Aunque el Gobierno había retirado las autorizaciones, ya se anunció que se afinarán los protocolos para que esos procesos continúen.
La más reciente crisis de las conversaciones entre el Gobierno y las Farc quedó saldada. Así lo anunciaron el miércoles los países garantes del proceso de paz. Luego, el jefe negociador del Gobierno, Humberto De la Calle, confirmó que se había superado la “situación conflictiva de los últimos días”.
En el centro del debate se encuentra la pedagogía, el instrumento que ambas partes han querido poner en marcha para que se conozcan en detalle los acuerdos que se han logrado en la negociación, y los efectos prácticos que lo pactado tendrá sobre la vida de los colombianos, combatientes y no combatientes.
Aunque hay acuerdo sobre la necesidad de avanzar en ese camino, la aparición la semana anterior de decenas de guerrilleros armados escoltando a tres negociadores de las Farc que echaban discursos en la plaza de Conejo, un corregimiento de Fonseca, en La Guajira, generó un ambiente de tensión que poco se esperaba en esta etapa del proceso.
(Vea también: Hablamos con la gente de Conejo. Así fue la pedagogía armada de las Farc en La Guajira)
El problema radica en que, según el Gobierno, la pedagogía de las Farc debería limitarse a sus integrantes, de otra manera y mientras no se haya logrado su desmovilización, se convertiría en proselitismo armado. Por ello, desde el año anterior se autorizó que negociadores guerrilleros viajaran a campamentos y, con su militancia, discutieran sobre la negociación.
Lo que quedó claro en esas autorizaciones, según dijeron De la Calle y el propio presidente Santos, es que nada tienen que hacer esos negociadores guerrilleros en contacto con la población civil.
Entonces, en medio de la crisis que se desató por lo sucedido en La Guajira, una de las primeras decisiones del Gobierno fue suspender las autorizaciones que habían permitido, hasta ese momento, según explicó el Presidente, cinco espacios de pedagogía entre combatientes guerrilleros.
Sin embargo, la declaración de Humberto De la Calle al reconocer que las dificultades quedaron superadas, dejó claro que no serán suspendidas las autorizaciones, sino que se modificará el protocolo utilizado para ese fin.
(Vea también: Las preguntas que deja el proselitismo de las Farc en La Guajira)
“Tiene enorme lógica para el Gobierno que los dirigentes de las Farc puedan explicar a los miembros de su base qué es lo que estamos discutiendo en La Habana. Lo que no puede es repetirse lo que ya ocurrió. Por esa razón trabajaremos minuciosamente en ajustar los protocolos de esas visitas para garantizar que esto no ocurra, pero en todo caso para garantizar también, porque esto es conveniente para el proceso, que las Farc puedan hacer su tarea pedagógica rigurosamente dentro de los protocolos que se acuerden”, dijo el jefe negociador.
John Fernando Mesa es el coordinador en Antioquia de Redepaz, organización que ha articulado el trabajo de diferentes organizaciones y que ha liderado los procesos de pedagogía para la paz desde la sociedad civil.
Desde su punto de vista, la importancia de que no se suspendan los procesos para que las filas guerrilleras conozcan los acuerdos de La Habana radica en que no solo se refuerza la unidad de las Farc en torno a la negociación, sino que también se envía un mensaje al resto del país sobre su voluntad de abandonar la vía armada.
“Es muy importante que se den estos espacios pedagógicos porque así la sociedad puede evidenciar que para ellos las armas ya no son importantes, sino que están trabajando en la construcción de paz con sus bases, para explicarles qué es lo que se está firmando y por qué se está haciendo la paz”, dice Mesa.
Sin embargo, dice que esos procesos en los que ya trabaja la guerrilla no parecen haber avanzado por parte del Gobierno. “Hay que pedirle al Gobierno que haga lo mismo también con sus bases, que son los ciudadanos, que se explique qué es lo que se está haciendo, que se jalone un nuevo ambiente alrededor de la paz. Siento que ese proceso se ha quedado corto”.
Por su parte, Ariel Ávila, coordinador del observatorio de la Fundación Paz y Reconciliación explica que así como la ciudadanía tiene desconfianzas sobre el proceso, lo mismo ocurre dentro de las filas guerrilleras. “La gente dice que las Farc no van a cumplir, que van a seguir en el narcotráfico o que se van a convertir en ‘farcrim’. En las bases de las Farc pasa exactamente lo mismo, se dice que no les van a cumplir, que los van a masacrar como a la UP, que no les van a dar tierras o proyectos productivos. Entonces, como los miedos son iguales, las Farc también necesitan socializar”.
Ávila agrega que esos escenarios son “como el referendo” para la guerrilla. Dice que la posibilidad de discutir con sus combatientes el alcance de los acuerdos es determinante para lograr la firma definitiva del proceso. “Ahora, no son solamente son sus combatientes, sino que tienen sus bases, sus primos, su familias, sus comunidades, es una guerrilla de 50 años. Por eso no hay que tener miedo de que esta gente socialice y haga política, a lo que hay que tenerle miedo es a que lo hagan con la armas”.
La más reciente crisis de las conversaciones entre el Gobierno y las Farc quedó saldada. Así lo anunciaron el miércoles los países garantes del proceso de paz. Luego, el jefe negociador del Gobierno, Humberto De la Calle, confirmó que se había superado la “situación conflictiva de los últimos días”.
En el centro del debate se encuentra la pedagogía, el instrumento que ambas partes han querido poner en marcha para que se conozcan en detalle los acuerdos que se han logrado en la negociación, y los efectos prácticos que lo pactado tendrá sobre la vida de los colombianos, combatientes y no combatientes.
Aunque hay acuerdo sobre la necesidad de avanzar en ese camino, la aparición la semana anterior de decenas de guerrilleros armados escoltando a tres negociadores de las Farc que echaban discursos en la plaza de Conejo, un corregimiento de Fonseca, en La Guajira, generó un ambiente de tensión que poco se esperaba en esta etapa del proceso.
El problema radica en que, según el Gobierno, la pedagogía de las Farc debería limitarse a sus integrantes, de otra manera y mientras no se haya logrado su desmovilización, se convertiría en proselitismo armado. Por ello, desde el año anterior se autorizó que negociadores guerrilleros viajaran a campamentos y, con su militancia, discutieran sobre la negociación.
Lo que quedó claro en esas autorizaciones, según dijeron De la Calle y el propio presidente Santos, es que nada tienen que hacer esos negociadores guerrilleros en contacto con la población civil.
Entonces, en medio de la crisis que se desató por lo sucedido en La Guajira, una de las primeras decisiones del Gobierno fue suspender las autorizaciones que habían permitido, hasta ese momento, según explicó el Presidente, cinco espacios de pedagogía entre combatientes guerrilleros.
Sin embargo, la declaración de Humberto De la Calle al reconocer que las dificultades quedaron superadas, dejó claro que no serán suspendidas las autorizaciones, sino que se modificará el protocolo utilizado para ese fin.
“Tiene enorme lógica para el Gobierno que los dirigentes de las Farc puedan explicar a los miembros de su base qué es lo que estamos discutiendo en La Habana. Lo que no puede es repetirse lo que ya ocurrió. Por esa razón trabajaremos minuciosamente en ajustar los protocolos de esas visitas para garantizar que esto no ocurra, pero en todo caso para garantizar también, porque esto es conveniente para el proceso, que las Farc puedan hacer su tarea pedagógica rigurosamente dentro de los protocolos que se acuerden”, dijo el jefe negociador.
John Fernando Mesa es el coordinador en Antioquia de Redepaz, organización que ha articulado el trabajo de diferentes organizaciones y que ha liderado los procesos de pedagogía para la paz desde la sociedad civil.
Desde su punto de vista, la importancia de que no se suspendan los procesos para que las filas guerrilleras conozcan los acuerdos de La Habana radica en que no solo se refuerza la unidad de las Farc en torno a la negociación, sino que también se envía un mensaje al resto del país sobre su voluntad de abandonar la vía armada.
“Es muy importante que se den estos espacios pedagógicos porque así la sociedad puede evidenciar que para ellos las armas ya no son importantes, sino que están trabajando en la construcción de paz con sus bases, para explicarles qué es lo que se está firmando y por qué se está haciendo la paz”, dice Mesa.
Sin embargo, dice que esos procesos en los que ya trabaja la guerrilla no parecen haber avanzado por parte del Gobierno. “Hay que pedirle al Gobierno que haga lo mismo también con sus bases, que son los ciudadanos, que se explique qué es lo que se está haciendo, que se jalone un nuevo ambiente alrededor de la paz. Siento que ese proceso se ha quedado corto”.
Por su parte, Ariel Ávila, coordinador del observatorio de la Fundación Paz y Reconciliación explica que así como la ciudadanía tiene desconfianzas sobre el proceso, lo mismo ocurre dentro de las filas guerrilleras. “La gente dice que las Farc no van a cumplir, que van a seguir en el narcotráfico o que se van a convertir en ‘farcrim’. En las bases de las Farc pasa exactamente lo mismo, se dice que no les van a cumplir, que los van a masacrar como a la UP, que no les van a dar tierras o proyectos productivos. Entonces, como los miedos son iguales, las Farc también necesitan socializar”.
Ávila agrega que esos escenarios son “como el referendo” para la guerrilla. Dice que la posibilidad de discutir con sus combatientes el alcance de los acuerdos es determinante para lograr la firma definitiva del proceso. “Ahora, no son solamente son sus combatientes, sino que tienen sus bases, sus primos, su familias, sus comunidades, es una guerrilla de 50 años. Por eso no hay que tener miedo de que esta gente socialice y haga política, a lo que hay que tenerle miedo es a que lo hagan con la armas”.
Por ahora resta esperar cuáles serán esos nuevos protocolos que se pondrán en marcha. De acuerdo con los anuncios del miércoles, los negociadores guerrilleros que protagonizaron el acto político en Conejo regresarán a La Habana en las próximas horas y luego hará lo mismo la delegación del Gobierno. Esos nuevos protocolos y la forma como podrían agilizarse las conversaciones de cara al 23 de marzo, la fecha acordada para llegar a un acuerdo final, harán parte de la agenda que empezará a desarrollarse una vez se normalicen las conversaciones.
en Conejo regresarán a La Habana en las próximas horas y luego hará lo mismo la delegación del Gobierno. Esos nuevos protocolos y la forma como podrían agilizarse las conversaciones de cara al 23 de marzo, la fecha acordada para llegar a un acuerdo final, harán parte de la agenda que empezará a desarrollarse una vez se normalicen las conversaciones.