.
Puntos de tensión
El presidente Duque mencionó, como requisitos para continuar la Mesa, la concentración de los combatientes del ELN y un cese al fuego unilateral. Para Bernardo Téllez, el ELN “no ve allí una propuesta factible”. Para Aureliano Carbonell, “no es viable devolverse a lo unilateral” cuando se ha ganado en un cese bilateral como el realizado en 2017.
Hay años de trabajo para construir una arquitectura del proceso que no puede botarse por la borda, dicen los elenos. El mensaje es que desconocer dicha experiencia, que se concretan en la agenda, la mesa, el cese al fuego y las audiencias de participación, sería un error por parte del nuevo gobierno, sin negar que algunas cosas pueden reformularse y corregirse.
Secuestros
Uno de los elementos más polémicos de los diálogos con el ELN ha sido la práctica del secuestro. Según Alirio Sepúlveda, el tema estaba ya resuelto en el cese al fuego bilateral pues allí se incluía la suspensión de lo que el ELN llama retenciones. Con relación específica a los últimos hechos de Chocó y Arauca, donde varios miembros de la fuerza pública han sido detenidos, Carbonell precisa que ellos están “dispuestos a liberarlos, una vez se tengan las condiciones de seguridad del caso”, para lo cual piden una misión humanitaria.
El cese esperado
Al final, el pan se quemó en la puerta del horno y no hubo acuerdo sobre el cese al fuego bilateral. Las partes hablaban hasta de un 90% de avances en la propuesta, pero finalmente no hubo acuerdo. Pablo Beltrán lo explica en tres actos, como si se tratara de una película titulada “Las tres batallas”: la batalla contra un presidente debilitado, Santos, que no decidía nada; la batalla contra una delegación del gobierno que el 18 de junio, un día después de las elecciones presidenciales “amaneció totalmente uribista”, y la batalla contra “el gobierno de Uribe III”.
El cese pasado, dice Beltrán, los acuerdos firmados, para el cese bilateral pasado, eran más amplios, ahora los del gobierno “querían un edificio más pesado con unas bases más enclenques”. En 2017, el gobierno había reconocido el derecho del ELN de mantener medidas de seguridad y defensa en sus zonas de permanencia, pero esto no fue reconocido en el último intento de pactar de cese al fuego. Incluso, según Beltrán, algunos delegados del gobierno manifestaron, antes del 17 de junio, que los temas más complejos deberían ser consultados con Duque.
Catatumbo
La violencia en la región de Catatumbo es un reflejo del país. Según Isabel Torres, “desde marzo se agudizó la confrontación armada” entre el ELN y el EPL, pero las tensiones venían desde mucho antes. En el pasado, los acuerdos con Megateo, comandante del EPL, habían permitido la convivencia, pero el aumento de la vinculación del EPL con el narcotráfico y su pretensión de usar todo como corredores de exportación de coca, agravó la situación.
Para los elenos preocupa la facilidad con que se mueve el EPL en zonas controladas por el Ejército. El EPL, dicen, abrió la puerta a los excombatientes de las FARC que quieren volver a las armas y, además, les ofreció un sueldo. Lo cierto, según Isabel, es que acuerdos recientes entre el ELN y el EPL no son respetados.
Para Silvana Guerrero, los “para-pelusos” (en referencia al EPL) “dejaron de ser parte de una organización revolucionaria”. El problema es que los integrantes de las dos organizaciones son gente de la región; en otras palabras: “los muertos de lado y lado son gente del Catatumbo”. Silvana pregunta: “¿cómo se explica que los militares desarrollan controles de la población para favorecer las acciones del EPL?”.
Participación
El tema de participación es la columna vertebral de los diálogos con el ELN. Al respecto, Consuelo Tapias dice que: “hemos avanzado en una propuesta que hemos puesto en la Mesa, el gobierno, en la era de Gustavo Bell no trajo una propuesta, sino que se dedicaron a contradecir la propuesta del ELN”.
El mayor desencuentro es el carácter de la participación. Mientras para el ELN genera un compromiso para el Estado, para el gobierno sería solamente un espacio de exploración de lo que opina la sociedad, sin ningún impacto real en la Mesa.
“No avanzamos porque las élites le tienen miedo a la participación”, dice Consuelo Tapias. “Si no han cumplido las propuestas a las que se han comprometido en las últimas décadas, no están dispuestos a oír nuevas propuestas, especialmente si implican algún cambio”. Para Silvana Guerrero, las audiencias de finales de 2017 dieron lugar a unas bases para la participación y “la nueva Delegación del gobierno buscó debilitarlas, entre otras cosas supeditando el desarrollo de la participación al cese al fuego”.
Venezuela
Ha ganado fuerza en los últimos meses una versión que el ELN sería algo así como un grupo al servicio de la agenda de Venezuela, sin autonomía. Por lo mismo, hasta hay voces que plantean excluir a Caracas de su papel en la Mesa. Para Gustavo Martínez, Venezuela ha asumido “todos los gastos políticos, económicos y logísticos” para apoyar la paz de Colombia, tanto con las FARC como con el ELN. “La categoría de país garante se la ganaron a pulso”.
Los venezolanos, al contrario, son gente de paz, precisa Martínez. “Hemos tenido detenciones y muertos nuestros en la zona de frontera por parte de las autoridades venezolanas”. Para Alirio Sepúlveda, “Venezuela ha ayudado a Colombia a salir del atolladero de la guerra y ahora Colombia se porta como una vaca atollada: en cuanto se libera embiste al que le ayuda a liberarse”.
Pablo Beltrán me dice: “hay más subordinación de Bogotá a Washington que del ELN a Caracas”. Cuenta que en 2006 el Departamento de Estado de los Estados Unidos envió un mensaje al ELN ofreciéndoles apoyo a la negociación, siempre y cuando se distanciaran de Cuba y de Venezuela. Doce años después, Beltrán considera que se sigue con los mismos objetivos estratégicos. Según Aureliano Carbonell, “Cuba y Venezuela son amigos, pero es imposible que los amigos nos condicionen. Ellos no nos dicen lo que tenemos qué hacer”. Y Beltrán insiste en que “no se trata de defender a Venezuela sino de defender la arquitectura del proceso, que incluye a un Grupo de 10 países Garantes y Acompañantes”.
La espera
La Mesa Gobierno-ELN se ha visto como dilatada en el tiempo, lo que por demás es cierto. Para Eduardo Martínez, haber tenido cuatro equipos negociadores es parte de la estrategia de dilatar el proceso. Ahora empiezan 30 días de consultas, anunciadas por el gobierno de Duque, para decidir el futuro del proceso. Cuando pregunto hasta cuándo va a esperar en Cuba la Delegación, Bernardo precisa que “el ELN no se va a levantar de la Mesa”. Insisto en la pregunta y Pablo me responde con otra pregunta: “¿cuánto esperó el coronel Aureliano Buendía?”.