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Ahora Los Urabeños tienen himno, oración y hacen crítica literaria
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Ahora Los Urabeños tienen himno, oración y hacen crítica literaria

Staff ¡Pacifista! - mayo 2, 2016

En su sitio web, Los Urabeños insisten en usar la imagen de Jorge Eliécer Gaitán. Publican comunicados, noticias, caricaturas y hasta reseñas de libros.

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Seguramente aquel vallenato que empezaba con una ráfaga de fusil y seguía con un grito alcoholizado de Poncho Zuleta había sido hasta ahora lo más parecido a un himno que se les conocía a los paramilitares. Esa canción, la del “viva la tierra paramilitar, vivan los paracos, no joda”, era, tal vez, la única que los exaltaba sin prevenciones.

Salvo referencias a narcos o a uno que otro dirigente político que terminaría preso tiempo después —de la lista hacen parte Jorge Gneco, Trino Luna, Kiko Gómez y hasta “Marquitos” Figueroa—, a los paramilitares, a diferencia de la guerrilla que hasta tiene videos de sus cantantes, no se les conocía ningún interés por hacer música de adoctrinamiento o por lo menos canciones dirigidas a sus integrantes de base.

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Pero ahora no se trata de mensajes dispersos ni de menciones a los capos o a las personalidades de la política que promovieron al paramilitarismo. Los Urabeños, el mismo grupo que insiste en que se les llame Autodefensas Gaitanistas de Colombia y en que son un actor político del conflicto, resultaron con himno y de paso encimaron su oración oficial.

En el himno hablan de las “armas de la libertad”, de “Bolívar, Nariño y Gaitán” y hasta de redimir al pueblo del “yugo opresivo”. Lo canta un tipo con acento marcado que le pone voz a una marcha, una secuencia electrónica que suena bastante casera.

Con acento sublime entonemos

las notas gloriosas del himno triunfal

por la paz de Colombia adelante,

salve armas de la libertad

La oración está a cargo de otra voz, también puesta sobre una secuencia. No está dirigida a un santo en particular ni se consagra a nada. En realidad, más que una oración, parece un verso de batalla, que en medio de unas cuantas rimas habla de la patria y de la ausencia del Estado.

En los campos labrando el futuro

empuñando fusil y equipo

campesinos defenderé,

de la opresión enemiga al país defenderé.

Y hasta reseñan libros

Ambos audios están publicados en un sitio en internet donde ese grupo armado cuelga desde hace algunos días sus comunicados, una versión bastante imprecisa sobre su propia historia, unas cuantas noticias fusiladas de otros medios y hasta una biografía de Jorge Eliécer Gaitán. Esa página, dice en el primer pantallazo, es el “órgano de difusión” de su “pensamiento y logros político sociales”.

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Pero el contenido del sitio en internet de Los Urabeños no se queda ahí. Además de varias caricaturas y de una sección “editorial” donde la única publicación cuestiona la idea de que su paro armado de finales de marzo fue producto de la intimidación, esa organización publica tres reseñas de libros.

Los elegidos son La Tormenta, de Germán Castro Caycedo, ¿Por qué Fracasa Colombia?, de Enrique Serrano, y A lomo de mula, de Alfredo Molano. Es precisamente Molano quien sale más mal librado de la ‘crítica literaria’ de los “gaitanistas” que, parece, de verdad se pusieron en la tarea de leerlo.

La reseña empieza criticando la forma. Dice que el libro recoge varios trabajos periodísticos hechos por Molano para El Espectador, “no es que éste sea un pecado en si (SIC) mismo, pues hay varios libros que nacieron como producto de crónicas periodísticas. Pero al presentarlo como un solo texto, debería haber un trabajo de curaduría, como se denominaría en el arte”, dice la reseña.

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De la forma pasan al contenido. Dicen que las crónicas lucen “demasiado reiterativas”, que eso “le resta poder e interés a un libro que habría podido ser otra cosa”. Luego, afirman que, “por lo demás, es evidente la simpatía que Molano tiene acerca de las gestas guerrilleras, y de figuras emblemáticas de las Farc como Pedro Antonio Marín (Tirofijo) o Luis Alberto Morantes (Jacobo Arenas), con descripciones que refuerzan su leyenda”.

Al final, se atreven incluso a decir cuál es el momento “más lúcido” del libro: “Es cuando el autor hace una breve reflexión, al estar transitando por la arisca geografía para llegar a la vereda de Marquetalia, en donde señala que en cincuenta años nada ha cambiado en la zona, y que tanta lucha y sufrimiento, sobre todo de los inermes campesinos, no ha valido la pena, ya que continúan en la misma situación, sin que la lucha revolucionaria de la guerrilla les haya significado mejoras en su calidad de vida”.

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La reseña, como en el caso de las otros dos —el de Serrano lo califican como “un libro muy interesante, sobre el cual deberían hacerse intensos debates”, y el de Castro Caycedo como “un amargo libro del autor de un libro que por cierto se llama así, ‘Colombia Amarga’” — la firma un tal “EQUIPO POLÍTICO”, sin más.

Seguramente, sea el mismo “equipo político” que le puso letra beligerante y emancipatoria a su himno, el mismo de los comunicados que hablan de la justicia social, de las clases populares y de reivindicaciones sociales, el mismo equipo que está detrás de la idea de disfrazar con alguna ideología a la que seguramente es hoy la estructura mafiosa más grande de Colombia.