En las zonas que han estado históricamente en conflicto se están gestando nuevos medios de comunicación y formas de narrar la vida cotidiana.
Las mesas de víctimas de diferentes municipios están creando sus propias piezas comunicativas con miras a visibilizar sus memorias, resistencias y aportes a la construcción de paz. Dramatizados radiales, composiciones musicales, cartillas y fabulas son algunas de las creaciones propias de las víctimas.
Al conocer estas iniciativas, me dí cuenta de que se trata de una verdadera “travesía comunicativa”. No podía llamarse de otra forma el proyecto que les permitió a integrantes de diferentes mesas de víctimas del país compartirle a todos los colombianos sus luchas, sus intereses. Y es que tienen desde un “parrandón por la diversidad”, pasando por un kit de autocuidado para servidores públicos y un libro ilustrado titulado “Desde adentro”.
La mayoría de estas iniciativas las conocí cuando 78 líderes, lideresas y representantes de 21 Mesas Municipales de Participación Efectiva de Víctimas del conflicto armado se encontraron en Bogotá para compartir los resultados de su“Travesía Comunicativa”, proyecto que nació gracias al Programa de Fortalecimiento Institucional para las Víctimas (VISP) de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en alianza con la Fundación Mujer, Arte y Vida – MAVI.
La iniciativa, desarrollada en siete departamentos, cobra relevancia en este momento del país, pues fortalece los esfuerzos comunicativos que ya venían desarrollando las víctimas. Este objetivo se logró, según ellas, gracias a que el diseño del proyecto siempre tuvo bajo la perspectiva diferencial y los retos y oportunidades de marcos normativos que, en teoría, protegen a quienes han sufrido el conflicto armado; la Ley De Víctimas y el 5 punto de los Acuerdos de Paz, por ejemplo.
“Este proyecto es una fiesta por la vida, por la reconciliación y la paz. Lo importante es más el proceso que el resultado”, aseguró el coordinador adjunto del programa de fortalecimiento institucional para las víctimas de la OIM, Jorge Mario Álvarez .
Fue precisamente en esos encuentros de desarrollo de estrategias en donde se presentaron transformaciones como la que le ocurrió a Oscar Javier Casarrubia, víctima de desplazamiento y de desaparición forzada en Córdoba. En un taller, los profesionales de la Fundación MAVI desarrollaron una actividad en la que a cada persona se le ponía un rotulo en la frente. A quienes estaban allí se les preguntaba si compartirían con una persona que tuviese la condición descrita en los papeles. El de Óscar decía gay.
Cuando Óscar lo supo, le generó impresión que los demás no hubiesen dudado en abrazarlo. De experiencias como esas surgió “el parrandón por la diversidad”, una pieza que le apuesta a la música como elemento reconciliador y que reza “somos diferentes, pero nuestro corazón late igual”. También surgió el libro Confucio, la historia de un hombre que se repiensa su relación con lo diferencial; tal y como le ocurrió a Óscar con los que ahora considera sus amigos; los miembros de la Fundación Córdoba Diversa.
La Travesía Comunicativa hace eco de un llamado que las víctimas han hecho por años: las informaciones que salen sobre ellos en los medios de comunicación suelen estigmatizarlos o revictimizarlos, y segundo, generalmente desconocen los contextos y canales por los que ellos acceden a la información.
Así pues, si bien gran cantidad de las piezas expuestas buscan generar conciencia en los demás, (como por ejemplo los dramatizados radiales que líderes de la Mesa de Víctimas en Buenos Aires, Caldono, Miranda y Popayán construyeron para un público que definieron como escéptico de la paz tras votar por el NO), la premisa que dominó en los espacios desarrollados en el Urabá, en el Darién chocoano, en Nariño, en Caquetá, en Antioquia, en el Cauca, en el Chocó y en el Valle del Cauca, fue la de consolidar unos productos que ellos mismos pudiesen consumir y les fueran provechosos en su cotidianidad.
El proyecto se realizó durante seis meses y fue ejecutado en tres grandes fases o momentos. En cada una de las zonas se trazó una cartografía social, se diseñó una estrategia de comunicación territorial, hubo aprendizajes en torno al uso en nuevas tecnologías y se reforzó la necesidad de apropiación y difusión de los derechos de las víctimas.
Por ejemplo, del trabajo grupal entre representantes de la Mesa de Víctimas de Anorí, Remedios y Medellín surgió la intención de poder comunicar historias de re-existencia para la no repetición de violencia. A través del vídeo “Levanto mi voz para que mi historia no se repita”, el libro ilustrado “Desde Adentro” y el dramatizado radial “La Mariposa Esperanza” se visibilizaron —sin exponer a las víctimas—, la recurrencia con que niños, niñas y adolescentes están expuestos a fenómenos como el reclutamiento forzado y la violencia sexual.
Sin embargo, estas piezas comunicativas, las cuales ya se ha empezado a diseminar mediante perifoneo, emisoras, canales de televisión locales, Facebook, grupos de Whatsapp y en sedes de instituciones y puntos clave de atención a víctimas, no se quedan únicamente en procesos de memoria histórica sobre las afectaciones padecidas, sino que también se justifican como aportes a la construcción de paz.
Aparte de caricaturas, trovas, animaciones y memes, hay piezas que tienen un fin pedagógico por excelencia. “Nuestro lema es: en la vida, la guerra es la víctima. Luchamos porque se reconstruyan los derechos del territorio y porque el cuidado sea el lenguaje común”, aseguró Yudi Gómez, víctima del conflicto en el departamento del Caquetá.
De esta manera, las víctimas de San Vicente del Caguán, Cartagena del Chairá, La Montañita y Florencia consideraron clave que quienes brindan atención en los Centros Regionales de Atención a las Víctimas – CRAV, tuviesen un kit con frases, esencias y aceites que les permitiesen brindar una mejor aproximación hacía las víctimas.
Por esa misma línea se enfocó el trabajo de la Mesa de Víctimas de Vigía del Fuerte y Chocó, quienes posicionaron a través de sus creaciones, un mensaje que erradicara estereotipos y estigmatizaciones. “Nuestro eslogan es más que víctimas, somos ciudadanía”. Con estas piezas queremos que las personas dejen de generar prototipos hacia nosotros; sufrir un hecho victimizante no nos hace menos y no nos debe alejar de la posibilidad de hacer parte de la institucionalidad”, mencionó Yaila Mena, integrante de la Fundación Mujer y Vida del departamento del Chocó.
Estas son algunas de las iniciativas comunicativas de las víctimas que participaron en este proyecto:
Memes para redes sociales – Cauca
Afloja, no seas indiferentes con la paz – Cauca
Parrandón por la diversidad – Córdoba
Canción Cocorobé de la participación – Chocó
Pasacalles “Más que víctimas somos ciudadanía – Chocó
Serie de vídeos “Soy y reclamo” – Chocó
Vídeo documental, Levanto mi voz para que mi historia no se repita Antioquia
Serie radial La Travesía de Doña María – Caquetá