Se acabó la guerra. Por fin tenemos una segunda oportunidad en esta tierra.
Por Juan Camilo Maldonado Tovar y Carlos Mejía Walker
Antes de viajar a Cartagena para la firma del Acuerdo Final, Rodrigo Londoño Echeverri —”Timochenko”—, comandante de las Farc, clausuró la X Conferencia de esta guerrilla, y anunció el respaldo unánime de la organización a los Acuerdos de Paz de La Habana. Su discurso se unió al de Iván Márquez, jefe del equipo negociador de las Farc, que horas antes, en una rueda de prensa, también había citado a García Márquez tras declarar que la reconciliación del país “no deja ni vencedores ni vencidos. Ha ganado el país y ha ganado el continente”.
Fue un acto histórico. Frente a “Timochenko” se encontraban buena parte de los delegados a la Conferencia y los cientos de guerrilleros y guerrilleras que han permanecido en Brisas del Diamante, el caserío construido en los Llanos del Yarí para este evento. Sin embargo, lo más diciente de la jornada fueron los invitados especiales distribuidos entre el público: la excongresista liberal Piedad Córdoba; las líderes de la Unión Patriótica Imelda Daza y Aída Avella; el secretario del Partido Comunista, Jaime Caicedo, y otros invitados menos predecibles como el vicerrector de la Universidad Pedagógica, Luis Quiroga; el periodista Álvaro Sierra, y el ex arquero de la Selección Colombia, René Higuita. Junto a ellos, líderes indígenas y campesinos llegaron para presenciar el primer paso en su camino para dejar las armas y transformarse en un movimiento político.
Durante toda la jornada, ¡Pacifista! conversó con delegados de la guerrilla y algunos de sus invitados especiales, para entender cuál será el norte del proceso político que se inicia, así como los elementos que quedan en el tintero luego de una jornada que, sin duda, cambiará las dinámicas políticas del país.
- El compromiso: cumplir el Acuerdo
A excepción de unos cien miembros del Frente Primero que se declararon en disidencia hace un mes, “Iván Márquez” le dio la orden a “todas las estructuras de bloques y de frentes, a nuestros mandos, guerrillerada, milicianos y a toda nuestra militancia fariana” para que el Acuerdo de La Habana sea acogido y respetado.
Las Farc declararon un “compromiso irrestricto con el cumplimiento de todo lo que se ha convenido”, sin embargo, en varias ocasiones recordaron que ahora la bola está en la cancha del gobierno de Juan Manuel Santos. Al fin y al cabo, es el Estado el que deberá poner en marcha todo el proceso de implementación, mientras la guerrilla emprende la ruta de seis meses que debe culminar con su total desarme y reincorporación a la sociedad. No obstante, “Timochenko” reconoció que aunque el Acuerdo lo construyeron las partes “su implementación es de la sociedad colombiana”.
Finalmente, y continuando con la esencia del proceso, le dieron un lugar importante a las víctimas. “Timochenko” declaró que el acuerdo “inaugura un proceso de esclarecimiento de la verdad que es su principal demanda. De reconocimiento de la múltiples responsabilidades, incluidas las nuestras”.
- Las preocupaciones: garantías políticas y de seguridad
Aunque comandantes como “Benkos Biohó” y “Rolando Romero” creen que en esta ocasión el Gobierno les brindará las condiciones suficientes de seguridad, en incontables ocasiones muchos de los guerrilleros de base expresaron su preocupación por este asunto, en especial en las zonas donde operan bandas criminales.
La preocupación es compartida por líderes como Aída Avella, quien le pidió al Gobierno “hacer un esfuerzo para que no se vuelva a repetir lo ocurrido con la Unión Patriótica”, en donde fueron asesinados más de 3.000 militantes luego de los Acuerdos de La Uribe. El “genocidio” de la UP sigue siendo un fantasma recurrente.
A eso se suma la necesidad de que el proceso que arranca garantice las reformas políticas que faciliten una real apertura democrática, que evite la estigmatización de sus militantes y de sus interlocutores. El Representante a la Cámara por el Polo Democrático, Alirio Uribe, nos aseguró que para esto es determinante sacar adelante proyectos de ley que están discutiendo en el Congreso, como el estatuto de la oposición, la reforma al poder electoral y la reforma al sistema de partidos.
- El hecho político: del centralismo democrático a una “gran convergencia nacional”
La Conferencia dio cuenta de que las Farc quieren comenzar a dialogar con la sociedad, y eso lo revela el enorme despliegue logístico para recibir a los 400 medios de comunicación, así como la escena recurrente de guerrilleros y guerrillas con cámaras y trípodes al hombro. Claro está, les queda mucho por aprender, empezando por la organización de ruedas de prensa donde, al comienzo, se pedían con antelación las preguntas y no se permitían las contrapreguntas.
A la Conferencia llegaron algunos de los rostros que, con seguridad, serán protagonistas de las discusiones en torno a la creación de “un gran acuerdo político nacional encaminado a definir las reformas y ajustes institucionales necesarios para atender los retos que la paz demande”, según dijo “Iván Márquez”. Estos rostros podrían incluir a Piedad Córdoba, al senador Iván Cepeda, a las líderes de la Unión Patriótica Aida Avella e Imelda Daza y a Gustavo Petro.
Piedad Córdoba nos dijo que en el futuro próximo “debe haber un espectro muy amplio de todos los sectores, no solamente de la izquierda, sino progresistas, humanistas, que pongan a caminar estos acuerdos”. Gustavo Petro, por su lado, envió a uno de sus hombres de confianza, el ex secretario de Integración Social de su Alcaldía Jorge Rojas, quien leyó el siguiente mensaje: “Hacer política sin armas es un camino que debe conducir a la profundización de la democracia y a los cambios profundos que necesita el país. La historia nos pone en ese camino y yo les propongo que lo transitemos unidos”.
Simultáneamente, las Farc han comenzado a ampliar el diálogo político, y aunque todavía son algo torpes, en sus discursos son cada vez más recurrentes temas como el género, el medio ambiente y los derechos de la población LGBTI. Así por ejemplo, en un rueda de prensa sobre el género, “Pastor Alape” terminó contando anécdotas de la vida guerrillera entre hombres y mujeres –bañarse juntos o el hecho de que las mujeres hicieran las pomadas y aplicaran las inyecciones a los combatientes–, más que dar cuenta de la igualdad lograda en las filas guerrilleras.
- La incógnita: el ELN y el EPL
Varios de los líderes guerrilleros nos expresaron que no sienten temor frente al hecho de que el ELN y el EPL continúen alzados en armas mientras comienza su tránsito a la vida civil. No obstante, los invitados a la Conferencia expresaron que es importante que se insista en el proceso de paz con el ELN, pues este juega un papel clave en la incorporación de sectores sociales a este “frente amplio” que debería surgir luego de la firma del Acuerdo de Paz. Aida Avella invitó al ELN y al EPL a “sentarse a la mesa”, mientras que Piedad Córdoba que “no hay posibilidad de hacer política sin alianzas. Y el summun de la alianza es lograr una paz estable y duradera que además nos pone en la tarea de traer al Ejército de Liberación Nacional para que también lleguemos al mismo acuerdo”.
- La insistencia: una Asamblea Constituyente
Como ya lo habían dicho desde que llegaron a La Habana, las Farc insistieron en que el siguiente paso de este proceso debe darse en dirección a una Asamblea Nacional Constituyente. De hecho, así decidió terminar su discurso Iván Márquez durante el cierre de la X Conferencia.
Lo sorprendente es que la insistencia de las Farc coincide con Gustavo Petro, quien en su mensaje a la guerrilla declaró que de ganar el Sí el 2 de octubre “ejercemos el poder refrendatorio que le pone fin a la guerra”, pero que sólo con la convocatoria “a una asamblea constitucional ejercemos el poder constituyente que abra una era de paz para Colombia”. No obstante, la pregunta que surge es si existen o no las condiciones para jalonar un proceso constituyente con una izquierda dividida y en proceso de constitución.