Con colchas, mujeres de Florencia trabajan para prevenir la violencia de género | ¡PACIFISTA!
Con colchas, mujeres de Florencia trabajan para prevenir la violencia de género Melfi Rojas. Fotos: María Paula Barrios.
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Con colchas, mujeres de Florencia trabajan para prevenir la violencia de género

Colaborador ¡Pacifista! - agosto 21, 2019

‘Mujeres enrutadas y más empoderadas' es un proyecto que trabaja con mujeres víctimas del conflicto para que sanen cosiendo y tengan una fuente de sustento económico.

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Por: María Paula Barrios

Melfi desliza suavemente la tela mientras la máquina da las últimas puntadas a las sábanas que confecciona. “En el campo uno no sabe qué es eso de género”, dice, mientras nos cuenta cómo el constante hostigamiento de los paramilitares y el asesinato de su hermano y uno de sus hijos, la obligó a dejar su finca en Belén de los Andaquíes y llegar en el 2001 a Florencia (Caquetá), con sus tres hijos y su mamá.

Con el ánimo de iniciar de nuevo, y con la responsabilidad de una familia a cuestas, Melfi Rojas, coincidió con un grupo de mujeres, que al igual que ella, la guerra les había arrebatado demasiado, pero que estaban dispuestas a trabajar para salir adelante y empezar de nuevo.

Ellas son algunas de las integrantes de la Asociación Sueños del Mañana.

 

Para conseguir ingresos que les permitieran suplir las necesidades básicas de sus familias, este grupo de mujeres empezó a vender tamales y a comprar y vender sábanas. Sin embargo, con el tiempo se dieron cuenta que era mucho más rentable comprar telas y confeccionar ellas mismas las sábanas. Además, por lo general las mujeres campesinas saben coser y este grupo no era la excepción.

En el 2009, gracias a la iniciativa “Mujeres ahorradoras en Acción” que dirigía el Departamento para la Prosperidad Social (DPS) con el fin de promover procesos de fortalecimiento socio-empresarial de mujeres en situación de vulnerabilidad social, nació la Asociación Sueños del Mañana (ASUDELMA), conformada por 17 mujeres, en su mayoría víctimas del conflicto armado.  

Desde entonces, estas mujeres se han dedicado a mantener el sueño de convertirse en empresarias, confeccionando y comercializando sábanas hechas 100% de algodón, inspiradas en la biodiversidad de la amazonia con tela de 180 o 300 hilos. También tienen la línea de sábanas ecológicas que son elaboradas con los retazos de tela que sobran de su otra línea de producción.

Con sus productos también hacen una labor social, por cada persona que compre un juego de sábanas de 300 hilos bordadas, la Asociación dona unas sábanas a una familia vulnerable.

Coser para sanar

Según Medicina legal, en Latinoamérica, Colombia ocupa el quinto lugar de los países en donde más se maltratan a las mujeres. Entre enero de 2018 y febrero de 2019 se presentaron 135 mil casos de violencia de género, y el año pasado los casos de violencia sexual aumentaron un 14% comparados con las cifras del 2017.

A pesar de que en el 2013 el Gobierno Nacional construyó una Política Pública Nacional de Equidad de Género para las mujeres, cuyo eje tres es el Derecho a una vida libre de violencias, estas situaciones no cesan.

Por tal motivo, la tarea de esta Asociación va mucho más allá de la confección. Gracias a una idea que surgió del trabajo con la Pastoral Social, crearon una segunda línea de atención en la que realizan, “Tardes de barrio”: talleres con mujeres de barrios vulnerables de Florencia en la que les prestan apoyo social en la prevención de violencias basadas en género.

Durante los talleres y con ayuda de una cartilla y juegos, enseñan los tipos de violencias contra las mujeres, los derechos que las protegen, los mecanismos de prevención, atención, protección y de justicia que las amparan.

“Las mujeres que no están en las organizaciones no conocen las rutas de atención por eso se ha incrementado las violencias basadas en género” asegura Mariela Álvarez, representante legal de Asudelma.

Mariela Álvarez, representante de Asudelma

 

Durante las jornadas las integrantes de la Asociación se encargan de ayudar a que otras mujeres sanen como ellas lo hicieron: cosiendo. Las participantes del taller comparten sus historias las cuales luego son plasmadas en una colcha de retazos que ellas mismas confeccionan.

“La idea es que contando se alivia el corazón y lo que buscamos es que eso sea un recuerdo más y no una historia que está marcada por ellas, hay mujeres que les han matado los esposos e hijos, son historias difíciles de olvidar, pero lo están contando y eso se vuelve un ejemplo de vida” nos cuenta Mariela.

Mariela, quien hace 3 años es la representante legal de ASUDELMA, cuenta con satisfacción que han atendido 350 mujeres y 25 hombres, pero resalta que esta información no llega a las mujeres rurales: “debemos demostrarles que sí podemos formarnos, sí nos podemos organizar y desde que haya mujeres organizadas podemos surgir y mejorar la calidad de vida de nosotras y nuestros hijos”

Mujeres contra la violencia y la dependencia

Para llegar a más mujeres del Caquetá, la Asociación ASUDELMA se ha unido con la Defensoría del pueblo, el Grupo de género de la Gobernación, la Oficina de Género de la Universidad de la Amazonia y con el apoyo del programa Prointcame que es implementado por la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ -Agencia de Cooperación Alemana) y sus contrapartes colombianas, para realizar en otros municipios de la región talleres a mujeres que han sido víctimas del conflicto.

Con los talleres “Mujeres enrutadas y más empoderadas, No más violencia, No más dependencia”, se busca elevar los niveles de conciencia frente a la realidad y la problemática vivida, además de empoderar a las asistentes para que emprendan sus propios negocios, esto como una forma de prevenir la violencia económica.

Asistente en el taller Asudelma

 

“Apoyamos en el tema teórico y Asudelma aporta la experticia en el campo del tejido y de la experiencia de vida como sobrevivientes de las violencias” afirmó Laura Gil, integrante de la dupla de género de la Defensoría.

Descansando un rato, luego de haber realizado un taller, Mariela afirma que su sueño es que Asudelma tenga su propio taller y sea reconocida a nivel nacional como internacional. Además, con las colchas de retazos de los talleres que han realizado piensa encerrar la Fiscalía de Florencia el próximo 25 de noviembre “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, esto como forma de presionar a que se resuelvan los procesos de violencia que aún no se han solucionado.

El país necesita más personas que como Melfi y Mariela, quienes a pesar de lo que han vivido, trabajen en la construcción de paz desde sus regiones, ayudando a otras mujeres que han sobrevivido igual que ellas. Al preguntarle a ambas que han aprendido en todo este proceso, es indudable su respuesta: “Antes éramos mujeres tímidas, pero ahora ya no nos da miedo hablarle a la gente”.

 

María Paula Barrios forma parte del equipo de la GIZ.