Conversamos con la mujer que encabeza Active Citizens, uno de los programas no gubernamentales que busca fortalecer la capacidad de liderazgo en las regiones.
En el transcurso de 2019, según nuestro registro, 54 líderes sociales han sido asesinados en Colombia. Desde que comenzó a implementarse el Acuerdo de Paz en diciembre de 2016, un total de 206 líderes y defensores de derechos humanos han sido asesinados. La población civil se ha movilizado, el gobierno Santos creó un cuerpo élite de Policía para prevenir los casos, la Fiscalía también le asignó este tema a una dependencia específica y recientemente el gobierno de Iván Duque lanzó el Plan de Acción Oportuna (PAO) para protegerlos. Sin embargo, la violencia sigue en ascenso: ningún programa ha sido efectivo, al menos por ahora.
Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de hablar con Rose Williams, directora de proyectos en el departamento de Sociedad del British Council, sobre las estrategias que están implementando en diferentes departamentos del país para fortalecer el liderazgo social. Le contamos que en ¡Pacifista! hemos seguido de cerca los procesos y las movilizaciones por los líderes. Y hemos encontrado, lamentablemente, que no han sido útiles par protegerlos a ellos ni a sus causas.
Williams actualmente coordina un proyecto que se llama ‘Active Citizens”(ciudadanos activos) el cual busca fortalecer el liderazgo social en regiones en conflicto. De hecho, el programa existe hace 10 años y se ha implementado en 68 países. En Colombia lleva dos años y lo han aplicado en 16 departamentos, capacitando, según el British Council, a 51 facilitadores y vinculando a 1.571 líderes, incluyendo excombatientes y víctimas del conflicto. En general, 7.500 personas, incluyendo a familias y comunidades locales, han participado en los talleres que ofrecen en el programa.
Active Citizens varía dependiendo del país de implementación. En Filipinas priorizaron capacitaciones en economías agrícolas, en Uganda se fortalecieron proyectos de acción social para prevenir el VIH, en otros países invirtieron en música y teatro. En Colombia, la prioridad debe ser el fortalecimiento de la sociedad civil. Así nos lo dijo Rose. Y tiene sentido en la medida en que existen municipios en donde la violencia ha silenciado a las comunidades durante décadas y les ha quitado las herramientas democráticas para decidir sobre el futuro y el territorio en el que habitan.
El proyecto se ha desarrollado en municipios como Buenos Aires, El Tambo, Planadas, Orito, Villa Garzón, Fonseca,San Vicente del Caguán, San José del Guaviare; todos territorios afectados por el conflicto armado. En Colombia se han centrado en trabajar en proyectos productivos, agropecuarios, de ecoturismo, entre otros. Según Williams, en los dos años de implementación se han planteado 194 iniciativas promovidas por líderes sociales. A continuación la charla que tuvimos con Rose sobre este proyecto y el liderazgo social en general.
Cuéntanos un poco más sobre Active Citizens…
Comenzamos a implementarlo en 2017 con un enfoque de trabajo con jóvenes. Hicimos una alianza con el PNUD y con el programa ‘Manos a la paz’ para llegamos a zonas afectadas por el conflicto. Hicimos un piloto para trabajar con 21 jóvenes, abordando temas de memoria histórica, cultura y paz. Los jóvenes trabajaron cuatro meses implementando proyectos de acción social y voluntariado. Después continuamos trabajando en capacitaciones sobre participación política.
Posteriormente trabajamos con jóvenes de la Universidad de Caldas en temas de educación rural, pensando en la formulación de políticas públicas. Después capacitamos a 142 jóvenes en alianza con el Consejo Noruego para los Refugiados. En el grupo había excombatientes, víctimas, victimarios y habitantes de La Macarena. En ese entonces trabajamos con el programa ambientes para la paz, involucrando a diferentes actores.
¿Luego hicieron un proyecto específico para líderes sociales?
En estos dos años hemos trabajado con más de 1.500 líderes sociales: los capacitamos en participación política y negociación y en otras herramientas básicas de planeación para la formulación de proyectos. Esto lo hicimos en 24 municipios en donde es necesario que ellos puedan incidir en las políticas públicas, principalmente las que afectan el desarrollo rural. En ese momento empezamos una alianza con la Agencia de Renovación del Territorio (ART) para capacitar a los líderes en proyectos para que ellos lograran ser activos en la formulación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).
Lo que intentamos hacer en los talleres es que los líderes piensen en el tipo de iniciativas que pueden ayudar a sus comunidades y que sean sostenibles económicamente. Nos hemos dado cuenta de que las habilidades de planeación de proyectos son muy importantes para lograr cambios de base. Creemos que los líderes están logrando cambios de abajo hacia arriba y por eso nosotros les ayudamos con herramientas y con acompañamiento posterior.
¿Y cuáles son esos objetivos finales?
Nuestro programa global tiene como fin que cada líder tenga la capacidad para influir en las políticas públicas que afectan a su comunidad y su territorio. La idea es que las capacidades que aprendan las utilicen para el bien de toda la comunidad. Esto tiene también una idea de fondo: las soluciones no tienen que venir necesariamente desde el gobierno sino desde cada uno de ustedes. Esos cambios se pueden dar y también pueden ser sostenibles.
En Colombia hay un problema central de tierras, ¿cómo puede incidir un proyecto de este tipo a resolver problemas como este?
Nosotros no funcionamos como entidades políticas ni buscamos hacer participación política con partidos o algo por el estilo. Lo que sí nos interesa es que los líderes sociales puedan ser agentes políticos. Por ejemplo, ahora que hablas de tierras, la sustitución de cultivos necesita líderes que puedan llevar a cabo las alternativas y sin duda existen, porque conocen su tierra y saben qué puede funcionar. Nosotros les ayudamos a pensar cómo sacar adelante esos proyectos.
Te doy un ejemplo: en una vereda nos dijeron: aquí necesitamos un colegio. El problema, después de discutir, era que los niños y los jóvenes que no estaban en el colegio estaban en actividades que no les beneficiaba y que había otros problemas sociales. El problema no era tanto el edificio y la construcción del colegio, sino que era mucho más profundo y eso lo reflexionamos con ellos.
Con los cultivos ha pasado algo similar: si vemos el problema desde un punto distinto, lo mismo sucederá con la solución, que puede ser muy interesante y mucho más amplia. En Colombia hay un capital social muy grande y unas redes de apoyo muy importantes que vale la pena fortalecer.
En las zonas que están trabajando hay un conflicto que persiste, por eso me surge la pregunta sobre cómo pueden tomar estas decisiones con la presión de los grupos armados…
Nuestro enfoque sí consiste en trabajar en zonas afectadas por el conflicto, por eso hemos cubierto ocho regiones que incluyen departamentos como Guaviare, Putumayo y Córdoba. Lo que tenemos claro es que si queremos generar cambios tenemos que hacerlos en zonas donde realmente se necesitan. A veces nos ha tocado parar actividades por problemas de seguridad, esa es la verdad.
¿Cuántos líderes están participando?
Seguimos con 1.571 líderes, entre ellos hay excombatientes de las Farc y víctimas del conflicto. También tenemos grupos importantes de indígenas y afrosdescendientes.
¿Cuál es el trabajo que van a hacer a largo plazo?
Cuando comenzamos con la intervención hicimos un diagnóstico sobre las necesidades de los municipios y los corregimientos. Después analizamos las habilidades de liderazgo para que los líderes comenzaran a tener incidencia en formulación de proyectos a nivel departamental y después regional. Todos vinieron a Bogotá a compartir experiencias y a crear nuevas redes. Les dimos apoyo en la parte técnica y nos reunimos de nuevo para sacar adelante los proyectos y hacerle seguimiento a planes como los PDET. La idea es que estos proyectos sigan creciendo y logremos ampliar la incidencia en otros municipios.
Además la implementación del Acuerdo de Paz tiene un periodo de 10 años…
Nosotros no tenemos muy claro hasta qué año nos alcance la financiación, pero nuestra idea es que más allá del tiempo de intervención los líderes queden con unas capacidades aprendidas y una metodología que los ayude en los próximos proyectos o coyunturas que vengan. Nosotros les hemos dicho a los líderes que compartan los conocimientos con otras personas para que puedan diseñar proyectos fuertes. Y esos proyectos ellos ya los están formulando, de hecho están construyendo paz desde sus territorios. La idea es que como sociedad civil los rodeemos y los acompañemos.